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La fundación Hidalgo Produce decidió probar los biofertilizantes de Biofabrica Siglo XXI en la región de la Huasteca Hidalguense en el periodo de siembra de otoño – invierno en 2008 – 2009, los resultados obtenidos fueron sin duda satisfactorios y una vez más se logro comprobar que el uso de tecnologías nuevas en la agricultura puede dar nuevas capacidades de competencia a los productores y los productos del campo mexicano.
La Huasteca Hidalguense localizada al noreste del estado de Hidalgo es una zona de alta marginación con una población indígena de alrededor de un 85%. Sin embargo es considerada una región con prominente adaptación de cultivos de interés, entre los que destacan el maíz y el frijol de temporal.
El rendimiento por grano de la zona huasteca que abarca los municipios de Huejutla, Atlapexco y Xochiatipan, es un promedio de 1.9 ton/ha., en maíz y de 590 kg/ha en frijol según datos de la SAGARPA, rendimientos que son por demás bajos debido principalmente al establecimiento de materiales criollos, bajo o nulo uso de fertilizantes y por el manejo de bajas densidades de siembra; esto deja un ingreso neto promedio en la venta de granos a los habitantes de $3,230 para maíz y de $10,620 para frijol, considerando variables como el precio por kilogramo y el costo de producción.[1]

En el ciclo agrícola otoño – invierno de 2008 a 2009 se establecieron 4 parcelas demostrativas para el maíz de aproximadamente una hectárea utilizando biofertilizantes, se seleccionaron parcelas representativas del ambiente suelo – clima de la Huasteca, así como de condiciones socioeconómicas de los productores de distintas comunidades como Ahualoja, Tlachapa, Xocotitla y Pesmayo. El objetivo de esto fue, por medio de los biofertilizantes, mejorar la producción y la competitividad de los cultivos en la región además de capacitar a varias personas en el uso de nuevas tecnologías.

En las localidades se decidió validar 4 distintos tratamientos de fertilización los cuales fueron los siguientes: MicorrizaFer, AzoFer, MicorrizaFer + AzoFer y un testigo sin fertilizar.
Para evaluar el efecto de los biofertilizantes sobre el maíz se evaluaron 4 parámetros principales, el rendimiento de grano ajustado al 14% de humedad, el peso de raíz, el ingreso neto y el impacto socioeconómico de los resultados.
Una vez llegada la fecha de cosecha se pudieron observar los resultados destacando el tratamiento número 3 de asociación de AzoFer + MicorrizaFer sobre los otros tratamientos y dejando además al tratamiento testigo con baja competitividad. Se concluyo que el rendimiento en maíz de temporal en la Huasteca hidalguense con el uso de AzoFer + MicorrizaFer es factible de incrementarse hasta en un 75% con lo cual se puede elevar el ingreso neto de las personas de $3,230 hasta $7,000.
Para el caso del frijol se establecieron, al igual que en el caso del maíz, cuatro parcelas de validación en el ciclo otoño – invierno  de una hectárea aproximadamente cada una las parcelas fueron seleccionadas de acuerdo a las características de ambiente suelo – clima de la Huasteca y de las condiciones socioeconómicas de productores de las comunidades de Ahualoja, Los Otates y Tecolotitla. Los tratamientos de biofertilizantes a evaluar fueron: MicorrizaFer, RhizoFer, MicorrizaFer + RhizoFer y un testigo sin fertilizar. Los parámetros a evaluar fueron rendimiento de grano ajustado al 14% de humedad, ingreso neto e impacto socioeconómico de los resultados.

En el caso del frijol se obtuvo que la inoculación de semilla con RhizoFer obtuvo el mayor rendimiento de grano seguido por la MicorrizaFer, en este caso la asociación entre el RhizoFer y la MicorrizaFer no obtuvo resultados tan sobresalientes. Se pudo observar que el ingreso neto se incrementó en un 300% en comparación con la producción tradicional y costos de producción del periodo 2008 – 2009, esto es la elevación del ingreso neto de $10,620 a $30,000.
Observándose así los resultados tanto en maíz como en frijol se puede concluir que el uso de biofertilizantes en la zona de la Huasteca hidalguense potenció a la región con capacidad de competencia y aumentó significativamente los rendimientos por grano además del ingreso neto de los productores.

