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Durante los últimos 4 años, los especialistas de la empresa Biofabrica Siglo XXI S.A. de C.V. han estado realizando pruebas de Biofertilizantes en diferentes cultivos en el estado de Veracruz, como caña de azúcar, calabacita, tomate de cáscara, maíz, café y cítricos, obteniendo excelentes resultados, como es el caso de los cítricos, cultivo en el que se ha trabajado desde hace año y medio, en la región de Martínez de la Torre, respaldados con el proyecto de “Promoción y Transferencia de Tecnología para el uso de Biofertilizantes” ejecutado por la UNAM y COFUPRO, patrocinado por SAGARPA, así como por la FUNDACIÓN PRODUCE del estado.
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A primera vista puede parecernos extraño que un microorganismo nos ayude a tener plantas fuertes y sanas, sin embargo existen miles de microorganismos a nuestro alrededor y algunos de los que viven en el suelo tienen la habilidad de promover el crecimiento de las plantas porque proporcionan nutrientes como nitrógeno, fósforo y hierro.
El proceso por el que los microbios pueden asimilar el nitrógeno gaseoso de la atmósfera se llama Fijación biológica de nitrógeno y es una versión natural de la producción industrial de fertilizantes. Los microbios que realizan este proceso se pueden ver como pequeñas fábricas de fertilizantes nitrogenados. Algunas de estas bacterias fijadoras de nitrógeno viven en estrecha relación con las plantas y pueden proporcionarles nitrógeno haciendo que estas dependan menos del nitrógeno del suelo o de los fertilizantes químicos con nitrógeno. Las bacterias más conocidas que tienen esta capacidad se asocian a plantas leguminosas y se llaman “rizobios”.

El fósforo es un nutriente que puede ser abundante en el suelo pero que no es fácilmente disponible para las plantas porque se encuentra en formas insolubles que no se pueden utilizar. Existen microorganismos llamados “solubilizadores de fosfatos” que tienen la habilidad de producir sustancias ácidas que liberan el fósforo de los minerales del suelo y así este nutriente ya puede ser absorbido por las plantas. Los microorganismos más conocidos que tienen esta capacidad son hongos llamados “micorrizas” pero también hay bacterias que viven asociadas a las plantas que pueden solubilizar fosfatos.
El hierro es otro nutriente que también suele encontrarse en formas insolubles y no disponibles para los vegetales en el suelo. Algunos microorganismos producen y liberan unas sustancias llamadas “sideróforos” que unen muy fuertemente al hierro, luego estos complejos sideróforo – hierro son absorbidos por las raíces de las plantas.
Otra forma en la que los microorganismos pueden favorecer el crecimiento de las plantas es mediante la producción de hormonas vegetales, como las auxinas. Estas sustancias promueven el crecimiento de las raíces de las plantas, lo que permite que puedan absorber más agua y nutrientes del suelo.

Cuando las plantas sufren algún tipo de estrés liberan una hormona llamada etileno, hay algunos microorganismos que producen sustancias capaces de disminuir la producción de etileno en las plantas, lo que disminuye el estrés y por lo tanto mejora el crecimiento. Este es otro mecanismo mediante el cual las bacterias promueven el crecimiento vegetal.
Extraído del Manual Teórico – práctico: Los Biofertilizantes y su uso en la Agricultura. SAGARPA – COFUPRO – UNAM. México, D.F. 2013.

Estamos en los umbrales de un profundo proceso de transformación, en donde los sistemas ambientales se deben de tomar en cuenta dentro de los sistemas socio-económicos como un todo, bajo un nuevo
concepto que se podría denominar Bioeconomía. Estos sistemas dependen totalmente uno del otro; analizando los problemas que surgen de la empresa humana sobre el medio ambiente,se debe de hacer visible lo invisible.

