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El 27 de mayo pasado el presidente Enrique Peña instaló el Consejo Nacional de Protección Civil, bajo seis medidas fundamentales:
1.- Crear y operar el Sistema Nacional de Alertas, con información en tiempo real, para aumentar la seguridad de los mexicanos en situación de peligro.
2.- Iniciar la operación de la estrategia México Seguro ante Desastres, con el fin de contar con infraestructura y mayor capacidad de resistencia ante un fenómeno natural.
3.- Iniciar una campaña de difusión de la cultura y la protección civil, con especial énfasis en los habitantes de las zonas más vulnerables.
4.- Actualizar el Atlas Nacional de Riesgos, para convertirlo en un instrumento útil en la planeación del desarrollo y el ordenamiento territorial.
5.- Establecer un Programa Nacional de Respuesta a Siniestros, Desastres y Emergencias.
6.- Crear cinco regiones con representación nacional de protección civil.
Programa que la realidad y la incompetencia hicieron pedazos con la entrada de los huracanes Manuel e Ingrid. Los cuales dejaron hasta ahora un total de 110 muertos, un millón de damnificados y perdidas económicas crecientes, como es el caso de Sinaloa en donde más de 150 mil hectáreas de cultivos se han perdido.
Los desastres naturales son cada vez más recurrentes, hay regiones donde las lluvias dejan periódicamente su huella de muerte y destrucción. Especialmente las que tienen altos índices de pobreza.

Por cada peso que se invierte en acciones preventivas, se ahorran SIETE pesos en obras y tareas de reconstrucción. Pero en México la inversión en prevención de desastres es 30 veces menor de lo que se gasta en atender las emergencias.
En el año 2000 las repercusiones económicas fueron de cerca de 2 mil millones de pesos cifra que aumentó un 700% llegando a los 14 mil millones de pesos en el 2009.
Se sigue culpando a la naturaleza de los desastres cuando en gran parte se debe a errores humanos:
• La falta de planeación y medidas adecuadas para proteger a la gente, la obra pública y las actividades económicas.
• La deforestación, como en Veracruz que ha acabado con el 60% de sus selvas y bosques.
• El atasco de cuencas hidrográficas.
Es importante recalcar que los árboles son de vital importancia sobre todo en época de lluvias pues amortiguan el paso de la lluvia, ayudando a absorber el agua que la tierra retiene y previniendo inundaciones.
Pero lamentablemente de cada 10 Árboles que se siembran solo 2 se mantienen con vida y cumplen el propósito de reforestación.
Sin duda datos como estos nos ponen a pensar en lo esencial de la reforestación y la manutención de nuestras selvas y nuestros bosques. No solo debemos plantar árboles sino cuidarlos y procurar por ellos de manera sustentable. Para este fin se puede contar con productos amigables para el ambiente como lo son los biofertilizantes que además ayudan a la regeneración de suelos y promueven un mejor desarrollo de plantas y árboles.
Para consultar el artículo original acceda a:
https://www.jornada.unam.mx/2013/09/23/opinion/023a1pol

