Entradas

Damar López Arredondo
 
 
 
 
 
 
 
 
Sin duda, uno de los grandes retos para la humanidad en el siglo XXI,  será el incremento de la producción de alimentos que permita satisfacer la creciente demanda mundial, la cuál en el último período,  se ha incrementado más allá del crecimiento de la población.
Pero si el reto de incrementar la oferta alimentaria es grande, este es aún mayor si consideramos que el actual esquema de producción agrícola tiene que ser radicalmente transformado,  por otro que sea más económico, más productivo y sobre todo menos contaminante y devastador. Es decir se necesita un modelo más sensato y responsable de producción.
El reto de la producción agrícola en el siglo XXI, todavía es más complejo si consideramos que las fuentes de nutrientes vegetales, que son indispensables para la producción,  como es el caso del nitrógeno y del fósforo, se están agotando a un ritmo acelerado.
Actualmente los fertilizantes nitrogenados dependen del petróleo, y su futuro está ligado a este,  y ya llegamos  al umbral de su agotamiento.
El fósforo que requieren las plantas proviene de la roca fosfórica, pero ésta tiene un horizonte limitado de vigencia. Adicionalmente, el fósforo que se utiliza se desperdicia más del 70% situación similar sucede con los fertilizantes nitrogenados. Estos fertilizantes representan uno de los grandes absurdos del actual modelo de producción agrícola en el mundo; el insumo más caro en la agricultura, es el más ineficiente y altamente desperdiciado: por cada 100 kgs. de aplicación, la planta solo aprovecha cerca de 30 kilos, mientras que 70 kgs. se van a contaminar suelos, agua y atmósfera.
Afortunadamente, existen alternativas viables y deseables para enfrentar estos inmensos retos, como son los biofertilzantes  y otras opciones de la Biotecnología.
Los invitamos a leer este artículo sobre Damar López Arredondo investigadora del CINVESTAV que a los 28 años ha desarrollado cultivos genéticamente modificados para aprovechar el uso de fertilizantes.
https://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/8f5f3eb62bb61e396de9cd0eea64fffd
 

¿Qué hacemos con el campo mexicano? por Manuel R. Villa Issa.

¿Qué hacemos con el campo mexicano? por Manuel R. Villa Issa.


«De finales de los años 70 a la fecha se ha venido deteriorando la situación del agro mexicano, pasando del periodo de la autosuficiencia a una dependencia alimentaria superior del 30%, causando en más del 70% de la población rural condiciones de pobreza y pobreza extrema(…) Del 2006 a la fecha los precios de los alimentos se han incrementado en un 100%, en donde el 10% de la población destina el 88.6% de su ingreso en alimentos(…) ¿Como es que se llego a ese nivel de deterioro del campo?(…) se trata de abandono en el sentido más completo del término:  desinterés, de información,ignorancia, incongruencias, corrupción. (…)  y en un rezago social cada vez mas grande (…)  el campo mexicano tiene la capacidad de abastecer de los alimentos que demanda la población  y eventualmente generar excedentes,(…) La propuesta consiste en… considerar al campo como un asunto de seguridad nacional  y en estado de emergencia bajo 5 ejes: formación de capital humano y social, atención integral para que sea competitivo, atención a grupos rurales,sustentabilidad a las actividades agropecuarias y revisión y adecuación del marco jurídico.»
– Reseña del Dr. Marcel Morales Ibarra. Director General Biofabrica Siglo XXI.-


El título del libro de Manuel Villa Issa es una provocación y una invitación a volver nuestra atención al sector de la producción agropecua- ria que, no obstante su ineludible importancia estra- tégica para cualquier sociedad, en nuestro país se ha mantenido por décadas en una situación de permanen- te deterioro, que se refleja en su incapacidad crónica de respuesta productiva,lo que ha tenido altos costos para la sociedad.

La añeja crisis del sector ha significado la pérdida de capacidad de producir los alimentos que demanda la población, como sucedió hasta entrados los años setenta, cuando, incluso, las exportaciones agrope- cuarias fueron una importante fuente de divisas que permitieron cubrir la necesidades que requería el arranque del proceso de industrialización del país. De finales de los años setenta a la fecha, esta capacidad se ha venido deteriorando, para pasar del periodo de la autosuficiencia a una dependencia alimentaria superior a 30%. Villa Issa señala que México produce 1.7% de la producción agropecuaria del mundo; sin embargo, importa 4.5% del total de los alimentos que se impor- tan en todo el planeta.

Pero si nuestra dependencia alimentaria ha sido un alto costo que se ha pagado, no menos costoso ha sido el que millones de mexicanos hayan caído a la condi- ción de pobreza y pobreza extrema. Hay que recordar que más de 70% de la población rural se encuentra en estas condiciones.

El problema alimentario afecta a toda la población, que tiene que pagar precios cada vez mayores por ellos, y todo indica que esta tendencia se agudizará desmesuradamente en el futuro. El libro nos refiere que si bien los precios de los alimentos tuvieron un discreto incremento de 30% durante el periodo que va de 1990 al 2006, en los últimos cinco años éstos incrementos han sido de 100%.

