¿Qué es el suelo?

El suelo es la fina capa de la superficie que sostiene a todas las plantas terrestres y por lo tanto a todos los seres vivos que dependen de ellas. Esto incluye a todos los animales terrestres, los microorganismos y por supuesto al ser humano. Es un recurso natural no renovable, considerado la principal fuente de sustento de la vida en la Tierra, tanto para el mantenimiento de los ecosistemas naturales como en la agricultura.

Día Mundial del Suelo

De los 32 tipos de suelo, según los sistemas de clasificación, México cuenta con 25. Lo que indica una amplia diversidad de riqueza y diversidad biológica que contribuyen en los procesos naturales encargados de mantener el ciclo del carbono, con la regulación de la temperatura, con los procesos hídricos, así como con la disponibilidad de nutrimentos para los cultivos. Contamos con una superficie territorial de 2 millones de kilómetros cuadrados, de los cuales, el 14% está clasificada por el INEGI como superficie de agrícola (18 millones de hectáreas). Sin embargo, debido a la degradación del suelo provocada por la actividad agrícola, en el país estamos experimentando una pérdida acelerada de la superficie cultivable.

Este proceso de degradación comenzó con el surgimiento de la llamada “revolución verde” que se basa en el incremento de la producción agrícola mediante el uso de fertilizantes químicos y pesticidas, además del uso de técnicas mecanizadas. Este sistema ha provocado la degradación masiva de este valioso recurso.

Dentro de estas prácticas las causas principales de la degradación del suelo son:

  1. Pérdida del equilibrio en la microbiología del suelo, tanto en la diversidad, como en la cantidad de microorganismos en prácticamente el 100% del suelo agrícola.
  2. Eliminación de la cubierta vegetal.
  3. La erosión.
  4. El ensalitramiento (acumulación de sales) y la sodicidad (Exceso de sodio).
  5. La compactación.
  6. El encostramiento del suelo.
  7. La disminución de la materia orgánica del suelo.
  8. La pérdida de nutrientes vegetales.
  9. La acumulación de sustancias tóxicas (contaminación).

 

Como consecuencia de este mal manejo también aumenta la pérdida de superficies naturales, ya que cuando las tierras deterioradas dejan de ser productivas, los agricultores transforman nuevas tierras a la agricultura para mantener el nivel de producción. Para 2011, en México se habían transformado alrededor de 55.9 millones de hectáreas de vegetación natural a otros usos del suelo, es decir, cerca del 29% del territorio. Esto ha provocado que el 64% de los suelos presente diferente grado de deterioro y que sólo el 36% no tenga degradación aparente y mantenga actividades productivas sustentables. Esto significa que, si no hacemos algo para revertir esta situación, la producción de alimentos, de materias primas y la disponibilidad de agua se verán seriamente comprometidos en pocos años.

Para que el suelo funcione adecuadamente debe mantener ciertas características físicas y químicas, además de una intensa actividad biológica. Entre estas características destacan:

  1. El contenido de materia orgánica, que son restos de animales y plantas descompuestos o en proceso de descomposición. Esta materia orgánica tiene una gran cantidad de Carbono.
  2. El contenido y disponibilidad de nutrientes: Todos los seres vivos tenemos los mismos bloques de construcción en nuestras células, los cuales son átomos de Carbono, Hidrógeno, Oxígeno, Nitrógeno, Fósforo, Azufre y muchos otros que se encuentran en pequeñas cantidades. Las plantas toman algunos de estos nutrientes del suelo, los cuales posteriormente pasan a los demás seres vivos cuando se las comen o cuando se comen unos a otros.
  3. La porosidad, que es indispensable para que el agua y el aire se infiltren en el suelo. Esta característica se mantiene gracias a que las partículas del suelo se encuentran empaquetadas en pequeños gránulos llamados agregados. Estos agregados además ayudan a proteger la materia orgánica, a los nutrientes minerales y a los organismos del suelo.
  4. La actividad biológica, que es llevada a cabo por una gran cantidad de animales pequeños y microorganismos, los cuales, junto con las plantas, ayudan a mantener todas las funciones antes mencionadas. Realmente el suelo es fabricado en conjunto entre las plantas y los demás seres vivos que habitan en el suelo, sin embargo, este proceso tarda miles de años en completarse, por eso se considera un recurso no renovable.