La Bioenocomía es un campo emergente que tiene como eje a la biología para así, definir los alcances y límites de toda acción económica: en donde la actividad socioeconómica no destruya las condiciones necesarias para la sustentabilidad.
Hoy una prioridad es que bajo este sistema bioeconómico, las empresas hagan el mínimo daño al medio ambiente y a la biodiversidad, que funcionen dentro de la capacidad llevadera del planeta y que el capital social y el biológico tenga tanta importancia como el monetario.
A partir de la revolución industrial, se ha hecho un manejo irracional de los recursos naturales al considerarlos como inagotables. Esta forma de producción y acumulación ha llevado a una situación límite en la posibilidad de respuesta de la naturaleza y, por lo tanto, de nuestra propia sobrevivencia. Por ello, el panorama mundial actual no es nada alentador y enfrentamos problemas que nos conciernen y que sufrimos todos, como lo es: el calentamiento global, la destrucción de la capa de ozono, la acidificación de los océanos, la pérdida de la biodiversidad, los desastres naturales entre otros. Esta situación obliga a crear las condiciones necesarias para un cambio radical en nuestra ideología y forma de vida, tendientes a fomentar una cultura de suficiencia y conservación.

Dentro de estos cambios fundamentales se debe de tener presente la interdisciplinariedad, a través de la cual se articulen varias ideas y conocimientos que deriven en innovaciones. Para ello académicos de las distintas áreas deben vincularse con las empresas para ofrecer alternativas y soluciones de valor de uso a los problemas que nos aquejan como sociedad.
La integración de esquemas de sustentabilidad puede asegurar la supervivencia de la especie humana a largo plazo, además de la continuación del sistema socio – económico, asegurando prosperidad a corto plazo.
Uno de los esquemas más importantes es el agroalimentario, el cual está directamente relacionado con nuestra existencia en el planeta.
Los sistemas de producción agroalimentaria se han basado en la llamada “revolución verde”, que tiene como objetivo principal el producir más a corto plazo a través del uso de agroquímicos y en particular el de los fertilizantes químicos, sin importar las repercusiones eco-ambientales que provocan. Este sistema de producción resulta en la actualidad incosteable, ineficiente y altamente contaminante, lo que lleva a una necesidad de su redefinición.

Dicha redefinición sólo podrá responderse si el actual sistema de producción agroa-alimentario se somete a un serio y profundo proceso de transformación. La prioridad es: Mantener una producción sustentable a largo plazo, a menores costos y contaminando menos.
¿A que nos enfrentamos?
El uso indiscriminado de los fertilizantes químicos para la producción agraria ha generado graves impactos ecológicos que han alterado los ecosistemas, en algunos casos de forma irreversible, dentro de ellos se encuentran:
Efectos en la atmósfera: Desde la etapa de su producción, los fertilizantes químicos, sobre todo los nitrogenados, generan y expulsan a la atmósfera uno de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) más dañino, el Oxido Nitroso (N2O) con una capacidad de retención de calor a largo plazo 300 veces mayor que el Bióxido de Carbono (CO2). Lo que contribuye directamente al calentamiento global.

Efectos del cambio climático: Sequías severas y prolongadas, aumento de las precipitaciones en algunas regiones y disminución en otras, aumento de las temperaturas, aumentos en la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos, amenazas sobre el desarrollo y productividad de los cultivos, mayor presencia de plagas y enfermedades, y la
reducción de áreas con condiciones óptimas para los cultivos. Cabe mencionar que actualmente se contabilizan cerca de 500 catástrofes mundiales, cuando en la década de los ochenta éstas ascendían a 120.
Efectos en la calidad de los alimentos: el uso de fertilizantes químicos en los cultivos afecta la cantidad de vitamina C así como la calidad y cantidad de proteína producida por las plantas. Incrementa la vulnerabilidad de los cultivos a plagas y enfermedades. Por lo que se tienen frutos de menor calidad en apariencia y en valor nutricional.
Efectos en el agua: Un alto porcentaje del fertilizante químico aplicado en los cultivos termina en ríos, lagos y mares, contribuyendo a su eutrofización (exceso de nutrientes ya sea nitrógeno o fósforo que ocasionan una abundancia de algas y otros organismos los cuales absorben la mayor parte del oxígeno, destruyendo la biodiversidad). La vida de las algas es muy corta, al morir y descomponerse consumen más oxígeno por lo que la situación empeora, los peces, moluscos y crustáceos también mueren así como el resto de la biodiversidad de la zona. Esto resulta en el fenómeno conocido como hipoxia (zonas muertas tanto en mares como lagos con concentraciones tan bajas de oxígeno que las hace inhabitables). En los últimos cuarenta años se ha multiplicado el número y la extensión de las zonas muertas en el mundo. Estudios realizados en 2008 incluyen una lista de 405 zonas con extensiones que van desde 1 km hasta más de 70,000 km2

