Fuente: Gomez Oscar, «Biofertilizantes, una alternativa para el pueblo chiapaneco», en El Economista, Chiapas, Lunes 3 de Octubre de 2011, pagina 9.
Ahorra hasta 50% en riego y fertilizantes químicos. Se obtienen mejores resultados en el cultivo y la producción
San Cristóbal de Las Casas. EN UN recorrido por una parcela muestra en la Secretaría del Campo (Secam), Marcel Morales Ibarra, director general de la Biofábrica Siglo XXI, dio a conocer que “nuestros biofertilizantes son objeto de estudio en centros de excelencia de investigación en México, como la UNAM [Universidad Nacional Autónoma de México], que es reconocida como vanguardista en esta materia a nivel internacional”.
Recordó que desde hace tres décadas la UNAM creó el Centro de Investigación de Fijación de Nitrógeno, hoy Centro de Ciencias Genómicas, con lo que se le dio un fuerte impulso a la investigación sobre las bacterias fijadoras de nitrógeno atmosférico, que es el principio por el que se crean los biofertilizantes como alternativa en la producción agrícola del país.
“En 2004 se funda Biofábrica Siglo XXI, S. A de C. V., la cuál estableció un convenio de colaboración con la UNAM”, anexó.
Reveló que estos biofertilizantes ya fueron aplicados en el país, al ser incorporados en 1999 y 2000 al programa de Alianza para el Campo de la Secretaría de Agricultura Ganadería Desarrollo Rural Pesca y Alimentación (Sagarpa), en el que se utilizaron cerca de 3 millones de hectáreas para diversos cultivos a nivel nacional, estando a cargo del seguimiento y evaluación de este programa el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).
“Desde entonces fertilizamos aproximadamente 200,000 hectáreas cada año y tenemos presencia en 20 estados de la república mexicana, en diversos cultivos y zonas agronómicas”, anexó Morales Ibarra.
A partir del 2011 los biofertilizantes de Biofábrica Siglo XXI participan en investigaciones en materia de bio-remediación de suelos y agua en Canadá, con el respaldo de prestigiosos centros de investigación como la Universidad de Montreal y MC Gill University. El biofertilizante es un producto a base de microorganismos benéficos (bacterias y hongos) que viven asociados o en simbiosis con las plantas y ayudan a su proceso natural de nutrición, además de ser regeneradores del suelo.
Estos microorganismos se encuentran de forma natural en suelos que no han sido afectados por el uso excesivo de fertilizantes químicos u otros agroquímicos, ya que éstos disminuyen o eliminan dicha población.
Marcel Morales afirma que protegen a las plantas ante microorganismos patógenos del suelo, fijan el nitrógeno del medioambiente para la alimentación de la planta, estimulan el crecimiento del sistema radicular de la planta, mejoran y regeneran el suelo, incrementan la solubilización y la absorción de nutrientes “como el fósforo, que de otra forma no son de fácil asimilación natural por la planta”, incrementan la tolerancia de la planta a la sequía y la salinidad, ahorrando en riego hasta 50 por ciento.
Los biofertilizantes también permiten un mayor aprovechamiento de fertilizantes químicos, por lo que se recomienda su disminución hasta en 50%, obteniendo mejores resultados productivos.
“Al usar los productos de Biofábrica se tiene un incremento significativo en la productividad, ya que se disminuyen costos y existe una mayor respuesta productiva”, aseveró Morales Ibarra.
Marcelo Morales explicó en entrevista que tomando el caso del maíz, “en una hectárea más o menos fertilizada tú gastas de 5,000 a 7,000 pesos por hectárea, si estamos hablando que ahorras el 50%, ahorras de 3,000 a 4,000 pesos, [es decir que] si aplicas el biofertilizante gastas 300 [en el producto] y ahorras 3,000, con un incremento en población”.
Además relató que en las parcelas visitadas la población de milpas y elotes era de mayor tamaño en comparación con las que, según personal de la Secam, han recibido 100% de fertilizante químico. Y calcula que usando biofertilizantes en una hectárea de maíz se obtendrán de 10 a 11 toneladas. “Nuestros productos tienen la certificación de la [Comisión Federal para la protección contra Riesgos Sanitarios] Cofepris, de la Secretaría de la Salud [SS]; están registrados como un insumo orgánico, la empresa está certificada como empresa científica y tecnológica por el [Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología] Conacyt”, aseveró Morales Ibarra.

Los biofertilizantes de Biofábrica Siglo XXI han sido garantizados en el uso de la caña de azúcar en otros estados como Morelos, donde el rendimiento nacional de la caña de azúcar varía entre 70 y 112 toneladas por hectárea; “en el siguiente estudio conseguimos alcanzar rendimientos de hasta 180 toneladas por hectárea, lo que representa un incremento considerable, ya que este aumento de producción se traduce en un mayor ingreso para el productor, además de reducir una parte de los costos de fertilización”.
 

Albertina González Márquez*

¿Se ha preguntado qué se hace por los problemas ambientales como el cambio climático, aguas contaminadas o degradación de suelos? Varios de estos problemas se originan por afectaciones provocadas en el suelo, en la forma de hacer agricultura, e incluso en las consecuencias negativas que acarrea el uso descontrolado de los fertilizantes químicos.