Mayor número de vainas de frijol con tratamiento de  biofertilizantes.
Un punto a destacar fue que se logró capacitar sobre el uso y manejo de biofertilizantes y densidad de siembra a 175 técnicos, superando la meta que se propuso en un inicio de 20 prestadores de servicios profesionales. De igual forma se logró capacitar a 128 productores de la región.
Si desea consultar el artículo completo de la Fundación Produce Hidalgo sobre el uso de Biofertilizantes en la Huasteca Hidalguense en el periodo ototño – invierno 2008 – 2009, favor de entrar al siguiente enlace:
https://www.hidalgoproduce.org.mx/PDFARCHIVOS/REVISTA28.pdf
Fuente: Revista “Innovando Juntos”, Órgano informativo para el Agro – Hidalguense. Año 7 Núm. 28, 2010 pp. 10 – 21


[1] En el periodo de otoño – invierno de 2008 – 2009 el precio por kilogramo de maíz y frijol respectivamente eran de: $3.70 y $18.00. El costo de producción promedio para maíz era de $5,000 y de $8,000 para frijol. Datos obtenidos de la revista de la Fundación Hidalgo Produce “Innovando juntos” Año 7 Núm. 28, 2010 pp. 10 – 21.

 

La necesidad de la inversión en tecnologia para enfrentar tanto los retos futuros como el cambio climático es una prioridad a nivel mundial hoy en día. La innovación tecnológica en sectores como la agricultura es un imperativo para resolver problemas como los que en México se viven, basta mencionar la terrible sequía que ha azotado al país en los pasados meses y que ha afectado a vastas extensiones de los territorios del norte y centro del país.
En México diversos grupos de investigadores, empresarios y productores luchan por promover nuevas alternativas en materia de innovación para el campo y la agricultura, y una prueba de ello se pudo apreciar en la XVI Expo Agroalimentaria 2011 llevada a cabo del pasado 9 al 12 de noviembre en la ciudad de Irapuato, Guanajuato, en donde representantes gubernamentales de distintos países (47 países invitados entre ellos Israel, Francia, Holanda),  asociaciones como la Asociación Mexicana de Constructores de Invernaderos A.C., The Israel Export International Cooperation Insitute, empresas como Agricola Genética S.A. de C.V., Apelsa Guadalajara S.A. de C.V.,  estudiantes,  productores, investigadores y cientificos en materia de agricultura, se dieron cita para exponer las nuevas tecnologias aplicables al campo para diversos propósitos como la producción o el mejoramiento de cultivos.

Biofábrica Siglo XXI como uno de los principales promotores del uso alternativo de biofertilizantes para producción a pequeña y gran escala en el país asistió a la ciudad de Irapuato para la difusión y venta de sus productos en sus distintas presentaciones (Azofer líquido 1 y 5 litros, Micorrizafer 1 y 40 kg, Rhizofer 380 g.,  Azofer 380 g).
A lo largo de la expo las actividades del personal de la empresa Biofabrica Siglo XXI estuvieron centradas en la difusión de información sobre Biofábrica y los productos que maneja, mediante la entrega de folletos, de muestras de 50 g de Azofer y 100 g de Micorrizafer y de pláticas y explicaciones a productores, académicos, técnicos y estudiantes interesados. La expo permitió difundir nuevas alternativas para la produccion con una gran cantidad de gente.
El uso de biofertilizantes es una alternativa para ayudar a combatir el cambio climático, su utilización en la agricultura implica una reducción de los fertilizantes químicos que en usos excesivos degradan la tierra, erosionándola y dejándola infértil. Además los biofertilizantes no sólo ayudan a la agricultura sino que sirven como regeneradores y mejoradores de suelo, pues aportan bacterias y hongos necesarios para la fertilidad de la misma.

En Biofabrica Siglo XXI seguiremos trabajando para mejorar la calidad de nuestros productos y los servicios que ofrecemos, frente a los nuevos retos que surgen en este nuevo siglo XXI.
 