Efectos en la calidad de los cultivos: el uso excesivo de fertilizantes químicos da como resultado cultivos enanos. Los fertilizantes químicos afectan el crecimiento de los cultivos ya que inhiben el desarrollo de las hormonas de crecimiento vegetal que contienen las plantas. Con el uso irracional de la urea las plantas se vuelven más vulnerables a plagas y enfermedades. Incrementan el crecimiento de la planta pero debilitan al tallo, también empobrecen la calidad de las semillas.
Efectos en los suelos: Entre el 40-60% de los fertilizantes químicos aplicados se desperdicia, una parte de este se queda en el suelo haciendo que vaya perdiendo su flora microbiana natural así como su capacidad de retención de nutrientes e incrementando su nivel de acidez, volviéndolos estériles, haciendo a su vez que los cultivos se vuelvan cada vez más dependientes de la aplicación de fertilizantes.
El reto “Producir de manera diferente”
Necesitamos encontrar maneras de aminorar estos daños causados por el uso excesivo de los fertilizantes químicos sin reducir la productividad del sistema agropecuario.
El hombre ha ido convirtiendo cada vez más el nitrógeno inactivo de la atmósfera en sus formas reactivas, tales como amonio, para su uso en la agricultura, desequilibrando su ciclo biogeoquímico el cuál estaba perfectamente equilibrado cuando solo había fijación biológica de nitrógeno y la práctica del abono orgánico. Es por eso que la incorporación de prácticas sustentables en los sistemas de producción agrícolas es de vital importancia dentro de ellos, el uso de biofertilizantes.
A diferencia de los fertilizantes orgánicos que están hechos en base de materia orgánica procesada, los biofertilizantes están hechos a base de microorganismos benéficos para la planta, el suelo y el ambiente ya que ayudan a la fijación biológica de nitrógeno además de promover la estimulación del crecimiento vegetativo, solubilizar y transportar nutrientes y proteger el sistema radicular contra patógenos. A su vez ayudan a la regeneración de los suelos estériles devolviéndoles parte de su flora microbiana. Y no solo eso, su costo es únicamente el 10% del costo del fertilizante químico por hectárea.
Desde el punto de vista productivo y económico, los biofertilizantes tienen un importante efecto positivo, ya que representan la forma más directa e inmediata de tener una respuesta productiva, a la vez que representan la forma más económica de nutrición, ya que la fuente de nitrógeno es la atmósfera, que cuesta menos y no es contaminante. Por ejemplo, una ha. de maíz tiene un costo de fertilización química del orden de 4 a 5 mil pesos por ha., mientras que la biofertilización es del orden de 300 pesos y es más amable con el medio ambiente, y permite un uso más eficiente del fertilizante, lo que permite reducir hasta en 50% su aplicación, con mayores respuestas en producción.
Desde el punto de vista ecológico, el ahorro que se puede tener en el uso de los fertilizantes químicos, tiene un alto significado, así como un uso racional del agua, que puede ser incluso mayor al significado económico y productivo.
Es por esto que en diversos países, y organismos internacionales, ya existen iniciativas para limitar el uso de los fertilizantes químicos (como es el caso del G 20, la ONU la FAO, etc.), no obstante que actualmente es una prioridad mundial el incremento de la oferta de alimentos. Así, el reto que enfrentamos a nivel mundial, es producir más alimentos y contaminar menos (Disminuyendo el uso de fertilizantes químicos).