Alarmante es la situación actual de los polos en el planeta, según los expertos, el Ártico podría quedar completamente libre de hielo dentro de 10 a 20 años, el derretimiento de las capas de hielo comienza a traer consecuencias ya irreversibles a los habitantes de las zonas polares así como a su fauna y flora local, lo que a su vez esta repercutiendo en una enorme liberación de Gases de Efecto invernadero (GEI ) que agravarán de forma exponencial los efectos del cambio climático en todo el mundo. Además de afectar de poco en poco el equilibrio natural del clima a nivel mundial.
Para evitar los impactos más catastróficos del cambio climático es necesario mantener el aumento de la temperatura global tan lejos de los 2ºC como sea posible.
Los polos actúan como un refrigerador natural del planeta y su pérdida incrementa por tanto los efectos del cambio climático, lo que implica a su vez el aumento de impactos, entre los que se encuentran la mayor proliferación e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos. La cubierta de hielo marino desempeña un papel crucial en la regulación del clima global ya que el hielo marino de color blanco refleja la radiación solar, mientras que el color oscuro del mar abierto, absorbe la energía del sol. A medida que el hielo del Ártico se derrite, menos energía se refleja hacia el espacio y más calor es absorbido por el océano, lo que conduce a un mayor calentamiento y aumenta el derretimiento del hielo.
Por esto, es de vital importancia entre otras acciones declarar un santuario global en el alto Ártico, que proteja este delicado ecosistema.
¿Qué pasaría en todos los rincones del planeta a la vez?
Aunque el deshielo del Ártico es un proceso regional, su impacto es global. De hecho, se estima que la desaparición de la gran superficie reflectante del hielo ártico determinaría un efecto de calentamiento equivalente a dos décadas de emisiones globales de gases de efecto invernadero
Hasta hace un tiempo, una gruesa capa de hielo marino absorbía la energía de las olas más grandes, lo que les impedía chocar contra las playas y acantilados, pero a medida que el hielo marino se derrite, desaparece este sistema natural de control y deja vía libre para que el mar erosione las costas de la región e inunde pueblos costeros
El descenso de la capa de hielo favorece además que estas aguas absorban dióxido de carbono (CO2), lo que lleva a una progresiva acidificación del océano Ártico, un problema potencialmente desastroso para organismos marinos.

¿Pero en México que efectos traerá y ha traído el derretimiento de los polos?
México es un país con gran cantidad de biodiversidad con un tercio de su superficie situada geográficamente en una zona intertropical del hemisferio norte, lo que lo hace sumamente vulnerable a afectaciones por cambio climático.
En México, los efectos del cambio climático se han manifestado con una secuencia de desastres de origen hidrometeorológico con graves daños para la sociedad. Por un lado, se han presentado sequías como la de 1997, 1998 y 2008 que provocaron incendios forestales y pérdida de cosechas, que a su vez ocasionaron grandes pérdidas humanas y económicas en todo el país, sobre todo en el sureste mexicano.
En términos generales, se calcula que 15% del territorio, 68.2% de su población y 71% del Producto Interno Bruto (PIB) se encuentran altamente expuestos al riesgo de los impactos adversos directos del cambio climático. Asimismo, se estima que 56.7% de los municipios que conforman la nación se encuentran catalogados en alto riesgo de desastre por efectos del cambio climático. Los sistemas naturales, sociales, productivos y económicos de México son muy vulnerables ante los efectos previsibles del cambio climático. Actualmente México es uno de los países con los ecosistemas marinos más frágiles y vulnerables ante los impactos de los fenómenos naturales. Un ejemplo es la acidificación de los océanos.
La influencia del cambio climático en la biología y en la distribución de seres vivos podría favorecer la expansión de plagas como la procesionaria o de especies invasoras. De esa manera, se distorsionará la habilidad competitiva de las especies y se modificará la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas.
La sequía como uno de los principales peligros climáticos para México: Este impacto deriva de la alteración de los patrones del régimen pluvial , las cuales en años recientes han afectado de manera grave al país generando perdidas millonarias en la agricultura y dejando a gran parte de las poblaciones en zonas rurales en malas condiciones. La respuesta a este tipo de fenómenos ha traído y seguirá trayendo flujos migratorios en busca de mejores condiciones, lugares y recursos para sobrevivir.
El aumento de los niveles del mar: “El aumento en el nivel del mar como resultado del calentamiento global tendrá diferentes efectos ambientales sobre los sistemas costeros tales como tormentas, inundaciones, pérdida de humedales, erosión, intrusión de agua salada y aumento en los niveles freáticos. Dichos efectos, tendrán además impactos socioeconómicos directos e indirectos sobre el turismo, los asentamientos humanos, la agricultura, el suministro, la cantidad y calidad de agua dulce, las pesquerías, así como los servicios financieros y de salud, afectando a la población residente.”
Las alternativas para mitigar el cambio climático y el derretimiento de los polos existen y se han implementado en diversos países, sin embargo distamos mucho de poder sobrellevar la situación, de ahí que se hayan ya descartado datos oficiales del Panel Inetergubernamental de Cambio Climático debido al aumento no previsto del derretimiento de las capas de hielo en los polos y el aumento de la temperatura global.
Es necesario que tanto en el Ártico como en México, se tomen las medidas políticas de trascendencia generacional que permitan avanzar hacia un futuro focalizado en fuentes renovables de energía. Una de las principales alternativas es la diversificación de las fuentes de energía.
Los días en que el petróleo era barato y accesible están llegando a su fin. Mientras tanto, la seguridad energética de varias regiones está comenzando a ser vulnerable en términos globales. Si los tomadores de decisiones hacen conciencia de esto, las prospecciones petroleras en el mundo serán cada vez más innecesarias y las regiones prístinas como el Ártico y el Golfo de México, así como toda la biodiversidad que albergan dejarán de ser amenazadas.
Para consultar el artículo completo sobre el Ártico y los efectos del cambio climático en México acceda a: https://dona.greenpeace.org.mx/artico/toolkit/recursos_descargables/documento.pdf