Los incrementos de precios están ocasionando que millones de mexicanos caigan en pobreza alimentaria, es decir, sin capacidad económica para poder acceder a los alimentos básicos. De acuerdo con el libro de Villa Issa, 10% de la población más pobre del país destina 88.6% de su gasto en alimentos, tendencia que va bajando hasta llegar a sólo 12% para el 10% de la población más rica.

El libro responde a otra pregunta, además de la que da origen al título, una pregunta que prácticamen- te todos los mexicanos nos hacemos: ¿Cómo es que se llegó a este nivel de deterioro del campo? La respuesta es muy sencilla: el abandono.

Pero; cuando Villa Issa nos habla de abandono del campo, no está haciendo referencia a un problema meramente cuantitativo, de dinero, de presupuestos, no se trata de eso. Se trata de abandono en el sentido más completo del término: desinterés, de información, ignorancia, incongruencias, corrupción. Este abando- no se ha traducido en la ausencia de una política de desarrollo del sector, en la ausencia de una visión de largo plazo, en la reproducción y acumulación de problemas estructurales y en un rezago social cada vez más grande.

Manuel Villa Issa nos lleva de la mano y nos hace un detallado recorrido por la catástrofe agropecuaria del país, partiendo desde su origen hasta nuestros días. El libro no se queda en la catástrofe. También hace referencia a sus fortalezas y potencialidades, soste- niendo la tesis de que el campo mexicano tiene la ca- pacidad de abastecer de los alimentos que demanda la población y, eventualmente, generar excedentes para su exportación, como lo venía haciendo hasta cuarenta años atrás.

Para ello, propone Villa Issa, se requiere, en pri- mer término, contar con una política de desarrollo con una visión de largo plazo, que se aboque a atacar los ancestrales problemas estructurales que se han acu- mulado en el último medio siglo, y que sea capaz de articular principios y políticas pública, que lleven a una reforma integral del campo.

La propuesta consiste en un conjunto de princi- pios estratégicos, que tienen como su principal eje el considerar al campo como un asunto de seguridad nacional y en estado de emergencia, de donde se des- prendan políticas públicas que atiendan cinco grandes ejes temáticos: formación de capital humano y social para el campo; atención integral al campo para que sea competitivo; atención a grupos rurales priorita- rios; sustentabilidad a las actividades agropecuarias; revisión y adecuación del marco jurídico.

La lectura de ¿Qué hacemos con el campo mexica- no? nos lleva al final a otra pregunta obligada, que el mismo Manuel planteó en una de sus presentaciones ¿quién tiene, en el actual escenario político del país, los tamaños suficientes para hacer realidad la transfor- mación del agro que todos los mexicanos demanda- mos? Yo no veo a nadie, nos responde el autor.

El día 5 de octubre se realizaron dos visitas a parcelas demostrativas ubicadas en el Estado de Morelos. El objetivo de las visitas fue observar los resultados obtenidos en plantaciones de cacahuate con el uso de nuestros productos Micorrizafer y Rhizofer en comparación con el tratamiento testigo de abono de corral mas fungicidas químicos.

En las primeras parcelas visitadas, ubicadas en Ahuehuetzingo, Morelos, los productores sembraron cuatro parcelas utilizando 1 combo de Micorrizafer + Rhizofer y un fungicida químico. De las cuatro parcelas sembradas tres fueron inoculadas al pie de la planta a las 2 semanas del brote y la parcela restante fue fertilizada a través de la inoculación de las semillas, obteniendo un brote a los 6 días. La aplicación de nuestros productos fue totalmente nueva para los productores, nunca antes habían llevado a cabo el proceso de biofertilización.

En las segundas parcelas visitadas en Morelos, se compararon plantaciones de cacahuate con tratamiento testigo y aquellas fertilizadas con 2 combos de Micorrizafer + Rhizofer.

La diferencias fueron importantes pues en las plantaciones que habían sido biofertilizadas con nuestros productos se encontraron plantas con abundante follaje, tallos gruesos y mas cacahuates, mientras que en las que habían sido fertilizadas con tratamiento testigo de abono de corral y fungicidas, se apreciaron plantas con follaje reducido, tallos delgados y pocos cacahuates.

Resultados.

Los resultados que los productores pudieron observar consistieron en el incremento en cuanto a follaje de la planta, grosor de tallos, mayor formación de nódulos en la raíz y un mayor numero de cacahuates obtenidos.

Cabe destacar que las parcelas fertilizadas con Micorrizafer y Rhizofer obtuvieron un resultado en rendimiento promedio de 2,5 toneladas por hectárea en comparación al testigo con abono de corral que genero una sola tonelada por hectárea.

Además del rendimiento superior que se obtuvieron en las plantas biofertilizadas con Micorrizafer y Rhizofer su aspecto era notablemente mejor que aquellas que no habían sido biofertilizadas. Pues las plantas biofertilizadas con Micorrizafer y Rhizofer presentaban una mejor coloración, mejores tallos, follaje y raíces mas grandes y gruesas con una mayor cantidad de nódulos y mas cacahuates.