México es pionero en el desarrollo de biofertilizantes, donde gracias al trabajo de centros de investigación reconocidos a nivel mundial se lograron obtener biofertilizantes altamente efectivos en diversos cultivos, probados en más de 2 millones de hectáreas a nivel nacional, se logró en promedio una reducción en el uso de fertilizante químico del 50% y un aumento en rendimiento de 30%.
La vinculación y transferencia de tecnología entre centros de investigación y empresas ha permitido seguir innovando en el tema poniendo a disposición del mercado productos que dan soluciones a la problemática actual de manera biológica y sustentable.
De no integrar nuevas tecnologías en pro del cuidado del medio ambiente tanto para la producción agrícola como para otros sistemas de producción, así como cambiar nuestros hábitos de consumo hacía un consumo racional y una cultura en pro de la conservación, las consecuencias del cambio climático irán en aumento a niveles catastróficos.

Puede sorprender en primera instancia el hecho de que este 1 de octubre se haya recategorizado al “Parque Nacional” del Nevado de Toluca en el Estado de México como “Área de protección de flora y fauna” . ¿Pero que implica esto?
En primera instancia se plantea una reorganización del territorio que comprendía el Parque Nacional Nevado de Toluca, con la intención de aprovechar de manera sustentable los recursos que tiene para ofrecer, básicamente se dará paso a la intervención de las comunidades y centros de investigación para que puedan realizar tanto actividades de agricultura y ganadería así como turismo e investigación.
El Nevado fue declarado como Parque Nacional por el presidente Lázaro Cárdenas y decretado como tal en el Diario Oficial de la Federación el día 25 de enero de 1936, se buscaba hacer de dicha zona un lugar no solo para la conservación de especies de fauna y flora sino hacer participes a las comunidades de la explotación racional de los recursos forestales aun no estando contempladas dentro del perímetro oficial del Parque.
En la nueva propuesta del presidente Enrique Peña, se harán participes a las comunidades colindantes de la zona para que puedan aprovechar los recursos de manera sustentable, una vez que se prioricen las zonas para explotación racional de recursos. Las comunidades podrán desarrollar actividades de turismo ecológico, educación ambiental e investigación, todo esto sin dañar o alterar la fauna y flora del lugar. Se destaca el hecho de que no se podrán establecer inmuebles que urbanicen la zona, ni se podrán realizar actividades extractivas que contaminen o alteren el equilibrio del lugar.
¿Qué es lo preocupante? Dentro del artículo décimo fracción 5 y el artículo décimo segundo se hace referencia a la forma de explotación de flora y fauna. Lo preocupante es que de incurrir en corrupción y si hay intereses de empresas o compañías transnacionales (o nacionales) de por medio, se vaya por encima de la ley, lo que daría como resultado el inicio de la explotación irracional de la zona. Debemos recordar que casos como estos han sido ya muchos en diversas zonas del país, las autoridades deben de estar conscientes de los daños que acarrearían acciones de extracción a niveles industriales, daños que serían irreversibles.
«Art. 10 fracc. 5. El aprovechamiento extractivo de vida silvestre requiere para su autorización la opinión previa de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, excepto cuando dicho aprovechamiento se realice con fines de subsistencia” .
“Art. 12. Cualquier obra o actividad pública o privada que se pretenda realizar dentro del área de protección de flora y fauna «Nevado de Toluca», deberá sujetarse a los lineamientos y modalidades establecidos en este Decreto, el programa de manejo del área y a las demás disposiciones jurídicas aplicables. Asimismo, quienes pretendan realizar dichas obras o actividades deberán contar, en su caso y previamente a su ejecución, con la autorización de impacto ambiental correspondiente…”.
Debemos recordar que un manejo sustentable de cualquier zona natural es esencial para nuestra sobrevivencia.
El manejo racional orgánico y biológico de la agricultura será clave para un verdadero desarrollo sustentable, elementos como los biofertilizantes deberán empezar a ser difundidos para poder aprovechar de manera amigable y no contaminante lo que la tierra nos provee.
Para consultar la publicación en el Diario Oficial de la Federación acceda a:
https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5315889&fecha=01/10/2013