 

Todas las funciones del suelo dependen de que estás características se mantengan en óptimas condiciones. Con suelos fértiles y saludables somos capaces de mantener la producción de alimentos, de aprovechar el agua que se infiltra al subsuelo o fluye sin contaminantes a los ríos y lagos, de producir materias primas y biocombustibles totalmente renovables, además de ayudar a mantener la biodiversidad que es imprescindible para nuestra propia subsistencia. Un ejemplo claro de esto es el mantenimiento de la población de abejas y otros polinizadores, sin los cuales no podríamos producir la mayor parte de los cultivos de los que dependemos.

 

¿Cómo frenamos el deterioro de los suelos?

Es más sencillo de lo que parece. Sólo tenemos que transformar el actual modelo de producción agrícola por uno que sea más sustentable, es decir, que sea capaz de mantener y regenerar los suelos agrícolas, pero al mismo tiempo resulte productivo y rentable para los agricultores. Para conseguirlo, uno de los principales ejes de esta transformación se encuentra en el uso de la biotecnología, que no es más que el empleo del conocimiento que tenemos sobre los seres vivos para elaborar desarrollos tecnológicos que sean aplicados en la producción agrícola.

 

Entre estos desarrollos algunos de los más importantes son el empleo de productos basados en microorganismos del suelo, para formular los productos conocidos como biofertilizantes y biopesticidas. Estos son productos naturales y cuyo desarrollo consiste en realizar el aislamiento y la selección de los microorganismos más adecuados para la producción agrícola, así como el desarrollo del proceso de producción industrial.

Estos productos agro-biotecnológicos, tienen la capacidad de incrementar la productividad y la sustentabilidad de los cultivos gracias a que:

  • Incrementan la eficiencia en el uso de los fertilizantes (los fertilizantes son insumos altamente ineficientes y caros). En condiciones normales sólo se aprovecha alrededor del 30% del fertilizante aplicado y el 70% restante causa graves problemas de contaminación de los cuerpos acuáticos, de salinización del suelo y de incremento en las emisiones de gases de efecto invernadero, así que al incrementar su eficiencia se puede disminuir su uso significativamente y así minimizar los problemas que generan.
  • Son regeneradores del suelo. Los microorganismos del suelo son, junto con las plantas, los encargados de fabricar los suelos, por lo tanto son los regeneradores naturales de este recurso. Lo consiguen al fabricar moléculas capaces de recuperar la estructura dañada por el manejo intensivo del suelo, uniendo las partículas más pequeñas llamadas microagregados para formar gránulos más grandes (macroagregados). De esta forma se recupera la porosidad, la capacidad de retención de agua y diversas propiedades más relacionadas con la fertilidad de los suelos.
  • Mejoran la fertilidad y permiten aprovechar los nutrientes de difícil disponibilidad del suelo. Algunos problemas de fertilidad se deben a que los nutrimentos minerales no pueden ser aprovechados por las plantas si los microorganismos no les ayudan a hacerlos disponibles. Elementos como el nitrógeno, que se encuentra en el aire y que es transformado químicamente en amonio por las bacterias fijadoras de nitrógeno para su posterior aprovechamiento en el suelo, o como el fósforo, el potasio y los micronutrientes, que pueden estar atrapados en el suelo y que son liberados por los microorganismos solubilizadores o descomponedores.
  • Ayudan a mantener a los cultivos sanos, al fortalecer sus defensas y protegerlos contra plagas y enfermedades, estos microorganismos benéficos pueden ayudar a disminuir el uso de pesticidas tóxicos.
  • Ayudan a incrementar la materia orgánica de los suelos, permitiendo recuperar la fertilidad del suelo
  • Aumentan el secuestro de CO2 atmosférico, ayudando así a mitigar el cambio climático.

 

Gracias a estos beneficios, los productos biotecnológicos basados en microorganismos tienen el potencial de ayudar a mantener la producción de alimentos necesaria para una población creciente, sin comprometer la capacidad futura de nuestros suelos para producirlos y todo esto sin necesidad de abusar en el uso de agroquímicos tóxicos y altamente contaminantes.

