La industria agrícola es una de las principales contaminantes del agua a nivel mundial debido al desmedido uso de agroquímicos que se emplean en los cultivos. Es urgente buscar alternativas sostenibles que no contaminen los cuerpos acuáticos.
El agua es el elemento de mayor presencia en el planeta y en el ser humano; basta con saber que tanto la Tierra, como el cuerpo humano, están conformados en un 70% de ella. Podemos decir que el agua es el componente más importante para la supervivencia y desarrollo de cualquier ser vivo en el planeta, sin embargo, el consumo irracional y la gran contaminación causada por distintas actividades humanas, ha puesto en enorme riesgo la disposición de este elemento fundamental para la vida.
El Día Mundial del Agua, celebrado cada 22 de marzo, nació con la intención de recordar la importancia de este líquido, pero sobre todo, para concientizar acerca de la crisis mundial que atraviesa; trabajar en encontrar medidas globales que permitan alcanzar un desarrollo sostenible y garantizar el acceso al agua a todas las personas.
No obstante, esta no es una tarea sencilla de resolver, así como tampoco es una labor que le competa únicamente a los grandes poderes, se trata de una responsabilidad que concierne a toda la sociedad. De la misma manera, es tarea de todos conocer el impacto ambiental que genera cada una de las cosas que consumimos, así como exigir, promover y consumir producciones más responsables, sustentables y amigables con el medio ambiente.
Contaminación por parte de la industria agrícola
¿Alguna vez te has preguntado sobre el impacto ambiental de la producción de los alimentos que consumimos tanto nosotros como los animales con los que nos alimentamos?
Todos los alimentos que consumimos dependen en mayor o menor medida del agua. En la agricultura mundial se utiliza el 70% de todos los suministros hídricos superficiales del planeta, y, al mismo tiempo, la agricultura tradicional con el uso de fertilizantes, pesticidas y agroquímicos, es también la causante de la contaminación de estos mismos recursos.
Tan sólo en 2019, la Comisión Nacional del Agua indicó que en el país el 32.2% de las aguas superficiales presentaban una calidad aceptable y el 66.8% presentaba algún grado de contaminación.
Desde la revolución verde que tuvo lugar a mediados del siglo pasado, los agroquímicos han sido utilizados para nutrir a los cultivos y controlar plagas y enfermedades, pero su uso indiscriminado y su bajo nivel de eficiencia, los han convertido en uno de los principales contaminantes de cuerpos de agua, suelos y atmósfera. Se calcula que del 100% de los fertilizantes sintéticos que se aplican en los cultivos, tan solo el 30% es aprovechado por las plantas, el resto contamina agua, aire y suelo. Por otro lado, la agricultura atraviesa otros retos importantes, como alimentar a una población que alcanzará los 9,000 milllones de personas en el año 2050; crear resiliencia en comunidades agrícolas para hacer frente a inundaciones y sequías y aplicar tecnologías en el uso del agua que respeten el medio ambiente.
¿Qué se está haciendo para disminuir este efecto?
La lista de propuestas es larga, por su parte, la ONU ha propuesto implementar infraestructuras ecológicas en las ciudades, plantar bosques, reconectar ríos con llanuras aluviales y restaurar humedales, por mencionar algunas.
En México se trabaja en el Plan Nacional Hídrico que cuenta con seis objetivos:
- Fortalecer la gestión integrada y sustentable del agua.
- Incrementar la seguridad hídrica ante sequías e inundaciones.
- Fortalecer el abastecimiento de agua y el acceso a los servicios de agua potable, alcantarillado y saneamiento.
- Incrementar las capacidades técnicas, científicas y tecnológicas del sector.
- Asegurar el agua para el riego agrícola, energía, industria, turismo y otras actividades económicas y financieras de manera sustentable.
- Consolidar la participación de México en el contexto internacional en materia de agua.
Por su parte, la biotecnología ha apostado en los últimos años por el desarrollo de biofertilizantes, los cuales son productos 100% naturales basados en microorganismos benéficos que se relacionan de forma natural con las raíces de las plantas, promoviendo un mayor volumen de la raíz, permiriendo a las plantas mejorar su capacidad de explorar el suelo en busca de agua y nutrientes esenciales para su desarrollo como el Nitrógeno, Fósforo, Potasio, entre otros.
Gracias a esta mejor absorción por parte de la raíz, no solo se permite un aumento significativo en el aprovechamiento de estos nutrientes, sino también del agua, mejorando la nutrición de la planta, su vigor y resistencia a condiciones difíciles como sequías, heladas, salinidad del suelo, presencia de metales pesados y altas temperaturas. A su vez, los biofertilizantes mejoran la salud de las plantas al producir hormonas que estimulan su desarrollo y compiten contra otros hongos capaces de producir enfermedades en las raíces (hongos patógenos), disminuyendo significativamente el efecto negativo de estos hongos nocivos sobre la salud de la planta.
Otros beneficios de los biofertilizantes es que permiten la disminución del uso de agroquímicos, aumentan los rendimientos de los cultivos y mejoran la calidad de las cosechas, ofreciendo así una alternativa menos contaminante al ambiente y promoviendo la regeneración de nuestros suelos, la conservación de océanos, cuerpos de agua y la biodiversidad.