El desarrollo de la biotecnología en México tiene un largo camino por recorrer y asimismo muchos campos en los cuales aportar beneficios. De la semana del 23 al 28 de junio de 2013 se llevó a cabo el XV Congeso Nacional de Biotecnología y Bioingeniería en conjunto con el XII Simposio Internacional sobre Genética de Microorganismos Industriales en Cancún, Quintana Roo.
En este Congreso se dieron cita diversos investigadores de centros de investigación e instituciones especializadas en materia de biotecnología y genética reconocidos a nivel internacional, destacando proyectos innovadores dentro de ellos los relacionados en materia de biotecnología agrícola, como fue el caso de la biofertilización en donde el Dr. Mauricio Trujillo del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la U.N.A.M., habló sobre el desarrollo de la formulación líquida de un inoculante basado en la bacteria Azospirillum brasilense, con larga vida de anaquel, que fue transferido a la empresa Biofabrica Siglo XXI la cual lo llevará al mercado en los próximos meses. Este inoculante reporta incrementos de 1.8 veces en la producción de granos, en pruebas iniciales, siendo una nueva alternativa para fertilizar cultivos de distintos tipos como maíz, sorgo, caña de azúcar, avena, cebada, trigo, aguacate, mango, plátano, entre otros, aportando una forma sustentable de producir frutos y granos básicos a la agricultura mexicana.

Por otra parte se presentó el proyecto de la Dra. Damar López en conjunto con el reconocido investigador el Dr. Luis Herrera Estrella quienes pertenecen a la empresa StelaGenomics México S. de R.L. de C.V. , empresa nacida del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad del CINVESTAV, el proyecto consiste en introducir genes en diversos cultivos para estimular el uso de fosfitos, que es una fuente de fosforo normalmente no asimilable por las plantas, también limitan el crecimiento de las malezas en el campo donde son cultivadas, tecnología que puede ser aplicada en cualquier cultivo.
Otros proyectos presentados fueron el del Dr. Enrique Galindo del Instituto de Biotecnología de la U.N.A.M. que consiste en un biofungicida para mango, papaya y aguacate, que combate el hongo antracnosis, el biofungicida es amigable con el medio ambiente utilizando organismos enemigos del patógeno para reducir o eliminar los efectos dañinos a los cultivos.
Estos son algunos de los casos que ilustran que a pesar de los obstáculos es posible llevar al mercado desarrollos de alta tecnología a nivel internacional. En una importante vinculación entre empresas y centros de investigación. Los aportes de proyectos innovadores como estos a los diversos campos de la agricultura pueden dar como resultado una mayor competitividad frente a la producción mundial así como una mejora en la calidad de vida de las personas a la vez que se procura el medio ambiente.
https://dl.dropboxusercontent.com/u/63805385/Simposio%20Canc%C3%BAn%20Uni%C3%B3n%20(Galindo%202013).pdf

Actualmente la desertificación y las sequias en territorio nacional son problemas que preocupan a gran parte de ganaderos y productores agrícolas en el país, pues aproximadamente el 40% del territorio ya registra sequías de moderadas a excepcionales.
Organizaciones campesinas aclaran que más allá de la inversión en infraestructura y créditos se requieren de acciones contundentes que ayuden a las personas a mejorar las condiciones tanto de producción agrícola como de manutención y cría de ganado. Este tipo de acciones pueden verse expresadas en la implementación de tecnología en el campo mexicano, con nuevos tipos de semillas resistentes a condiciones climáticas extremas, la reconversión de cultivos en zonas de temporal, el uso racional del agua con nuevos sistemas de riego y sobretodo la capacitación en el uso de estas nuevas tecnologías a productores del campo.
La implementación de nuevas tecnologías en el campo debe de promover una agricultura sustentable donde haya un manejo eficiente de los recursos naturales y no representen un gran gasto a los productores, como lo son los sistemas de riego en donde llegan a pagar hasta 30 mil pesos mensuales de energía eléctrica, y no dañen la tierra. El uso de los biofertilizantes ayuda a: regenerar la tierra, ahorro de agua en riego, disminuir los costos de producción, obtener mejores cosechas invirtiendo menos y procurando al medio ambiente.
Si desea consultar el artículo de La Jornada a propósito de las sequías en el país de click al siguiente enlace:
https://www.jornada.unam.mx/2013/04/01/sociedad/035n1soc