FUENTE UNIVERSO PYME
18 de mayo del 2011
Marcel Morales es un agrónomo y director de la Pyme que hace posible que un desarrollo tecnológico importante para el campo mexicano, se mantenga con vida a pesar de la actitud de los mexicanos.
BIOFÁBRICA SIGLO XXI OBTUVO la licencia para comercializar a nivel nacional uno de los grandes desarrollos tecnológicos de la ciencia universitaria en la UNAM. El Centro de Investigación sobre la Fijación de Nitrógeno consiguió desarrollar un producto que protege la raíz, fija el nitrógeno en las plantas y ayuda a su desarrollo reticular.
Este centro de investigación que hoy es de Ciencias Genómicas en materia de biofertilización ha recibido un gran reconocimiento mundial y desde 1999 Marcel Morales comenzó a trabajar la idea de un convenio para que su empresa y el desarrollo tecnológico pudieran trabajar juntos. Finalmente consigue su propósito y desde finales de la década anterior BIOFÁBRICA es la Pyme que hace posible que este producto se comercialice en nuestro país, no sin pocos problemas.
En el año 2000 México lanzó un programa para impulsar la biofertilización que consiguió incorporar a tres millones de hectáreas a nivel nacional a la nueva dinámica. Lamentablemente, con la llegada de Vicente Fox a la Presidencia el «Rey del Ajo», su «ilustre» y «afamado» «Mejor Secretario de Agricultura» a nivel nacional –según palabras de Vicente Fox– no le concedió importancia al proyecto a pesar de que fertilizar una hectárea con productos derivados del petróleo, nocivos a la tierra y al organismo humano, cuesta tres mil pesos y la fertilización con este recurso cuesta 200 pesos para la misma superficie.
Por supuesto que en México nada importa que los resultados de incrementos en la productividad de la tierra sean tan notorios; en maíz incrementó 25 por ciento la cosecha, 30 por ciento en trigo, 30 por ciento en cebada, frijol y otros. En el año 2000 se tomó la decisión de desaparecer el programa de fertilización con este producto y desde entonces descansa sobre esta empresa la comercialización del producto.
Lamentablemente el INIFAP, organismo gubernamental que sólo debe de certificar y promover la fertilización por estas vías biológicas y evitar fraudes con productos que dicen ser fertilizantes, cuando en realidad son sólo tierra, en lugar de trabajar para estos menesteres esta ahora vendiendo también kilos de biofertilizantes, cosa que acaba haciéndole la competencia desleal a una Pyme que se la ha jugado por México y que ha remado contra corriente.
Esta Pyme produce 400 mil dosis por año y entrega ya su producto, este desarrollo tecnológico mexicano, universitario, a 12 estados del país con magníficos resultados.
Read more: https://365historiasdeexito.blogspot.com/2011/05/dia-138-biofabrica-siglo-xxi-impulso-la.html#ixzz1f7paAYUy