 

Los suelos agrícolas son nuestra principal esperanza contra el cambio climático

Los suelos y su cubierta vegetal siempre han ayudado a regular el clima del planeta. Cuando el suelo tiene una cubierta vegetal, gran parte de la radiación solar se refleja de vuelta al espacio, lo que ayuda a regular el clima y, por el contrario, cuando el suelo se encuentra desnudo absorbe más calor.

 

Como se mencionó anteriormente, el suelo tiene una gran cantidad de materia orgánica, esta materia orgánica está compuesta principalmente por carbono. De hecho el cuerpo de todos los seres vivos está formado principalmente por dicho elemento. Este carbono es el mismo que contienen los combustibles fósiles (petróleo, gasolina, carbón) y es el mismo que se encuentra en el dióxido de carbono, el gas de efecto invernadero que estamos liberando en grandes cantidades y que provoca el cambio climático.

 

Sin embargo, el CO2 no es un gas tóxico como tal, de hecho, es un nutriente que las plantas aprovechan para obtener el carbono que necesitan para fabricar azúcar por medio de la fotosíntesis y posteriormente todas las moléculas de sus células, es decir toda su materia orgánica. El problema es que este gas ayuda a retener el calor en el planeta, por lo que su exceso es el que genera el sobrecalentamiento. Así que, para disminuir el CO2 de la atmósfera, todo lo que tenemos que hacer es fomentar la producción y conservación de la materia orgánica que producen nuestros cultivos, transformando así el problema del exceso de gases de efecto invernadero en una solución a la pérdida de fertilidad del suelo. La buena noticia es que esto es muy fácil de lograr mediante el uso de los Biofertilizantes microbianos, que estimulan el crecimiento de las plantas, ayudando a que capturen más CO2 y lo transformen en materia orgánica que eventualmente se acumulará en el suelo. Si a esto le sumamos su capacidad para incrementar la eficiencia de los fertilizantes y así reducir su uso, también disminuimos la huella de carbono que genera la fabricación, transporte y aplicación de estos insumos.

Por Cesar F. González Monterrubio, Arturo Jimenez-Martínez y Paula Medina-Morales

Aumentaría en 25% rendimiento del cultivo de maíz, con este producto.
Para contar con un programa gubernamental en el que se impulse el uso de biofertilizantes para aumentar los rendimientos en el cultivo del maíz, se requiere 19 por ciento de lo que se destina a, por ejemplo, Programa de Incentivos para Productores de Maíz y Frijol (Pimaf ).
Con una inversión de 500 millones de pesos, dispersados en una superficie de un millón de hectáreas de maíz y el uso de biofertilizantes, sería posible incrementar el rendimiento en un 25 por ciento, que en el caso de pequeños productores y principalmente del sur del País, oscila entre 2 y 2.5 toneladas, refirió Marcel Morales, director de Biofábrica Siglo XXI, empresa dedicada a la comercialización de biofertilizantes.

Dicho monto es mucho menor que los 2 mil 586 millones de pesos que, después de la ampliación, se destina- ron como presupuesto 2018 al Pimaf.
La propuesta se está enviando a los equipos de campaña de los candidatos a la presidencia del País, con el fin de que se incluya en el programa de Gobierno del próximo sexenio del candidato ganador, y no se continue con el despilfarro de recursos, explicó el también investigador.
“Estamos haciendo un despilfarro de recursos sin ningún sentido porque nunca nos han dado esos resultados”, afirmó Morales.
Dijo que las políticas públicas para la productividad del campo no suelen meditarse, es decir, se hacen por inercia, e incluso en algunos casos los recursos no llegan a los productores.