Por medio de la preparación de fertilizantes biológicos, integrantes de la Unidad de Bioprocesos (UBP) del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM, desarrollan métodos altamente productivos y benéficos para los mexicanos, en especial para el sector agrícola.
El proyecto, que hace en colaboración con la empresa Biofábrica Siglo XXI, y con apoyo del Conacyt, consiste en una formulación de medios de cultivo que permiten el mejoramiento del producto de fermentación (incremento de las poblaciones bacterianas) de Azospirillim brasilense, Rhizobium etli y Sinorhizobium meliloti.
Asimismo, mantiene sus características funcionales, fisiológicas y metabólicas, para establecer una simbiosis eficiente con la planta y el crecimiento vegetal, lo que permitirá mayor producción y la optimización del suelo a menor costo.
Mauricio A. Trujillo Roldán, director de la Unidad, explicó que esa instancia universitaria proporciona servicios y apoyo para el desarrollo, innovación y optimización de procesos biotecnológicos con el uso de biorreactores. “La UBP tiene vasta experiencia en proyectos de estudio que involucran el desarrollo y la optimización de procesos de fermentación, separación y purificación de productos biotecnológicos”.

 
 
 
 
En ese espacio se realiza investigación básica y aplicada para acercar a la industria. “Somos un eslabón en la relación universidad-sector productivo, porque hacemos los experimentos en tamaño piloto, para demostrar la factibilidad de los procesos y su posible comercialización”, dijo.
También, llevan a cabo pruebas de artículos que ya se encuentran en el mercado, pero que requieren ser estudiados. Para ello, cuentan con una serie de biorreactores en los que desarrollan, por ejemplo, un biofertilizante a base de microoganismos, en especial bacterias y hongos que viven asociados o en simbiosis con las plantas, que contribuyen de forma natural a la nutrición y crecimiento de estas últimas.
En la UBP los universitarios desarrollan fertilizantes biológicos en escalas desde 10 hasta mil litros, “las pruebas a mil litros son envasadas, y por medio de la empresa, se llevan al campesino para que las aplique en siembras de maíz, caña, cacahuate, sorgo y fríjol, entre otros”.
La empresa Biofábrica Siglo XXI proporciona las bacterias específicas para estos plantíos, licenciadas para su comercialización a nivel nacional por la UNAM, y ellos las producen en volúmenes de hasta mil litros. Los cultivos bacterianos ya formulados y envasados tienen hasta dos años de vida útil a temperatura ambiente, pues mantienen a las bacterias vivas durante ese lapso, “lo que no había sido posible y, al parecer, ningún mercado del mundo lo ha logrado”.
Además, en colaboración con esa firma, han realizado pruebas experimentales en caña de azúcar, cuyos rendimientos se han duplicado. Con ello se estaría en posibilidad de aumentar el promedio nacional de producción de este insumo, que es del orden de 70 toneladas por hectárea.
Se trata de rendimientos considerables. En términos generales, se puede decir que los biofertilizantes tienen un costo para el productor de sólo 10 por ciento del gasto de la fertilización química. Al aplicar 250 mililitros del fertilizante biológico combinado con productos químicos por hectárea, se invierte en promedio de 300 a 400 pesos, mientras que el uso de químicos en una hectárea vale entre seis mil y 10 mil pesos.
Fuente: La Jornada en línea. 26/08/2012
https://www.jornada.unam.mx/ultimas/2012/08/26/111241533-producen-en-la-unam-fertilizantes-biologicos-en-beneficio-del-sector-agricola

De acuerdo a los diarios internacionales, la situación crítica que está viviendo el país vecino del norte en cuanto a la sequía ha afectado los precios de los alimentos a nivel mundial y aunque no se espera que la situación se agudice tanto como en el 2007-2008, los efectos a corto plazo ya pueden sentirse. El aumento en las importaciones de trigo es muestra de ello.

https://www.la-razon.com/mundo/FAO-producir-evitar-crisis-alimentaria_0_1667233358.html

Las importaciones de trigo a México incrementaron en más del 30 por ciento en el primer semestre, y alcanzaron los 742 millones de dólares de acuerdo a cifras del Banco Central.[1]

Las cifras del Consejo Nacional Agropecuario (CNA) reportan cifras similares a las del Banco Central y afirma que durante el primer cuatrimestre del año, la balanza comercial agropecuaria de México reportó un saldo negativo de 392,524 millones de dólares, mientras las importaciones ascendieron 4,758 millones de dólares.