Fuente: Gomez Oscar, «Biofertilizantes, una alternativa para el pueblo chiapaneco», en El Economista, Chiapas, Lunes 3 de Octubre de 2011, pagina 9.
Ahorra hasta 50% en riego y fertilizantes químicos. Se obtienen mejores resultados en el cultivo y la producción
San Cristóbal de Las Casas. EN UN recorrido por una parcela muestra en la Secretaría del Campo (Secam), Marcel Morales Ibarra, director general de la Biofábrica Siglo XXI, dio a conocer que “nuestros biofertilizantes son objeto de estudio en centros de excelencia de investigación en México, como la UNAM [Universidad Nacional Autónoma de México], que es reconocida como vanguardista en esta materia a nivel internacional”.
Recordó que desde hace tres décadas la UNAM creó el Centro de Investigación de Fijación de Nitrógeno, hoy Centro de Ciencias Genómicas, con lo que se le dio un fuerte impulso a la investigación sobre las bacterias fijadoras de nitrógeno atmosférico, que es el principio por el que se crean los biofertilizantes como alternativa en la producción agrícola del país.
“En 2004 se funda Biofábrica Siglo XXI, S. A de C. V., la cuál estableció un convenio de colaboración con la UNAM”, anexó.
Reveló que estos biofertilizantes ya fueron aplicados en el país, al ser incorporados en 1999 y 2000 al programa de Alianza para el Campo de la Secretaría de Agricultura Ganadería Desarrollo Rural Pesca y Alimentación (Sagarpa), en el que se utilizaron cerca de 3 millones de hectáreas para diversos cultivos a nivel nacional, estando a cargo del seguimiento y evaluación de este programa el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).
“Desde entonces fertilizamos aproximadamente 200,000 hectáreas cada año y tenemos presencia en 20 estados de la república mexicana, en diversos cultivos y zonas agronómicas”, anexó Morales Ibarra.
A partir del 2011 los biofertilizantes de Biofábrica Siglo XXI participan en investigaciones en materia de bio-remediación de suelos y agua en Canadá, con el respaldo de prestigiosos centros de investigación como la Universidad de Montreal y MC Gill University. El biofertilizante es un producto a base de microorganismos benéficos (bacterias y hongos) que viven asociados o en simbiosis con las plantas y ayudan a su proceso natural de nutrición, además de ser regeneradores del suelo.
Estos microorganismos se encuentran de forma natural en suelos que no han sido afectados por el uso excesivo de fertilizantes químicos u otros agroquímicos, ya que éstos disminuyen o eliminan dicha población.
Marcel Morales afirma que protegen a las plantas ante microorganismos patógenos del suelo, fijan el nitrógeno del medioambiente para la alimentación de la planta, estimulan el crecimiento del sistema radicular de la planta, mejoran y regeneran el suelo, incrementan la solubilización y la absorción de nutrientes “como el fósforo, que de otra forma no son de fácil asimilación natural por la planta”, incrementan la tolerancia de la planta a la sequía y la salinidad, ahorrando en riego hasta 50 por ciento.
Los biofertilizantes también permiten un mayor aprovechamiento de fertilizantes químicos, por lo que se recomienda su disminución hasta en 50%, obteniendo mejores resultados productivos.
“Al usar los productos de Biofábrica se tiene un incremento significativo en la productividad, ya que se disminuyen costos y existe una mayor respuesta productiva”, aseveró Morales Ibarra.
Marcelo Morales explicó en entrevista que tomando el caso del maíz, “en una hectárea más o menos fertilizada tú gastas de 5,000 a 7,000 pesos por hectárea, si estamos hablando que ahorras el 50%, ahorras de 3,000 a 4,000 pesos, [es decir que] si aplicas el biofertilizante gastas 300 [en el producto] y ahorras 3,000, con un incremento en población”.
Además relató que en las parcelas visitadas la población de milpas y elotes era de mayor tamaño en comparación con las que, según personal de la Secam, han recibido 100% de fertilizante químico. Y calcula que usando biofertilizantes en una hectárea de maíz se obtendrán de 10 a 11 toneladas. “Nuestros productos tienen la certificación de la [Comisión Federal para la protección contra Riesgos Sanitarios] Cofepris, de la Secretaría de la Salud [SS]; están registrados como un insumo orgánico, la empresa está certificada como empresa científica y tecnológica por el [Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología] Conacyt”, aseveró Morales Ibarra.

Los biofertilizantes de Biofábrica Siglo XXI han sido garantizados en el uso de la caña de azúcar en otros estados como Morelos, donde el rendimiento nacional de la caña de azúcar varía entre 70 y 112 toneladas por hectárea; “en el siguiente estudio conseguimos alcanzar rendimientos de hasta 180 toneladas por hectárea, lo que representa un incremento considerable, ya que este aumento de producción se traduce en un mayor ingreso para el productor, además de reducir una parte de los costos de fertilización”.
 

Por César González y Juan Carlos Peña*

El suelo es el sustrato sobre el que se sostienen todos los ecosistemas terrestres y el principal sostén productivo que mantiene la provisión de alimentos a las poblaciones humanas. Su calidad depende de sus propiedades fisicoquímicas y de la actividad y diversidad de su biota. El suelo y su biota interactúan en la interfase raíz-suelo, en la zona conocida como rizósfera, que es un microcosmos dinámico con un ambiente químico y biológico claramente distinto al resto del suelo, (Lynch 1990; Azcón-Aguilar y Barea 1992; Kennedy y Smith 1995; Bowen y Rovira 1999).

El suelo posee una infinidad de características, no obstante, algunas son más importantes para el desarrollo de los seres vivos: 1) La porosidad, la cual permite el paso de aire y agua en el interior del suelo, elementos esenciales para el desarrollo de los microorganismos y las plantas. 2) Su estructura, que depende del arreglo o configuración de sus partículas, compuestas por diferentes cantidades de arena, limo y arcilla, unidas entre sí, formando lo que se conoce como agregados. La importancia de los agregados radica en que determinan el grado de porosidad del suelo, necesaria para la infiltración de agua y para la aeración de las raíces (Wright y Upadhyaya 1998).