No es algo nuevo escuchar sobre estrategias a nivel de gobierno federal, municipal o estatal para combatir los problemas ambientales en el país. En este sexenio existen estrategias para mitigar los estragos al medio ambiente y a la naturaleza. Sin embargo de acuerdo a un documento redactado por la organización Greenpeace, se concluye que no existen propuestas reales por parte del gobierno actual para tratar los diversos problemas ambientales del país.
A pesar de existir iniciativas que se engloban en el Pacto por México como la Estrategia Nacional de Cambio Climático y el Plan Nacional Forestal, se da prioridad al beneficio económico, político e industrial en perjuicio de la biodiversidad. Basta echar un vistazo a las cifras manejadas por el mismo gobierno en donde se demuestra que estas iniciativas son insuficientes a todos los padecimientos que tiene el país como las del costo económico del agotamiento y degradación ambiental “que en 2011 representó 6.9 % del PIB; que las sequías, inundaciones y ciclones entre 2000 y 2010 ocasionaron alrededor de 5 mil muertes, 13 millones de afectados y pérdidas económicas por 250 mil millones de pesos…”
Los problemas son realmente graves “el origen de los problemas del agua en México está en el manejo del recurso, al priorizar su valor económico sobre su valor vital. Se da preferencia a las mega obras sobre la planeación sustentable de las cuencas” destaca Sinai Guevara de Greenpeace México. La realidad que nos aqueja se observa también en todos los problemas sociales derivados de la sobreexplotación de recursos naturales sea agua, bosques o minerales, dejando a poblaciones enteras afectadas y con la única alternativa de luchar por sus derechos.
Para Mireya Imaz coordinadora del Programa Universitario de Medio Ambiente, U.N.A.M. “hay muchas expectativas de las acciones que tomará el gobierno de Peña Nieto, sobre todo porque los últimos dos sexenios panistas fueron “bastante erráticos” en políticas ambientales.”
En México existen iniciativas para cambiar la situación actual en cuestión medio ambiental, tanto a nivel académico como empresarial; son estas instituciones nacionales quienes, en gran parte de los casos, así como la misma sociedad, deben y de hecho responden a las ineficiencias e ineficacia de los gobiernos. Nuestra empresa Biofabrica Siglo XXI, se pone dentro de este esquema que apunta hacía un manejo sustentable del campo y de los recursos naturales, procurando por no contaminar el medio ambiente y aportar un insumo económico a los productores y campesinos del país.

Para consultar el artículo de La Jornada: https://www.jornada.unam.mx/2013/06/23/opinion/015n1pol