Debido a lo anterior, los diferentes organismos del país especializados en materia agropecuaria remarcan la necesidad de encaminar las políticas agrícolas hacia una mayor independencia alimentaria. Benjamín Grayeb, vicepresidente de Comercio  Exterior del Consejo Nacional Agropecuario, por ejemplo, afirmó que “es indispensable reducir las importaciones y fortalecer la productividad del campo, y q para ello se debe mejorar el rendimiento”.[2] Por su parte, durante la ceremonia de cambio de coordinador del Congreso Agrario Permanente (CAP), Juan Leyva Mendivil de la Alianza Campesina del Noreste (ALCANO) quien será el nuevo coordinador de dicha organización, hizo énfasis en la necesidad de impulsar el desarrollo regional agropecuario incluyendo un programa nacional de investigación, de transferencia de tecnología y de asistencia técnica, además de un programa de producción de  semillas mejoradas y de fertilizantes.[3]

Biofábrica Siglo XXI comprometida con el desarrollo del agro mexicano, trabaja continuamente con los centros de investigación más importantes del país para desarrollar e innovar en productos y paquetes tecnológicos para el campo. El resultado de este intenso trabajo ha sido el incremento en los rendimientos, la reducción de los costos de producción (ya que se puede reducir hasta en un 50% la aplicación de fertilizantes químicos nitrogenados) y  el mejoramiento de la tierra.


[1] Reuters, Afp y Dpa, “Duplica México importaciones de trigo, con gasto récord de 741 mdd” en La Jornada, consultado el 22 de ago. de 12 en https://www.jornada.unam.mx/2012/08/22/economia/023n1eco
[2] María del Pilar Martínez, “Importaciones logran balanza agropecuaria negativa para México” en El Economista consultado el  22 de agosto de 2012 en  https://eleconomista.com.mx/industrias/2012/08/08/importaciones-logran-balanza-agropecuaria-negativa-mexico
[3] Julián Sánchez  “CAP urge plan para revertir los precios” en El Universal en línea, consultado el 22 de agosto de 2012 en https://www.eluniversal.com.mx/notas/865594.html

El pasado 9 y 10 de Agosto, se realizó en Querétaro el Seminario Internacional de Fertilización Integral organizado por parte de las Fundaciones Produce, A.C. (COFUPRO) y bajo el auspicio de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA). El evento contó además, con la participación de entidades como la Universidad Nacional Autónoma de México, México (UNAM), el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), entre otras.
Sebastián Lara Pastor, vicepresidente pecuario y de acuacultura de la Coordinadora Nacional de las Fundaciones Produce destacó que 37% de los costos de producción está destinado a la compra de fertilizantes,  y que a través de la adopción de biofertilizantes y fertilizantes orgánicos se pueden reducir los gastos hasta en 12 por ciento.

 
Por su parte,  Guillermo del Bosque Macías, Director de Fibras Naturales y Biocombustible de la SAGARPA puntualizó que los biofertilizantes son una parte estratégicapara enfrentar los retos de este siglo; señaló que el uso de biotecnología aplicada al campo, reduce los costos de producción y es por ello que los biofertilizantes son un punto estratégico de la federación el cual que va de la mano con el desarrollo social y económico del país en donde la principal preocupación es revertir el daño ecológico y haciendo un uso óptimo de los recursos naturales que aún nos quedan.
El primer día se dedicó a exponer la experiencia de México en materia de los biofertilizantes. En este rubro, el Dr. Humberto Peralta, investigador del Centro de Ciencias Genómicas de la UNAM, habló sobre la experiencia científica mexicana en cuanto a los biofertilizantes. En esta ponencia destacó la relación del CCG con Biofábrica Siglo XXI en cuanto a investigación, desarrollo y comercialización.
Otro tema de preocupación, sin embargo, es la rápida aparición de productos que no cuentan con los estándares mínimos de calidad y que pueden dañar los cultivos y generar pérdidas económicas. Por ello es importante incorporar la biotecnología al sistema de producción, tomando en cuenta la calidad de los productos y el prestigio de la empresa.
Biofabrica Siglo XXI, comprometida con el desarrollo del campo, cuenta con todos los registros de sanidad necesarios, emitidos por la SAGARPA, además de que investiga continuamente procesos innovadores para mejorar la situación agrícola del campo.
https://www.cofupro.org.mx/cofupro/cofupro_web.php?documentweb=1&idseccion=395
 
