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Biofabrica Siglo XXI y la UNAM a la vanguardia en la búsqueda de alternativas sustentables para la agricultura


El panorama actual para la agricultura a nivel mundial en el marco de crisis económicas y medioambientales no es nada alentador. Esto se debe a diversos factores como la erosión de las tierras cultivables, el cambio climático, la contaminación de acuíferos, entre otros así como el uso indiscriminado de agroquímicos. Respecto a estos últimos, particularmente la agricultura mexicana actualmente enfrenta problemas de tipo económico-social y ambiental.

Agroquímicos: panorama actual

Los fertilizantes e insecticidas químicos son insumos agrícolas cuyo propósito es el aumento en los rendimientos de los cultivos a corto plazo teniendo a su vez efectos sumamente peligrosos para el medio ambiente y para la salud a largo plazo, como ya desde hace 10 años lo había detallado la ONU en su reporte “Perspectivas del Medio Ambiente Mundial 2000”[1], por otra parte, los precios de estos insumos se han disparado debido al aumento en los precios del petróleo[2] lo cual representa una fuerte carga para los agricultores. En suma, los agroquímicos ya no responden a las necesidades actuales económicas y medioambientales, lo cual ha propiciado alianzas estratégicas entre los sectores involucrados en Investigación y Desarrollo (I+D) tanto privados como públicos, ejemplo de ello en nuestro país son Biofabrica Siglo XXI y la Universidad Nacional Autónoma de México.

La UNAM y Biofabrica: Historia de una alianza sustentable en I+D

En 1980 en la UNAM se creó el Centro de Investigación sobre Fijación del Nitrógeno[3], dedicado a impulsar la investigación sobre biofertilizantes microbianos[4] como alternativa en la producción agrícola del país debido a su bajo costo[5], a sus propiedades regeneradoras del suelo, a que permiten el ahorro de agua, mejoran la nutrición de la planta y de manera relevante aumentan la productividad disminuyendo la fertilización química. La primera aplicación a gran escala de estos biofertilizantes en el campo mexicano se dio en el marco del programa Alianza para el Campo-SAGARPA en 1999. Los microorganismos utilizados fueron Azospirillum brasilense, Glomus intraradices y Rhizobium etli[6]. En total se biofertilizaron 1,882 263 has. en casi todo el país mostrando excelentes resultados, sin embargo, con el cambio de gobierno en el año 2000, el programa se desactivo. Pese a lo anterior, los involucrados en el proyecto estaban convencidos de los beneficios a largo plazo de este tipo de fertilización y siguieron colaborando a través de la empresa mexicana Biofarbica Siglo XXI.

Desde el 2003, Biofábrica Siglo XXI, en su calidad de empresa científica y tecnológica ha trabajado de manera conjunta con la UNAM en la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías sustentables para la producción agrícola del país, en la formación de cuadros de profesionales y en la búsqueda de soluciones sostenibles, obteniendo resultados contundentes como el aumento de hasta un 46% en el cultivo de frijol por ejemplo, con un ahorro promedio de hasta $1600.00 en el costo de fertilización[7].


[1] Panorama General PMAM-2000, Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, 1999. https://www.unep.org/Geo2000/ov-es.pdf
[2] FAO
[3] Hoy Centro de Ciencias Genómicas
[4] Los biofertilizantes microbianos  son fertilizantes biológicos a base de microorganismos benéficos para la planta y el suelo.
[5] De acuerdo a los precios de Biofabrica, los biofertilizantes cuestan el 10% de lo que cuestan los agroquímicos
[6] Organismos microbianos basados en bacterias y hongos benéficos.
[7] Datos proporcionados por Biofabrica Siglo XXI y disponibles en www.biofabrica.commx o a través de contacto@biofabrica.com.mx

El mercado agropecuario tiene el reto de sustituir, después de 60 años, el uso de fertilizantes por unos que cuiden el medio, dice Carlos Alberto Hernández, coordinador administrativo de Biofábricas Siglo XXI.

Por Eduardo Camacho*

Con biofertilizantes que regeneran el suelo en lugar de debilitarlo y contaminarlo, Carlos Alberto Hernández, coordinador administrativo de Biofábricas Siglo XXI, busca convencer al sector agropecuario de ser amigables con el medio ambiente. Siendo una idea original del doctor Marcel Morales Ibarra, este tipo de productos generados por la pequeña y mediana empresa funcionan como fijadores de nitrógeno del medio ambiente para la alimentación de la planta, protectores de la planta ante microorganismos patógenos del suelo, además de que estimulan el crecimiento del sistema radicular de la planta, entre otras bondades. El entrevistado comentó que, al ser una empresa socialmente responsable dedicada a la producción y venta de biofertilizantes, encuentran retos por vencer y grandes expectativas por alcanzar en un campo lleno de oportunidades.

¿Es difícil entrar al nicho del mercado agropecuario?

Es un sector peculiar que tiene mas de 60 años usando el fertilizante tradicional pero están en el proceso de migración a este tipo de productos, tenemos tasas de crecimiento importantes de 50% anual aún en una población de gente adulta que en ocasiones es difícil de convencer pero están muy interesados en cuidar la tierra y todo el medio ambiente.

¿Quién respalda sus productos?

Nuestro crecimiento es resultado tanto de nuestro trabajo pero es de gran ayuda ser la primer empresa mexicana que cuenta con permisos sanitarios ante la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) y también contamos con el respaldo del Centro de Ciencias Genómicas de la UNAM.

¿Reciben apoyo en investigación por parte de la UNAM?

Sí, se trabaja con diversos institutos y los desarrollos científicos para bajar los costos; se hicieron convenios con la UNAM, que permite potenciar la productividad de los agricultores, con lo cual se rompen las barreras estructurales al llevar los desarrollos científicos al campo dando como resultado productos con un menor precio.

¿Cómo se concibe el mercado?

Son tres puntos específicos los que rigen el mercado al ser productos con menor precio, más productivos y ecológicos. Es lo que falta en el país, vincular estos dos círculos, el de la investigación y el de la producción, dando elementos a los campesinos para ser más competitivos.

¿Qué tan competitivo es el costo?

Nuestros productos pueden disminuir hasta el 50% del cosoto de fertilización tradiconal en gramínias como maíz, trigo, cebada y otros granos de importancia; en leguminosas puede llegar al 100%, lo que es un impacto económico y ambiental importante a diferencia de agroquímicos sintéticos que generan contaminación en lagos, lagunas y mares.Por ejemplo, en el anuario estadístico de la petroquímica 2008, se importaron de Ucrania un millón 200 mil dólares en fertilizantes químicos, cuando antes Fertimex surtía a todo el país, pero con la venta de paraestatales, se volvió obsoleta; y ahora nuestro producto es 10 veces más económico y generan 20% más de rendimiento.

¿Qué regiones ya utilizan estos productos?

En todo el país son alrededor de 20 millones de hectáreas y de esa cifra, de acuerdo con la Sagarpa, la mitad se cultiva con fertilizante y nosotros tenemos el 0.5% del mercado pero con presencia en Guerrero, Guanajuato, Chihuahua, Zacatecas y Michoacán, gobiernos que son muy receptivos pero el problema al que nos enfrentamos es que somos una Pyme y no contamos con los recursos para penetrar en todos los estados.
*Nota publicada por El Universal, 23 de julio de 2010.