El campo necesita utilizarse de forma responsable y sustentable a través de tecnologías que favorezcan la productividad y la calidad de los cultivos, utilizando de forma óptima los insumos requeridos, reduciendo costos. Todos estos aspectos pueden ser impactados a través del uso de los biofertilizantes.

Todas las definiciones de biofertilizante coinciden con los siguientes elementos: es una sustancia que contiene microorganismos vivos, los cuales, cuando se aplican a semillas, superficies de plantas o suelos, colonizan la rizosfera o el interior de la planta, y promueven el crecimiento al incrementar el suministro o la disponibilidad de nutrientes primarios a la planta huésped.

La acción de introducir hongos y/o bacterias a la semilla, al suelo o a los sistemas de riego en cultivos de leguminosas, gramíneas, hortalizas y frutales, principalmente, se le conoce como inoculación. Generalmente los beneficios se traducen en mayor desarrollo de la raíz y rendimiento en el grano. Los resultados a través del tiempo son suelos más ricos en contenidos de materia orgánica y nutrientes (nitrógeno, fósforo, potasio, azufre, calcio, entre otros).

El éxito en el proceso de inoculación depende de factores como la cantidad de luz, la temperatura, el tipo de suelo, las regiones climáticas, la mezcla con otros biofertilizantes y agroquímicos, la caducidad de los productos, entre otros. Estos aspectos requieren de un proceso de capacitación y acompañamiento por lo que varias dependencias gubernamentales y empresas particulares dedicadas a la producción de biofertilizantes ayudan a entender cómo usar la tecnología para lograr los mejores beneficios.

Los biofertilizantes se clasifican en dos grupos: de acción directa e indirecta. Los primeros agrupan microorganismos que habitan en algún componente de los tejidos vegetales, y por ello la acción benéfica se realiza en la planta y no en su medio circundante, es el caso de la Fijación Biológica de Nitrógeno (FBN) y las micorrizas. En tanto, en la acción indirecta la biofertilización es aprovechada primero por el suelo y lo transmite hacia los cultivos, pertenecen a este grupo los mecanismos de acción que trabajan en la solubilización de nutrientes como el fósforo.

En la agricultura, el nitrógeno es el principal nutriente para el crecimiento de las plantas. A pesar de que 78 por ciento del aire sea nitrógeno gaseoso, no puede ser aprovechado por las plantas, por lo que se requiere de un proceso para que sea transformado en una presentación de fácil asimilación para la raíz de la planta como son: nitritos, nitratos y amonio. La enzima nitrogenasa se encarga de transformar (fijar) el nitrógeno gaseoso en amonio, este proceso es conocido como FBN.

Al respecto, la bacteria Azospirillum tiene capacidad para fijar nitrógeno gaseoso a las raíces, que conlleva a mayor superficie de absorción de nutrientes y por consecuencia mejor crecimiento de las plantas. Se han realizado diversos experimentos para evaluar sus efectos en distintos cultivos, suelos y condiciones climáticas, y los resultados son alentadores, con éxitos de 60 a 70 por ciento de los casos y con rendimientos en los cultivos de cinco a 30 puntos porcentuales mayores.

Por su parte, las micorrizas son una estructura formada por la raíz de la planta y el micelio de un hongo que da lugar a una relación simbiótica, formando un sistema de absorción que permite proporcionar agua y nutrientes a la planta; además de desempeñar tres roles: biofertilizante, agente de control biológico y bioindicador del estado de la salud del suelo. Basado en estos elementos, un estudio del INIFAP ha reportado rendimientos de cultivos micorrizados que van desde 11.5 por ciento de mejora para el maíz, hasta 22.1 por ciento en el frijol.

Las ventajas de su uso son:

  • Pueden usarse en combinación con productos químicos para lograr un uso más racional de los materiales sintéticos, con lo que es posible mejorar significativamente el aprovechamiento por la planta, al tiempo que disminuyen los niveles de desperdicio y contaminación, incluso se reportan, en algunos casos, mejores rendimientos trabajando juntos.
  • Intervienen diferentes microorganismos que en conjunto pueden lograr la fertilidad, estabilidad y funcionamiento de los suelos.
  • En la actualidad existen diversos productos comerciales que son fáciles de conseguir.

*Ing. Biomédica y M.C. por la Universidad Autónoma Metropolitana. Gerente de Servicios Tecnológicos a Pymes en la Coordinación de Innovación y Desarrollo de la UNAM.

Artículo publicado por el Suplemento Investigación y Desarrollo, 31 de agosto de 2010.

