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México se encuentra ante una crisis climática que trastoca los componentes social, productivo, económico y por supuesto ecológico debido a una devastadora sequía al norte del país. Estados como Baja California Sur, Sonora, Zacatecas, Durango, Aguascalientes, y Sinaloa se han visto gravemente afectados debido a la falta de lluvia.

Ante esta situación, la desesperación crece a la par de las pérdidas monetarias ( alrededor de los 150 mil millones de pesos de acuerdo con el presidente de la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados, Cruz López Aguilar.[1]).

Lo peor del asunto es que nadie sabe cuando empezará a llover, se espera que sea para antes del 15 de julio, sin embargo nada está dicho.

No obstante, no todo está perdido. Ante este clima de incertidumbre, tecnología y sociedad se unen para encontrar una posible salida a tan grave problema, tal como lo relata el artículo publicado hoy, 5 de julio en el portal en línea de CNN Expansión titulado “Tiempos difíciles, soluciones oportunas”, en el cual se relatan tres casos de éxito en materia de inversión en tecnología agrícola para paliar la sequía. La pregunta es: ¿a qué costo?

El primer caso corresponde al agricultor chihuahuense Johan Klassen quien “en mayo de 2011 invirtió 200,000 pesos en herbicidas para sus 135 hectáreas de campo. Buscó hacer la cosecha más resistente a plagas y evitar el crecimiento de plantas indeseadas, «ladronas de agua». Además, usó agroquímicos para que la siembra fuera más resistente al estrés hídrico.”[2] Gracias a esta inversión pudo aumentar sus rendimientos en sorgo y trigo con respecto al año anterior.

Los otros dos casos corresponden a Bernardo Alanisse y Samuel Cruz. El primero adoptó la hidroponia como nueva práctica agrícola y el segundo el riego por aspersión. Ambos invirtieron 1 millón y 16,000 pesos respectivamente.

No hay duda de que la mejor inversión que se puede hacer en términos agrícolas es en tecnología innovadora que procure alternativas sustentables en la producción, sobre todo en cuanto a uso eficiente del agua. Sin embargo, queda una duda en el aire: ¿Y qué hay de quien no pueda costear este tipo de avances tecnológicos? El problema se torna socio-económico cuando las herramientas no se encuentran disponibles para los agricultores debido a la falta de poder adquisitivo.

Quizá invertir un millón de pesos en hidroponía o 200,000 pesos en herbicidas y agroquímicos funcione para algunos agricultores como se puede ver en el artículo, no obstante, existen otras vías accesibles y socio-económicamente responsables. Ese es el caso de los biofertilizantes, fertilizantes a base de microorgansimos benéficos (hongos y bacterias). Entre sus múltiples beneficios posibilitan que la planta haga un uso más eficiente del agua y las  vuelve resistentes a heladas y sequías.

Biofabrica Siglo XXI en este aspecto, cuenta con muchos casos de éxito en los cuales se incrementó la producción y además, se redujo el costo de producción (menos del 5% de lo que el productor gasta en fertilización química). Esto corrobora que las inversiones se pueden recuperar e incluso superar de manera satisfactoria desde el primer cultivo. A diferencia de otras tecnologías más costosas cuya recuperación es a largo plazo (si es que se tiene la suma necesaria).

Ejemplo de lo anterior es el caso del Valle de Mexicali, donde en el 2011 se obtuvo, mediante la aplicación del combo Azofer® + Micorrizafer®, un incrementó en el rendimiento (se pasó de 3.5 a 8.2 toneladas por hectárea) con una inversión adicional de sólo $300.00 por hectárea.

Otro tema aparte es qué tanto saben los productores de estas tecnologías. Recordemos que la brecha en cuanto a la incorporación de la tecnología es otro problema constante en las prácticas agrícolas actuales. En este sentido, una de las cualidades que caracteriza a la relación entre Biofabrica y la UNAM ha sido el trabajo continuo para que los agricultores entiendan la tecnología, sus beneficios y la situación crítica a nivel ecológico por el uso de fertilizantes químicos.  Al fin y al cabo, los productores y sus cultivos no son los únicos que se benefician de este tipo  de tecnología, nos beneficiamos todos.