3) La disponibilidad de nutrientes, necesaria para el crecimiento vegetal, 4) El contenido de materia orgánica, que mejora la fertilidad, y 5) La actividad microbiana, que intervienen en distintos procesos vitales para el ecosistema como el ciclaje de nutrientes, la fertilidad del suelo, su estructura y el crecimiento vegetal.

Que el suelo se encuentre en buenas condiciones es uno de los condicionantes principales para la productividad agrícola. No obstante, sus prácticas provocan el deterioro del  suelo a través del establecimiento de monocultivos que disminuyen la fertilidad, del arado que destruye las partículas del suelo, de la falta de una cubierta vegetal permanente, que favorece su erosión, del uso de pesticidas y agroquímicos, que provocan la salinización, la contaminación del suelo y del agua,  además del uso de otros químicos nocivos que afectan a las poblaciones microbianas y a la producción de alimentos.

En condiciones naturales, el suelo cuenta con una comunidad de microorganismos, que junto con las plantas y otros organismos (como insectos, arácnidos, anélidos, entre otros) mantienen al suelo con un adecuado balance para el desarrollo del ecosistema. En este sentido existen algunos grupos de microorganismos con una alta capacidad como restauradores del suelo. Entre estos microorganismos unos de los más importantes son los hongos formadores de micorriza, también llamados hongos micorrízicos.

Los hongos micorrízicos intervienen en la conservación del suelo mediante distintos mecanismos. Al mejorar la absorción de nutrimentos de las plantas aumentan la productividad vegetal, lo que permite que exista una mayor cantidad de materia orgánica, que cuando se descompone se integra en el suelo, mejorando entre otras propiedades la fertilidad, la capacidad de intercambio catiónico y la capacidad de retención de agua. Consecuentemente, los hongos micorrízicos, cambian la composición de los exudados de la raíz, que sirven de alimento para otros microorganismos rizosféricos esenciales para el crecimiento vegetal y para el ciclaje de nutrientes.

Los organismos benéficos son conocidos por desempeñar papeles fundamentales en el suelo (Barea 1997), particularmente el grupo de las bacterias entre los que destacan las rizobacterias y las bacterias fijadoras de nitrógeno, conocidas por su habilidad para colonizar a la raíz y promover el crecimiento vegetal. Este grupo de organismos desempeñan muchos papeles importantes, tales como el control biológico de patógenos, el ciclaje de nutrientes, el establecimiento de las plántulas y la mejora en la calidad del suelo (Weller y Thomashow 1994; Barea et al. 1998; Barea 2000; Barea et al. 2002).

Las bacterias fijadoras de nitrógeno y las solubilizadoras de fósforo mejoran la disponibilidad de dos de los nutrientes principales para las plantas el Nitrógeno (N) y el Fósforo (P). Las relaciones sinérgicas entre estos microorganismos y los hongos micorrízicos han sido ampliamente demostradas. La inoculación con hongos micorrízicos mejora la nodulación en leguminosas y la fijación de nitrógeno (Barea et al. 1992). La bacteria del género Azospirillum influye sobre la morfología, geometría fisiología del sistema radical, además de promover el crecimiento de la planta y la fijación de nitrógeno.

Ha sido demostrado también, que Azospirillum puede aumentar la formación de la simbiosis micorrízica y su respuesta, mientras que los hongos micorrízicos puede mejorar el establecimiento de Azospirillum en el suelo (Volpin y Kapulnik 1994). Por lo tanto el manejo de dichas interacciones provee un enfoque prometedor para el desarrollo de tecnologías para la producción agrícola (Bethlenfalvay y Linderman 1992; Gianinazzi y Schüepp 1994; Jeffries y Barea 2001) y para la restauración de suelos degradados, ya que además de promover el crecimiento vegetal, intervienen en el ciclaje de nutrientes,  de vital importancia para el mantenimiento de la fertilidad del suelo.

Actualmente, Biofábrica Siglo XXI, cuenta con una línea de biofertilizantes elaborados con base en bacterias como el Azospirillum brasilense, Azofer, Rhizobium etli, Rhizofer y hongos como los de Micorriza del género Glomus, Micorrizafer, los cuales han sido probados y avalados por su efectividad, beneficiando tanto la productividad en la agrícultura como a la regeneración de los suelos en México.

* Maestros en Ciencias e investigadores de Biofábrica Siglo XXI.