Desarrollo de procesos de cultivos bacterianos y su escalamiento para la producción  comercial de biofertilizantes*

En la búsqueda de bioprocesos altamente productivos, en la Unidad de Bioprocesos del Instituto de Investigaciones Biomédicas nos interesa en el entendimiento de los mecanismos moleculares involucrados en el crecimiento celular, consumo de nutrientes, metabolismo y producción de proteínas recombinantes y metabolitos de interés en modelos bacterianos, fúngicos y en células animales en biorreactores agitados. En los biorreactores se puede mantener y controlar el equilibrio nutricional y ambiental al interior del cultivo, permitiendo comprender las respuestas moleculares causadas por modificaciones ambientales o por condiciones propias del crecimiento cellular. Recientemente, en la Unidad nos hemos encaminado a comprender como los parametros nutricionales, oxidativos e hidrodinámicos determinan la producción de biofertilizantes, biopolimeros, metabolitos bioactivos y proteínas recombinantes. En particular, el proyecto apoyado por CONACyT y la Empresa Mexicana Biofabrica Siglo XXI S. A. de C. V., se basa en estudiar y mejorar los factores nutricionales y de cultivo que permitan incrementar la producción de biofertilizantes basados en las bacterias Azospirillum brasilense y Rhizobium etli en biorreactores industriales de hasta 1,000 litros.

En el caso de la producción de biofertilizantes bacterianos, donde la biomasa viable es el producto, la productividad del biorreactor y los costas del medio de cultivo son de vital importancia para el exito del proceso. La mayor problemática que se presenta en los biorreactores industriales está relacionada con la disminución en la intensidad del mezclado y con el empobreciendo de la capacidad de transferencia de masa, en especial oxígeno, al incrementar la escala del biorreactor. Este fenómeno se hace aún más complejo si en los cultivos se presentan altas viscosidades como resultado de altas concentraciones celulares, fenómeno que se presenta en cultivos productores de biofertilizantes. Esto provoca ambientes cambiantes para el microorganismo dentro del biorreactor y en consecuencia, una disminución de la productividad y el rendimiento. En los cultivos aerobios industriales, el mezclado y la transferencia de masa son insuficientes, presentando así la formación de gradientes de nutrientes entre una zona bien mezclada (cercana a los impulsores) y una zona mal mezclada (zonas alejadas de los impulsores y cercanas a las paredes del biorreactor). Contender con esta problemática sin aumentar los costas asociados a los incrementos de agitación o aireación, manteniendo y/o mejorando las productividades es uno de los objetivos claves de este proyecto. Además, en un proceso biotecnológico industrial, conteniendo varias etapas en cultivo sumergido y su nivel de producción (en este caso a 1,000 L), debe lIevarse bajo estricto apego de las Buenas Prácticas de Fabricación (BPF). Esto implica que para el proceso deba tenerse en cuenta la elaboracion, autorización, revisión y evaluación de los procedimientos normalizados de operación y lIevarse acabo aunque el proceso este desarrollándose en una institución de investigación (como es el caso de los procesos productivos que estamos realizando).

Hasta este momenta hemos logrado entender y desarrollar procesos tecnológicos de cultivo en matraces, biorreactores de laboratorio y planta piloto hasta de 10 Litros para ambos microorganismos, manteniendo la calidad de los productos que ya son comercializados por Biofabrica Siglo XXI S. A. de C. V. Hemos logrado obtener el conocimiento necesario para la produccion de biofertilizantes Iíquidos con altos tiempos de vida de anaquel, sin diferencias significativas entre la respuesta a la aplicacin de la presentación Iíquida frente a la salida (producto original de la compañía). La importancia de la presentación líquida recae en su fácil aplicación yal gran numero celular que puede ser transportado facilmente. En este proyecto ya hemos logrado escalar la producción de estos productos líquidos hasta un volumen de 1,000 Litros. Lo que implica que por lote productivo se pueden biofertilizar hasta 5,000 hectáreas de siembra (principalmente en cultivos de maiz, frijol, trigo, cebada y caña). Con este proyecto, se producirán al menos 8,000 Litros de biofertilizantes en la Unidad de Bioprocesos en presentación Iíquida en los próximos dos años, 10 que implica el uso de almenos 40,000 hectáreas en el país.

Mauricio A. Trujillo**

* Artículo publicado por la GACETA BIOMÉDICAS No.4, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, abril 2011.

**Investigador responsable de la Unidad de Bioprocesos del IIB, UNAM

LA SOCIEDAD MEXICANA DE BIOTECNOLOGÍA Y BIOINGENIERÍA INVITAN A BIOFABRICA SIGLO XXI AL XIV CONGRESO NACIONAL DE BIOTECNOLOGÍA Y BIOINGENIERIA, QUE SE LLEVARÁ A CABO EN LA CIUDAD DE QUERÉTARO DEL 19 AL 24 DE JUNIO.

MARCEL MORALES IBARRA, DIRECTOR GENERAL DE LA EMPRESA MEXICANA PARTICIPARÁ EN EL SIMPOSIO: BIOTECNOLOGÍA: «TRANSFERENCIA BIOTECNOLOGÍA Y EMPRENDEDORES».

A CONTINUACIÓN TE PRESENTAMOS LA INTERVENCIÓN QUE PRESENTARA DURANTE DICHO EVENTO:

“LA TRANSFERENCIA DE TECNOLOGÍA COMO OPCIÓN DE AGRONEGOCIOS; EL CASO DE LOS BIOFERTILIZANTES.”