De que hay alternativas, no hay duda pero es necesario poner en práctica las que han demostrado ser eficientes y al alcance de nuestra realidad socio económica y ambiental.

 
 
 
 


[1] Notimex, Sequía provoca pérdidas por 150 mil mdp, alertan en: (consultado el 5 de julio de 2012, a las 16:43)  https://www.eluniversal.com.mx/notas/852301.html EL Universal
[2] Marco Núñez, en: (consultado el 5 de julio de 2012, a las 12:23https://www.cnnexpansion.com/expansion/2012/06/27/usan-metodos-de-cultivo-mas-efectivos

 

La fundación Hidalgo Produce decidió probar los biofertilizantes de Biofabrica Siglo XXI en la región de la Huasteca Hidalguense en el periodo de siembra de otoño – invierno en 2008 – 2009, los resultados obtenidos fueron sin duda satisfactorios y una vez más se logro comprobar que el uso de tecnologías nuevas en la agricultura puede dar nuevas capacidades de competencia a los productores y los productos del campo mexicano.
La Huasteca Hidalguense localizada al noreste del estado de Hidalgo es una zona de alta marginación con una población indígena de alrededor de un 85%. Sin embargo es considerada una región con prominente adaptación de cultivos de interés, entre los que destacan el maíz y el frijol de temporal.
El rendimiento por grano de la zona huasteca que abarca los municipios de Huejutla, Atlapexco y Xochiatipan, es un promedio de 1.9 ton/ha., en maíz y de 590 kg/ha en frijol según datos de la SAGARPA, rendimientos que son por demás bajos debido principalmente al establecimiento de materiales criollos, bajo o nulo uso de fertilizantes y por el manejo de bajas densidades de siembra; esto deja un ingreso neto promedio en la venta de granos a los habitantes de $3,230 para maíz y de $10,620 para frijol, considerando variables como el precio por kilogramo y el costo de producción.[1]

En el ciclo agrícola otoño – invierno de 2008 a 2009 se establecieron 4 parcelas demostrativas para el maíz de aproximadamente una hectárea utilizando biofertilizantes, se seleccionaron parcelas representativas del ambiente suelo – clima de la Huasteca, así como de condiciones socioeconómicas de los productores de distintas comunidades como Ahualoja, Tlachapa, Xocotitla y Pesmayo. El objetivo de esto fue, por medio de los biofertilizantes, mejorar la producción y la competitividad de los cultivos en la región además de capacitar a varias personas en el uso de nuevas tecnologías.

En las localidades se decidió validar 4 distintos tratamientos de fertilización los cuales fueron los siguientes: MicorrizaFer, AzoFer, MicorrizaFer + AzoFer y un testigo sin fertilizar.
Para evaluar el efecto de los biofertilizantes sobre el maíz se evaluaron 4 parámetros principales, el rendimiento de grano ajustado al 14% de humedad, el peso de raíz, el ingreso neto y el impacto socioeconómico de los resultados.
Una vez llegada la fecha de cosecha se pudieron observar los resultados destacando el tratamiento número 3 de asociación de AzoFer + MicorrizaFer sobre los otros tratamientos y dejando además al tratamiento testigo con baja competitividad. Se concluyo que el rendimiento en maíz de temporal en la Huasteca hidalguense con el uso de AzoFer + MicorrizaFer es factible de incrementarse hasta en un 75% con lo cual se puede elevar el ingreso neto de las personas de $3,230 hasta $7,000.
Para el caso del frijol se establecieron, al igual que en el caso del maíz, cuatro parcelas de validación en el ciclo otoño – invierno  de una hectárea aproximadamente cada una las parcelas fueron seleccionadas de acuerdo a las características de ambiente suelo – clima de la Huasteca y de las condiciones socioeconómicas de productores de las comunidades de Ahualoja, Los Otates y Tecolotitla. Los tratamientos de biofertilizantes a evaluar fueron: MicorrizaFer, RhizoFer, MicorrizaFer + RhizoFer y un testigo sin fertilizar. Los parámetros a evaluar fueron rendimiento de grano ajustado al 14% de humedad, ingreso neto e impacto socioeconómico de los resultados.