“Uno de los grandes problemas que tenemos en la cuestión de las políticas (públicas) es que llegamos a una inercia y en la medida que se
va gastando, pues va generando más problemas que soluciones (…). Yo te puedo decir que el dinero de esos programas, que andan por ahí, pues una parte importante se va al bolsillo de quien sabe quién.
“O la otra, son negocios de estar metiendo insumos que no sirven o insumos bastantes cuestionables, pero son negocios que ya tienen muchos años funcionando”, detalló.
La diferencia de los valores se debe a que en la propuesta de Biofábrica Siglo XXI se incluiría el uso de biofertilizantes, creados a partir de microorganismos, pues las bacterias tiene la capacidad de aprovechar el nitrógeno atmosférico y después dárselo de alimento a la planta, aspecto que los hace menos costosos que los fertilizantes químicos.
Por ejemplo, para una hectárea de maíz se requiere invertir 4 mil pesos en fertilizantes químicos, mientras que en biofertilizantes se de- mandan 400 pesos, detalló Morales.

Por Frida Andrade. Periódico Reforma.

Uno de los factores que afectan actualmente y desde hace ya varias décadas a nuestro planeta es la pérdida de biodiversidad, desde especies mayores de mamíferos, hasta insectos, plantas, bacterias, hongos y recursos genéticos.
Es muy fácil apuntar a aquellos que se consideran culpables, grandes compañías transnacionales, industrias extractivas de minería y petróleo, quienes además de hacer uso de estos recursos limitados del planeta utilizan otros como el agua para sus procesos de extracción.
La realidad es que todos y cada uno de nosotros como habitante de este planeta tiene una pequeña gran responsabilidad con el planeta que habitamos, la huella ecológica que cada persona produce impacta de manera directa e indirecta a diversos bienes y recursos de la naturaleza.
El pasado 30 de septiembre de 2014 fue publicado el Informe Planeta Vivo 2014 por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés). En este informe se hace un llamado a instancias de gobierno, sociedad civil y sector privado para que indaguen en el tema de pérdida de biodiversidad insistiendo en la necesidad de una plataforma para el diálogo, la toma de decisiones y acciones, en un momento crucial para la Tierra.. Algunas de sus cifras son alarmantes pues en promedio, la América Latina ha perdido el 83% de las poblaciones de peces, aves, mamíferos, anfibios y reptiles en los últimos 40 años. Ese impacto es mayor que las pérdidas globales en el mismo periodo, que son de 52%.
Asimismo este documento insiste que a nivel global, las demandas actuales de la humanidad sobre el planeta van más allá del 50% de lo que la naturaleza puede reponer, lo cual significa que se necesitan 1.5 Tierras para producir los recursos necesarios para sostener nuestra huella ecológica.
Diversas causas son atribuibles a esto y es importante recordar que el consumo es una de ellas. Nosotros necesitamos un cierto número de bienes y servicios para vivir con cierta calidad, para mantenernos sanos y llevar a cabo nuestras actividades diarias de trabajo o estudio, ¿pero realmente nos hemos puesto a pensar que es lo que verdaderamente necesitamos? Esta es una reflexión que cada uno de nosotros debe llevar a cabo, pues es imprescindible que con base en ello prioricemos lo que necesitamos y dejemos a un lado el consumismo irracional.

El Informe Planeta Vivo 2014 no solo nos pone en evidencia cifras de deforestación, perdida de hábitat de diversas especies y pérdida de especies en sí, sino que propone y ejemplifica diversos caso de mantenimiento racional de recursos en distintas partes como Chile en donde se destaca al Parque Marino Tic Toc por proteger un hábitat crucial para las ballenas azules, delfines e importantes poblaciones de peces, Belice con su Plan de Manejo Integrado de la Zona Costera y Brasil que ha reducido el índice de deforestación incrementando su producción agrícola y reduciendo la pobreza.
La realidad que vivimos exige que todos actuemos pues son nuestras acciones las que determinaran nuestro futuro. Las alternativas para el manejo racional de recursos existen y como ejemplo para nuestra producción de alimentos, existen los biofertilizantes que además de procurar la regeneración de suelos, disminuyen el uso de agentes contaminantes como fertilizantes químicos nitrogenados, pesticidas y fungicidas. Los biofertilizantes son microorganismos que ayudan a las plantas entre ellos están el Azospirillum, y el Rhizobium así como la Micorriza que son una alternativa ecológica para la producción de alimentos probada en varios países.
Por otra parte las compostas que se producen de aquellos residuos de la producción agrícola se pueden usar también como opción sustentable para nutrir la tierra. Estas aportan materia orgánica a las plantas haciendo posible disminuir la fertilización química.
La importancia de no echar en saco roto estos informes, hacer reflexiones en torno a ello y actuar determinará, no solo nuestro futuro, sino el de nuestros hijos, familia, amigos y compañeros, además de la diversidad de vida que nos rodea día a día en nuestro entorno.
Escrito por: Eduardo Castillo. 8/oct./14 
Si deseas consultar el resumen del Informe Planeta Vivo 2014 y el documento completo en inglés puedes ingresar a:
https://www.wwf.es/noticias/informes_y_publicaciones/informe_planeta_vivo/