POR MARCEL MORALES IBARRA

ANTECEDENTES.

El modelo de producción agropecuaria en el mundo se encuentra seriamente cuestionado. La llamada Revolución Verde, que  se impuso a mediados del siglo pasado, ya nos pasó la factura. El uso indiscriminado de agroquímicos, en particular de los fertilizantes, como base de la producción agrícola, ha resultado altamente costoso, ineficiente, depredador y contaminante del medio ambiente.

El uso y abuso de los fertilizantes químicos, ha significado deterioro de la capacidad productiva de los suelos agrícolas, la contaminación de mantos freáticos y aguas superficiales, además de la atmósfera y mares.

Hay que destacar que el insumo más caro de la producción agrícola en general, son los fertilizantes, que cubren entre el 30 y 35% de los costos totales, con una tendencia creciente en el último periodo. Sin embargo, éste es el insumo más desperdiciado, ya que su nivel de aprovechamiento es máximo del 40%; es decir, de cada 100 kilos que se aplica al suelo, la planta aprovecha 40 kilos, el 60% restante se destina a la contaminación.

Por lo anterior, a nivel internacional se ha iniciado una búsqueda de alternativas para la producción agrícola, que sean económicas, productivas y ecológicamente viables y deseables. Y es aquí donde se inscriben los Biofertilizantes, y más ampliamente, la investigación y transferencia de tecnología.

¿Qué son los Biofertilizantes?

Los biofertilizantes son productos elaborados en base a microorganismos, bacterias y hongos, que ayudan al proceso de nutrición biológica de las plantas, permitiendo el aprovechamiento del nitrógeno atmosférico, desarrollando el sistema radicular, ayudando a una mayor solubilidad y conductividad de nutrientes. Además, los biofertilizantes protegen a la raíz de microorganismos patógenos, y son regeneradores de suelos.

ANTECEDENTES DE LOS BIOFERTILIZANTES EN MÉXICO.

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cuenta con el Centro de Ciencia Genómicas (Anteriormente, Centro de Investigación Sobre Fijación de Nitrógeno), que tiene más de 30 años trabajando con bacterias fijadoras de nitrógeno: Azospirillum brasilense y Rhizobium etli, siendo pionera en estos trabajos de investigación, y cuenta con un amplio reconocimiento a nivel mundial. Los trabajos realizados por la UNAM han incluido evaluaciones en campo respecto a su uso agronómico en la nutrición vegetal.

En el año de 1999 y 2000, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), estableció un convenio con la UNAM para difundir el uso de los biofertilizantes en base a estas bacterias. En los dos años se difundió el uso de estos productos en una superficie cercana a los dos millones de hectáreas, en diversas regiones y cultivos. De manera conjunta, la UNAM y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), le dieron seguimiento a una muestra de esta superficie para evaluar los resultados, siendo su impacto bastante significativo.

Con el cambio de gobierno, a finales del año 2000, desapareció el programa de difusión de los biofertilizantes, y estos productos también desaparecieron, ya que no entraron al mercado, siendo su producción exclusivamente para el programa oficial.

CONVENIO BIOFABRICA SIGLO XXI CON LA UNAM.

A finales del 2003, Biofabrica Siglo XXI, establece un convenio con la UNAM para adquirir la licencia tecnológica para el uso de las bacterias (Azospirillum b. y Rhizobium e.), para la elaboración y comercialización de biofertilizantes.

Una vez firmado el convenio con la UNAM, Biofabrica establece una serie de parcelas de validación en diferentes cultivos y regiones; asimismo, se llevaron a cabo trabajos de investigación aplicada  para contar con más elementos sobre el impacto de estos microorganismos para su uso agronómica.

RESULTADOS DE INVESTIGACIÓN DE CAMPO.

En términos generales, los trabajos de investigación aplicados nos arrojaron información que hasta entonces desconocíamos, pero que era necesaria para incursionar en el terreno comercial, como es la interacción entre los microorganismos, la dosificación, la aplicación, etc.

Dentro de los resultados más relevantes que nos han aportado los trabajos de investigación aplicada podemos destacar:

1.- Existe una función complementaria en la nutrición vegetal, entre diferentes organismos, como es el caso de los hongos del género Glomus ( Glomus intraradices) con la bacteria Azospirillum b. o Rhizobium e.

2.- Los biofertilizantes no son incompatibles con los fertilizantes químicos, siempre que éstos sean moderados.

3.- Se puede reducir hasta en un 50% la aplicación de fertilizantes químicos con el uso de biofertilizantes, sin demérito en los rendimientos, por el contario, generando su incremento.

4.- Los biofertilizantes se pueden aplicar mediante la inoculación de las semillas a la siembra o posterior a ésta directamente al terreno.

5.- Los biofertilizantes ayudan a la regeneración de suelos, mejorando su estructura y la vida microbiana.

EVOLUCIÓN DEL MERCADO.

En el 2004 fue nuestro primer año en el mercado, llegando a cubrir una superficie de 15 mil hectáreas. Después de 6 años, en el 2010, esta superficie se incrementó a más de 150 mil hectáreas, distribuidos en diferentes cultivos y en 15 estados del país.