 

Biofabrica Siglo XXI y la UNAM a la vanguardia en la búsqueda de alternativas sustentables para la agricultura


El panorama actual para la agricultura a nivel mundial en el marco de crisis económicas y medioambientales no es nada alentador. Esto se debe a diversos factores como la erosión de las tierras cultivables, el cambio climático, la contaminación de acuíferos, entre otros así como el uso indiscriminado de agroquímicos. Respecto a estos últimos, particularmente la agricultura mexicana actualmente enfrenta problemas de tipo económico-social y ambiental.

Agroquímicos: panorama actual

Los fertilizantes e insecticidas químicos son insumos agrícolas cuyo propósito es el aumento en los rendimientos de los cultivos a corto plazo teniendo a su vez efectos sumamente peligrosos para el medio ambiente y para la salud a largo plazo, como ya desde hace 10 años lo había detallado la ONU en su reporte “Perspectivas del Medio Ambiente Mundial 2000”[1], por otra parte, los precios de estos insumos se han disparado debido al aumento en los precios del petróleo[2] lo cual representa una fuerte carga para los agricultores. En suma, los agroquímicos ya no responden a las necesidades actuales económicas y medioambientales, lo cual ha propiciado alianzas estratégicas entre los sectores involucrados en Investigación y Desarrollo (I+D) tanto privados como públicos, ejemplo de ello en nuestro país son Biofabrica Siglo XXI y la Universidad Nacional Autónoma de México.

La UNAM y Biofabrica: Historia de una alianza sustentable en I+D

En 1980 en la UNAM se creó el Centro de Investigación sobre Fijación del Nitrógeno[3], dedicado a impulsar la investigación sobre biofertilizantes microbianos[4] como alternativa en la producción agrícola del país debido a su bajo costo[5], a sus propiedades regeneradoras del suelo, a que permiten el ahorro de agua, mejoran la nutrición de la planta y de manera relevante aumentan la productividad disminuyendo la fertilización química. La primera aplicación a gran escala de estos biofertilizantes en el campo mexicano se dio en el marco del programa Alianza para el Campo-SAGARPA en 1999. Los microorganismos utilizados fueron Azospirillum brasilense, Glomus intraradices y Rhizobium etli[6]. En total se biofertilizaron 1,882 263 has. en casi todo el país mostrando excelentes resultados, sin embargo, con el cambio de gobierno en el año 2000, el programa se desactivo. Pese a lo anterior, los involucrados en el proyecto estaban convencidos de los beneficios a largo plazo de este tipo de fertilización y siguieron colaborando a través de la empresa mexicana Biofarbica Siglo XXI.

Desde el 2003, Biofábrica Siglo XXI, en su calidad de empresa científica y tecnológica ha trabajado de manera conjunta con la UNAM en la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías sustentables para la producción agrícola del país, en la formación de cuadros de profesionales y en la búsqueda de soluciones sostenibles, obteniendo resultados contundentes como el aumento de hasta un 46% en el cultivo de frijol por ejemplo, con un ahorro promedio de hasta $1600.00 en el costo de fertilización[7].


[1] Panorama General PMAM-2000, Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, 1999. https://www.unep.org/Geo2000/ov-es.pdf
[2] FAO
[3] Hoy Centro de Ciencias Genómicas
[4] Los biofertilizantes microbianos  son fertilizantes biológicos a base de microorganismos benéficos para la planta y el suelo.
[5] De acuerdo a los precios de Biofabrica, los biofertilizantes cuestan el 10% de lo que cuestan los agroquímicos
[6] Organismos microbianos basados en bacterias y hongos benéficos.
[7] Datos proporcionados por Biofabrica Siglo XXI y disponibles en www.biofabrica.commx o a través de contacto@biofabrica.com.mx