La biodiversidad involucra diversos factores dentro de los ecosistemas, de ella depende en gran medida la producción de muchos bienes que obtenemos como sociedad para nuestra manutención y sobrevivencia. Pero ¿qué es la biodiversidad, qué involucra?
Una de las definiciones más aceptadas por su grado de inclusión es la acuñada por la Convención de Diversidad Biológica (CBD Convention on Biological Diversity), así la biodiversidad queda definida como: “La variabilidad entre organismos vivos de todas las fuentes, incluyendo a los terrestres, marinos y otros ecosistemas acuáticos así como la complejidad ecológica de la cual forman parte, esto incluye la diversidad dentro de las mismas especies, entre distintas especies y ecosistemas”.
La variabilidad es la clave dentro de la biodiversidad, esto involucra distintos niveles de vida (microorganismos, plantas, animales, insectos, diversidad genética) lo cual lo hace complejo y a la vez sumamente rico.

Son las interacciones entre los distintos factores de los ecosistemas (bióticos y abióticos) incluyendo a la biodiversidad lo que da como resultado los servicios ecosistémicos, todo esto a través de procesos de interacción que apenas se empiezan a entender en su complejidad. La biodiversidad es reguladora de procesos ecosistémicos como los ciclos de nutrientes en los suelos, esenciales para las plantas, que nos dan alimento y purifican el aire y además puede ser en si un bien, como ejemplo esta la variabilidad genética entre especies de cultivos, que si bien en principio no parece de mucha importancia, basta que una plaga ataque a un cultivo con genes idénticos para que se desate una hambruna, es decir, si se cuenta con mayor variabilidad genética en especies de cultivos menor incidencia habrá de hambrunas, pues habrá cultivos que resistan a plagas, sequias u otros factores.
Es importante mencionar que cualquier cambio en la biodiversidad dentro de un ecosistema puede llevar a cambios en la disponibilidad y producción de servicios ecosistémicos. Siendo muchas interacciones en los ecosistemas poco entendidas por la especie humana, muchos cambios pueden ser impredecibles.
La necesidad de conocer y continuar investigando sobre la complejidad de la biodiversidad para la producción de servicios ecosistémcos así como entender que ella misma puede representar un servicio en sí, es uno de los retos a futuro para la humanidad. Es necesario que el manejo de los ecosistemas por parte de los humanos contemple un grado alto de conservación, no solo de las especies grandes de plantas y animales, sino de la complejidad biológica como bacterias, hongos y recursos genéticos. La interdisciplinariedad es clave para ello, el estudio de ecólogos, economistas, sociólogos, politólogos, biólogos se hace más necesario para definir estrategias socio ambientales efectivas y eficientes.
Escrito por: Eduardo Castillo. 1/oct./14 
Si estas interesado en los temas de Biodiversidad y servicios ecosistemicos te recomendamos estos textos:
– Balvanera, P. & Cotler, H. (2009). Estado y tendencias de los servicios ecosistémicos. Capital Natural de México Vol II.
– Constanza, R., d’Arge, R., de Groot, R., Farber, S., Grasso, M., Hannon, B., Limburg, K., Naeem, S., O’Neill, R.V., Paruelo, J., Raskin, R.G., Sutton, P. & van den Belt, M. (1998). The value of the world’s ecosystem services and natural capital. Ecological Economics 25
– Flores Villela, O. & Gerez, P. (1994). Biodiversidad y conservación en México: vertebrados, vegetación y uso del suelo. Segunda Edición. CONABIO y UNAM.
– Myers, N. (1996). Environmental services of biodiversity. Proc. Natl. Acad. Sci. U.S.A. 93