¿POR QUÉ NO SE HA CRECIDO MÁS?

Uno se puede preguntar: Teniendo tantas bondades los biofertilizantes, ¿por qué no se ha crecido más rápidamente?

La pregunta puede verse en diferentes ángulos, pero, sin duda, la respuesta es que estamos frente a una innovación tecnológica, donde apenas se están dando los primeros pasos para su adopción. Para avanzar en la difusión de esta tecnología hasta su adopción por los productores, se tiene que recorrer un proceso lento y largo, y superar una serie de barreras, que van desde los intereses creados, el desconocimiento y la resistencia de los productores.

En otras palabras, la difusión y comercialización de los biofertilizantes sólo puede darse en el marco de un proceso de transferencia de tecnología, que va desde la capacitación, la asesoría, la validación, la demostración, el seguimiento, la evaluación, etc. Y este es un proceso lento y costoso.

En nuestro caso, como en el resto de las empresas que trabajan esta línea en México, se trata de pequeñas empresas, sin capacidad para desplegar campañas masivas de promoción para poder posicionar estos productos en el mercado, en un corto plazo. Las grandes empresas, con capacidad de poder desplegar este tipo de campañas, no entran a negocios con estos niveles de complicaciones. Seguramente, una vez que se haya alcanzado cierto grado de posicionamiento, sobrarán este tipo de empresas en el mercado.

LA ARTICULACIÓN INVESTIGACIÓN-PRODUCCIÓN.

La innovación tecnológica, como eje de un plan de negocios, tiene una condición ineludible, que es la articulación del trabajo de investigación con la producción (agropecuaria en este caso); pero esta articulación debe ser dinámica y retro alimentadora; es decir, que vaya de la investigación a la producción y viceversa.

Esta función de articulación es la esencia del proceso de transferencia de tecnología, que a su vez es condición indispensable para la viabilidad del proyecto de negocio. En este proceso se requiere comprometer diversas instancias y actores:

.- Universidades y Centros de investigación.

.- Gobiernos: Federal, Estatal y Municipal.

.- Agroindustrias y Comercializadores.

.- Organizaciones de Productores.

OPORTUNIDADES Y AMENAZAS.

Las oportunidades son muy grandes, en el caso de los biofertilizantes, ya que estamos hablando de una alternativa que se encuentra en ciernes, tanto a nivel nacional e internacional. Sin duda, al ser ésta una alternativa económica, productiva y ecológica, su adopción es sólo un problema de tiempo, el cual dependerá de los esfuerzos, capacidades y voluntades para su difusión. (No se descarta la posibilidad de que esta tecnología se asuma como una responsabilidad de gobierno, lo que agilizaría su adopción masiva).

En México no más de 300 mil hectáreas de cultivo usan los biofertilizantes, sin embargo, el potencial es del orden de 30 millones de hectáreas. Además, son amplias las posibilidades de exportación.

La principal amenaza en este proyecto de negocio, es que el trabajo pionero lo hemos estado realizando pequeñas o medianas empresas, que tenemos que enfrentar una serie de obstáculos y resistencias, que hacen demasiado lento su avance, pero cuando éste rebase cierto umbral, seguramente se despertarán los apetitos de las grandes empresas, que sin mayor dificultad desplazarán a las pioneras.

DEBILIDADES Y FORTALEZAS.

Sin duda, en nuestro caso, la principal debilidad es el mercado, ya que, como hemos visto, el negocio de la innovación es un proceso largo, lento y costoso. Entrar al mercado rompiendo paradigmas y sin el suficiente capital para invertir en él, es la debilidad más grande.

NUESTRA FORTALEZA: ARTICULAR LA INVESTIGACIÓN CON LA PRODUCCIÓN.

AVANCES LOGRADOS:

1.- HEMOS INTEGRADO EL ÁREA DEINVESTIGACIÓN Y DESARROLLO EN LA EMPRESA.

2.- CONTAMOS CON EL REGISTRO NACIONAL DE INSTITUCIONES Y EMPRESAS CIENTÍFICAS Y TECNOLÓGICAS (RENIECYT), EMITIDO POR EL CONSEJO NACIONAL DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA (CONACYT).

3.- CONVENIOS CON EL CENTRO DE CIENCIAS GENÓMICAS (CCG), EL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES BIOMÉDICAS (IIB) Y LA COORDINACIÓN DE INNOVACIÓN Y DESARROLLO (CID), DE LA UNAM, PARA LA INVESTIGACIÓN DE MICROORGANISMOS, DE PROCESOS Y DIFUSIÓN.

4.- CONTAMOS CON UN CONVENIO DE PARTICIPACIÓN CON LA UNIVERSIDAD DE MONTREAL, CANADÁ, PARA LA INVESTIGACIÓN SOBRE EL USO DE LOS MICROORGANISMOS COMO BIOFERTILIZANTES Y REMEDIADORES DE SUELO.

NUESTRA ESTRATEGIA: FORTALECER NUESTRA FORTALEZA.

El Trigo de Punta a Punta

Expertos de todo el país hablan de cómo encararlo este año. El manejo, las novedades y la comercialización.

