La producción agroalimentaria pone en alto riesgo la habitabilidad del planeta

En la presentación del proyecto ganador del Bonsucro Impact Fund, “Reducción del Calentamiento Global a través de la Producción de la Caña de Azúcar en México”, llevada a cabo el pasado martes 28 de marzo en la Ciudad de México, el director de Biofábrica Siglo XXI, empresa que lidera el proyecto junto con The Coca Cola Company y la Unión Nacional de Cañeros AC., advirtió sobre los efectos que la producción agropecuaria genera en el medioambiente. El doctor señaló que, en los diversos sectores internacionales hay consenso en que, uno de los grandes retos mundiales que enfrentamos en este siglo, es incrementar la producción agroalimentaria en 70% para el 2050. Aunque señala que, si bien, esto es cierto, no representa la magnitud real del reto, ya que hay que lograr esta meta produciendo de manera diferente, de una forma más productiva, pero sobre todo más sustentable, que frenen el acelerado proceso de devastación del medio ambiente, que se viene dando en las últimas décadas, y que representa un grave riesgo para la seguridad planetaria, es decir, para a su habitabilidad.

Los diversos procesos que tienen que ver con la seguridad del sistema planetario, han venido rebasando los límites de su resiliencia, para mantener las condiciones que permiten la vida, según un panel de científicos internacionales liderados por el Instituto de Resiliencia Planetaria de Estocolmo.

La investigación, dada a conocer en el año 2010, ha definido los límites de nueve procesos que determinan los márgenes de seguridad del planeta, los cuales están estrechamente vinculados e interactúan entre sí. De los nueve procesos, hay cuatro que ya rebasaron los límites de seguridad, y de éstos, dos están en lo que se define como etapa crítica. El cambio climático, resultado del efecto de los otros procesos, así como el cambio del uso del suelo, es decir, la deforestación para la producción agroalimentaria (principalmente), se encuentran en la zona de riesgo creciente.  Los otros dos límites, que están directamente influidos por el actual modelo de producción agroalimentaria, se encuentran en la zona de riesgo alto: la integridad de la biósfera (pérdida de la biodiversidad) y la ruptura del flujo bioquímico del Nitrógeno y el Fósforo, es decir, los elementos esenciales para la producción agrícola.

Marcel Morales señaló que, sin duda, el reto más que cuantitativo es cualitativo, ya que nos enfrenta a la urgente necesidad de construir un modelo de producción agroalimentaria, donde productividad y sustentabilidad sean parte del mismo binomio. El reto es grande y complejo, sin duda, pero contamos con un sólido aliado para enfrentarlo: el amplio instrumental científico y tecnológico disponible, que nos permiten la construcción de las alternativas viables y deseables, como es el caso de la biotecnología, entre otras áreas del conocimiento.

El doctor terminó su intervención advirtiendo que, el verdadero reto está en que incorporemos estas alternativas de forma acelerada y masiva, al campo de la producción agroalimentaria. “Estamos obligados a construir un eficiente modelo integral de transferencia de tecnología, donde ciencia, tecnología y producción, interactúen de manera dinámica. Este es el objetivo de la convocatoria del Fondo de Impacto Bonsucro, y el de todos los participantes en este proyecto de Agricultura Regenerativa, que implica el uso de biofertilizantes microbianos en caña de azúcar para lograr un incremento en la productividad y una mayor captura del CO2 atmosférico a través del suelo, como una solución viable en la lucha contra el cambio climático.

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