En el caso del frijol se obtuvo que la inoculación de semilla con RhizoFer obtuvo el mayor rendimiento de grano seguido por la MicorrizaFer, en este caso la asociación entre el RhizoFer y la MicorrizaFer no obtuvo resultados tan sobresalientes. Se pudo observar que el ingreso neto se incrementó en un 300% en comparación con la producción tradicional y costos de producción del periodo 2008 – 2009, esto es la elevación del ingreso neto de $10,620 a $30,000.
Observándose así los resultados tanto en maíz como en frijol se puede concluir que el uso de biofertilizantes en la zona de la Huasteca hidalguense potenció a la región con capacidad de competencia y aumentó significativamente los rendimientos por grano además del ingreso neto de los productores.

Mayor número de vainas de frijol con tratamiento de  biofertilizantes.
Un punto a destacar fue que se logró capacitar sobre el uso y manejo de biofertilizantes y densidad de siembra a 175 técnicos, superando la meta que se propuso en un inicio de 20 prestadores de servicios profesionales. De igual forma se logró capacitar a 128 productores de la región.
Si desea consultar el artículo completo de la Fundación Produce Hidalgo sobre el uso de Biofertilizantes en la Huasteca Hidalguense en el periodo ototño – invierno 2008 – 2009, favor de entrar al siguiente enlace:
https://www.hidalgoproduce.org.mx/PDFARCHIVOS/REVISTA28.pdf
Fuente: Revista “Innovando Juntos”, Órgano informativo para el Agro – Hidalguense. Año 7 Núm. 28, 2010 pp. 10 – 21


[1] En el periodo de otoño – invierno de 2008 – 2009 el precio por kilogramo de maíz y frijol respectivamente eran de: $3.70 y $18.00. El costo de producción promedio para maíz era de $5,000 y de $8,000 para frijol. Datos obtenidos de la revista de la Fundación Hidalgo Produce “Innovando juntos” Año 7 Núm. 28, 2010 pp. 10 – 21.

 

Biofabrica Siglo XXI y la UNAM a la vanguardia en la búsqueda de alternativas sustentables para la agricultura


El panorama actual para la agricultura a nivel mundial en el marco de crisis económicas y medioambientales no es nada alentador. Esto se debe a diversos factores como la erosión de las tierras cultivables, el cambio climático, la contaminación de acuíferos, entre otros así como el uso indiscriminado de agroquímicos. Respecto a estos últimos, particularmente la agricultura mexicana actualmente enfrenta problemas de tipo económico-social y ambiental.

Agroquímicos: panorama actual

Los fertilizantes e insecticidas químicos son insumos agrícolas cuyo propósito es el aumento en los rendimientos de los cultivos a corto plazo teniendo a su vez efectos sumamente peligrosos para el medio ambiente y para la salud a largo plazo, como ya desde hace 10 años lo había detallado la ONU en su reporte “Perspectivas del Medio Ambiente Mundial 2000”[1], por otra parte, los precios de estos insumos se han disparado debido al aumento en los precios del petróleo[2] lo cual representa una fuerte carga para los agricultores. En suma, los agroquímicos ya no responden a las necesidades actuales económicas y medioambientales, lo cual ha propiciado alianzas estratégicas entre los sectores involucrados en Investigación y Desarrollo (I+D) tanto privados como públicos, ejemplo de ello en nuestro país son Biofabrica Siglo XXI y la Universidad Nacional Autónoma de México.