Por Juan Martínez Dodda
MAR DEL PLATA. ENVIADO ESPECIAL

Como sin querer mirar demasiado lo que ocurre en las pizarras (en realidad, con la comercialización), el trigo avanza a paso firme en el laboratorio (con genética y desarrollo biotecnológico) y en el lote (ajustando manejo). “Con las herramientas disponibles aún nos queda mucho por crecer”. Así lo transmitieron importantes referentes de la producción triguera nacional consultados por Clarín Rural , quienes avizoran un futuro auspicioso para el cereal de invierno y brindaron interesantes consejos para seguir creciendo.

Emilio Satorre, coordinador académico de la Unidad de Investigación y Desarrollo de AACREA, afirmó que hay tres razones para insertar definitivamente el trigo a los sistemas de producción. “La cobertura que da a los demás sistemas productivos y permite una mejor administración del agua; el aporte de materia orgánica; y la contribución a la diversificación de los planteos, reduciendo el riesgo de las empresas”.

El reconocido consultor Jorge González Montaner también hizo referencia a la importancia del agua para el cultivo de trigo. Y alertó: “Con 20 centímetros seco en el suelo está bien, pero es difícil que las raíces logren superar las dificultades si hay 50 centímetros o más”. Para moderar esto, Montaner recomendó trabajar con las densidades. “Cuando se baja de 3.500 kg/ha es mejor usar densidades 30% menores que las normales”, dijo.

Montaner destacó los resultados obtenidos a partir de la utilización de curasemillas y promotores de crecimiento (PGPR, según su sigla en inglés) que activan el desarrollo radicular a través de hongos (micorrizas) o bacterias (azospirillum, pseudomonas, etc). “Son muy buenos los resultados con curasemillas cuando llega el momento de macollaje y con promotores se obtiene de 4% a 8% de aumento en rendimiento”, dijo.

“El trigo, en realidad, se llama trigo/soja (de segunda), y esto es así en todas las regiones del país e incluso en el sudeste de Buenos Aires, a pesar de ser un lugar en donde la soja de segunda tiene un comportamiento errático muy asociado a la fecha de siembra”, remarcó Pablo Calviño, encargado de vislumbrar el panorama para el cereal en el sudeste bonaerense, durante el último congreso A todo Trigo, realizado la semana pasada en Mar del Plata.

Entre los elementos destacados para lograr un buen “combo”, Calviño destacó, en diálogo con Clarín Rural , que “cada ambiente tiene su fecha ideal de siembra”. Por eso, “es importante dejar de trabajar de alambre a alambre y empezar a tener en cuenta la posición topográfica y el riesgo de heladas”. Traducido en plata, “si se adelanta un mes la fecha de siembra, la cosecha puede adelantarse unos siete días y eso representa unos 70 dólares/ha más”, indicó.

Otro tema importante a tener en cuenta es el sanitario. “Las variedades que se usan actualmente están teniendo problemas de infestaciones tempranas, de modo que el productor ya no puede quedarse tranquilo con la tradicional aplicación en hoja bandera. Hoy hay que monitorear y pensar que puede hacerse en dos nudos”, advirtió Calviño. Pero a futuro, el consultor destacó la rentabilidad que da hoy lograr una buena “tecnología de procesos”; esto es, “lograr la mejor combinación de las tecnologías ideales para cada ambiente”.

En el oeste bonaerense, el asesor Gustavo Duarte consideró fundamental definir la estrategia según el porcentaje de arena de los suelos: “Con más del 70% de arena hay que pensar en rindes bajos y buscar un cultivo más defensivo”. Otros de los elementos que pesan a la hora de decidir el rendimiento alcanzable son el agua a la siembra (“hay que medir, porque es lo que explica el 30% de la variabilidad de los rendimientos”), las coberturas (“hemos detectado pérdidas de 12% del rendimiento en lotes que tienen más de 10 toneladas de cobertura”) y nutrición (“la secuencia fósforo, nitrógeno y azufre, es importante, pero también potasio en caso de ser necesario, promotores de crecimiento y zinc como valor exploratorio”).

Duarte consideró que a pesar del crecimiento de la agricultura en la región, “todavía, cuando uno compara el rendimiento potencial con el cosechado, la diferencia es de aproximadamente una tonelada”. Y concluyó: “Es una brecha que se puede achicar con el paquete de herramientas disponible”.

Guillermo Bernaudo, asesor del CREA La Paz, Entre Ríos, se refirió a la rentabilidad del trigo en esa provincia. Las 250.000 hectáreas sembradas con el cereal representan solo el 2% o 3% del total implantado en la provincia y “podrían duplicarse tranquilamente”.

Bernaudo consideró que el esquema trigo-soja de segunda asoma con “muy buena rentabilidad” esta campaña, “superando al maíz, que también tiene buenos números”. Advirtió, de todos modos, que “no hay que cebarse con planificar una cantidad de hectáreas que luego no se puedan sembrar en fecha, como ocurrió los últimos dos años”, porque “se termina afectando a la soja, un jugador clave en la dupla, que pierde 200 o 300 kilos si se siembra a comienzos de diciembre en vez de a fines de noviembre”. En cuanto a enfermedades, claves en la zona, Bernaudo destacó que una buena forma de cuidarse de ataques de fusarium es diversificando variedades y fechas de siembra.

Fuente: Clarin.com, Argentina, 13 de mayo de 2011.

Marcel Morales Ibarra

Nuestra agricultura no puede concebirse al margen del maíz. Actualmente, el 40% de la superficie agrícola se destina a este cultivo y se producen 24 millones de toneladas que se destinan a la alimentación de los mexicanos. Adicionalmente, se importan 8 millones de toneladas de maíz amarrillo para el consumo animal.

Aun cuando el maíz se cultiva en todas las regiones, más del 80% de la producción se concentra en sólo 10 estados, siendo Sinaloa el productor más importante, aportando una cuarta parte de la producción nacional. Lo realmente significativo de ésta es su oportunidad. La producción nacional  se divide en dos ciclos agrícolas: primavera-verano y otoño-invierno. El primero es el más relevante, aporta el 75 por ciento del volumen total y su cosecha se da en los meses de  noviembre-diciembre. Así, el primer semestre del año no hay mayores sobresaltos en el abasto; el problema inicia a partir del segundo semestre, y es aquí cuando entra la producción de Sinaloa.

El sorpresivo e inédito desastre agrícola en Sinaloa tendrá repercusiones nacionales, ya que significa una seria amenaza de desabasto. De las 472 mil hectáreas sembradas de maíz, se siniestraron 450 mil. Este daño representa una pérdida de al menos 5 millones de toneladas.

Lo único que se les ha ocurrido a las autoridades para enfrentar el desastre es la resiembra de maíz en Sinaloa. Esta medida evitará el desabasto, ya que permitirá recuperar la capacidad productiva perdida, se dice. La propuesta es resembrar 300 mil hectáreas. Por decir lo menos, ésta es una pálida respuesta a la magnitud del desastre, ya que de ningún modo exorciza el problema.

En primer lugar, la meta de 300 mil hectáreas es prácticamente inalcanzable, ya que esto significa echar a andar una pesada burocracia institucional, para el pago de seguros y el financiamiento, que simplemente no tendrán capacidad de respuesta, como el propio Presidente Calderón lo advirtió el pasado 23 de febrero; en segundo lugar, la agricultura no es una industria donde se controlen los factores de la producción. No se puede estar sembrando cuando se desee, existen claramente definidos calendarios de siembras por regiones y por cultivos, y sembrar fuera de estas fechas significa correr un alto riesgo, cuando no un esfuerzo vano. La fecha óptima de siembra de maíz en Sinaloa es el mes de noviembre, conforme se alejan estas fecha los riesgos productivos y económicos son mayores. En el mes de febrero prácticamente nadie siembra, ya que se considera un sinsentido. No hay que olvidar que Sinaloa es el estado agro empresarial más desarrollado, y para cualquier empresario los riesgos tienen un límite.

Existen muchas otras opciones, más allá de la resiembra, que se pueden, y deben emprender de inmediato. Para ello se requiere más imaginación y decisión de nuestras autoridades.

Una medida inmediata es armar un programa emergente de estímulos reales para la siembra de maíz en marzo en aquellas entidades que cuenten con riego y cuyas condiciones agro climatológicas lo permitan, como es el caso de Tamaulipas, San Luis Potosí, Veracruz, Zacatecas, etc.; por otro lado, se deben de estimular las siembras tempranas, marzo-abril, en aquellas regiones de buen temporal, que por diversas razones, principalmente por problemas de líquidez, se posponen  hasta ya muy entrado el ciclo.  Es importante señalar que deben tener una atención especial aquellos estados que padecen un crónico problema de abasto de maíz, como es el caso de Oaxaca, y en general las regiones más marginadas del País.

Sin duda, el desastre agrícola que estamos viviendo es grave, pero existen alternativas para enfrentarlo. Lo primero que se debe de tener claro, es que estamos frente a un problema que debe asumirse como  responsabilidad de Estado. Esto significa que el desastre de Sinaloa se tiene que ver como un problema nacional y no limitado a esta entidad.

El autor es empresario, egresado de la Universidad de Chapingo, doctor en Sociología y experto en temas relacionados con la agricultura.

* Artículo publicado por el Diario Reforma el 8 de marzo de 2011.

En las últimas décadas, la so­ciedad mexicana ha experi­mentado una transformación social y económica sin precedentes en su historia, situación que ha influido en el ámbito de su productividad y consumo alimentario. Como conse­cuencia estos cambios se reflejan en el abandono de tierras fértiles, resultado de la migración de campesinos; la pérdida de capacidad productiva, la degradación de los recursos naturales y la debilidad de la cohesión social rural.

A principios de la segunda década del siglo XXI, la principal consecuen­cia de estos fenomenos fue la men­guada competencia del sector agrícola para responder a la demanda alimen­ticia de la nación.