La UNAM y Biofabrica: Historia de una alianza sustentable en I+D

En 1980 en la UNAM se creó el Centro de Investigación sobre Fijación del Nitrógeno[3], dedicado a impulsar la investigación sobre biofertilizantes microbianos[4] como alternativa en la producción agrícola del país debido a su bajo costo[5], a sus propiedades regeneradoras del suelo, a que permiten el ahorro de agua, mejoran la nutrición de la planta y de manera relevante aumentan la productividad disminuyendo la fertilización química. La primera aplicación a gran escala de estos biofertilizantes en el campo mexicano se dio en el marco del programa Alianza para el Campo-SAGARPA en 1999. Los microorganismos utilizados fueron Azospirillum brasilense, Glomus intraradices y Rhizobium etli[6]. En total se biofertilizaron 1,882 263 has. en casi todo el país mostrando excelentes resultados, sin embargo, con el cambio de gobierno en el año 2000, el programa se desactivo. Pese a lo anterior, los involucrados en el proyecto estaban convencidos de los beneficios a largo plazo de este tipo de fertilización y siguieron colaborando a través de la empresa mexicana Biofarbica Siglo XXI.

Desde el 2003, Biofábrica Siglo XXI, en su calidad de empresa científica y tecnológica ha trabajado de manera conjunta con la UNAM en la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías sustentables para la producción agrícola del país, en la formación de cuadros de profesionales y en la búsqueda de soluciones sostenibles, obteniendo resultados contundentes como el aumento de hasta un 46% en el cultivo de frijol por ejemplo, con un ahorro promedio de hasta $1600.00 en el costo de fertilización[7].


[1] Panorama General PMAM-2000, Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, 1999. https://www.unep.org/Geo2000/ov-es.pdf
[2] FAO
[3] Hoy Centro de Ciencias Genómicas
[4] Los biofertilizantes microbianos  son fertilizantes biológicos a base de microorganismos benéficos para la planta y el suelo.
[5] De acuerdo a los precios de Biofabrica, los biofertilizantes cuestan el 10% de lo que cuestan los agroquímicos
[6] Organismos microbianos basados en bacterias y hongos benéficos.
[7] Datos proporcionados por Biofabrica Siglo XXI y disponibles en www.biofabrica.commx o a través de contacto@biofabrica.com.mx

El día 5 de octubre se realizaron dos visitas a parcelas demostrativas ubicadas en el Estado de Morelos. El objetivo de las visitas fue observar los resultados obtenidos en plantaciones de cacahuate con el uso de nuestros productos Micorrizafer y Rhizofer en comparación con el tratamiento testigo de abono de corral mas fungicidas químicos.

En las primeras parcelas visitadas, ubicadas en Ahuehuetzingo, Morelos, los productores sembraron cuatro parcelas utilizando 1 combo de Micorrizafer + Rhizofer y un fungicida químico. De las cuatro parcelas sembradas tres fueron inoculadas al pie de la planta a las 2 semanas del brote y la parcela restante fue fertilizada a través de la inoculación de las semillas, obteniendo un brote a los 6 días. La aplicación de nuestros productos fue totalmente nueva para los productores, nunca antes habían llevado a cabo el proceso de biofertilización.

En las segundas parcelas visitadas en Morelos, se compararon plantaciones de cacahuate con tratamiento testigo y aquellas fertilizadas con 2 combos de Micorrizafer + Rhizofer.

La diferencias fueron importantes pues en las plantaciones que habían sido biofertilizadas con nuestros productos se encontraron plantas con abundante follaje, tallos gruesos y mas cacahuates, mientras que en las que habían sido fertilizadas con tratamiento testigo de abono de corral y fungicidas, se apreciaron plantas con follaje reducido, tallos delgados y pocos cacahuates.

Resultados.

Los resultados que los productores pudieron observar consistieron en el incremento en cuanto a follaje de la planta, grosor de tallos, mayor formación de nódulos en la raíz y un mayor numero de cacahuates obtenidos.

Cabe destacar que las parcelas fertilizadas con Micorrizafer y Rhizofer obtuvieron un resultado en rendimiento promedio de 2,5 toneladas por hectárea en comparación al testigo con abono de corral que genero una sola tonelada por hectárea.

Además del rendimiento superior que se obtuvieron en las plantas biofertilizadas con Micorrizafer y Rhizofer su aspecto era notablemente mejor que aquellas que no habían sido biofertilizadas. Pues las plantas biofertilizadas con Micorrizafer y Rhizofer presentaban una mejor coloración, mejores tallos, follaje y raíces mas grandes y gruesas con una mayor cantidad de nódulos y mas cacahuates.