Con el objetivo de generar un espacio para analizar y discutir la situación del agro en el contexto na­cional e internacional, así como para construir propuestas que impulsen su desarrollo, la Coordinación de Humanidades de la Universidad Na­cional Autónoma de México (UNAM), instituyó el «Seminario permanente Agro Mexicano en el siglo XXI».

Coordinado por Gerardo Torres Salcido, investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH), y por Marcel Morales Ibarra, director de BIOFABRlCA SIGLO XXI, S. A. de C. V., el seminario desa­rrollará en su primera fase los temas: «EI agro en el siglo XXI»; «Situacion actual y perspectivas»; «Te­nencia de la tierra y nuevos sujetos pro­ductivos»; «Rezagos sociales», y «Políticas públicas y desarrollo».

Al inaugurar los trabajos del semina­rio, Estela Morales Campos, coordinado­ra de Humanidades, senaló la importancia que tiene para la maxima casa de estudios disefiar y realizar actividades académicas que aborden con profundidad la condi­ción actual del campo.

Agregó que «este tipo de reuniones es el mejor conducto para hacer llegar la voz de los especialistas y de los prin­cipales involucrados en la problemáti­ca a aquellos que toman decisiones».

En relación con lo anterior, Mora­les Campos ponderó la convocatoria plural de las sesiones: «es importante ver la situación del campo desde diferentes perspectivas, como la aca­démica, la de pequenos y grandes productores, la de empresas, la de asociaciones campesinas», y acentuó la relevancia de la participación de re­presentantes del Congreso: «la presen­cia de legisladores es muy importante, porque ellos tienen la facultad de normar las acciones a favor del agro mexicano » .

Al tomar la palabra, el también secretario de Vinculación e Investi­gación de la Coordinacion de Hu­manidades, Gerardo Torres Salcido, dijo que el sector agrario requiere de una acuciosa revisión en los aspectos que determinan su estructura, por lo que el seminario se erige como un ejercicio de vinculación desde la UNAM entre académicos, empresarios, productores y tomadores de deci­siones, con la perspectiva de generar propuestas para potenciar la capaci­dad de desarrollo de los productores del campo.

EI «Seminario permanente Agro Mexicano en el siglo XXI» tendrá como sede la Coordinación de Humanidades y sesionará en su primera fase una vez por mes, de enero a octubre de 2011. Participarán especialistas e investi gadores de la UNAM, de la Comision Económica para América Latina (CEPAL), de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentacion (FAO), del Instituto Interamericano de Cooperacion para la Agricultura (IlCA), del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), y de las cámaras de Diputados y de Senadores, entre otras dependencias académicas, empresariales y gubernamentales.

Para Marcel Morales Ibarra, agronómo de la Universidad de Chapingo y doctor en Sociología por la UNAM, así como director general de BIOFABRICA SIGLO XXI, el «Seminario permanente Agro Mexicano en el siglo XXI » es el producto de una serie de actividades académicas realizadas en el CEIICH y otras entidades de la UNAM, y expresó que «debido a estos trabajos nos hemos percatado que existe una reticencia para abordar la problemática de la producción del agro en México».

«A pesar de que se ha relegado el terna del campo, su discusión es de vital importancia para cualquier nación, pues existen indicadores de que en el futuro inmediato el abasto alimentario entrará en una crisis de complejidad mayúscula».

«La situación alimentaria de México –continuó Morales Ibarra- es alarmante. En la década de los setentas el campo mexicano producía para cubrir las necesidades alimentarias del país y para exportar un porcentaje considerable de esa producción. Desde hace cuatro décadas se perdió gradualmente no solo la  capacidad de exportación de nuestras cosechas, sino también la capacidad de respuesta productiva a las demandas de la nación».

Según Morales Ibarra, México importa hoy el 30% de su consumo agrícola, situación que organismos internacionales como la FAO e IlCA consideran dramática, sobre todo porque esa dependencia tiende a crecer de manera acelerada.

Otra arista de este problema es la pobreza. En el territorio nacional el 50% de la población considerada en estado marginal se encuentra en el campo. La paradoja es evidente: la gente que no tiene posibilidad de adquirir los alimentos es la que los produce o debería producirlos; esto en un contexto en el que los alimentos se encarecen cada día, pues de acuerdo con cifras proporcionadas por el sociólogo, en 2010 el precio de los alimentos básicos como el maíz, el trigo y la soya, se incrementó a nivel internacional a razón del 60% el primero, y 50% los dos restantes.

A juicio de Marcel Morales, uno de los primeros pasos es detectar donde se tiene que actuar estrategicamente y emplear de inmediato acciones específicas que insentiven la productividad del agro.

Y argumentó: «En los últimos 10 años los recursos públicos destinados al campo se incrementaron en una tasa del 14% anual en términos reales. Esto implica un crecimiento importante; sin embargo, esa inversión solo ha logrado un incremento en la producción de 2%. En buena medida, lo anterior indica que el problema en el campo más que de recursos es la ausencia de un proyecto».

Biofábrica Siglo XXI es una empresa mexicana que articula el trabajo de investigación en la produccion agropecuaria. BIOFABRICA SIGLO XXI estableció un convenio con el Centro de Ciencias Genómicas (CCG) de la UNAM, para la fabricación, difusión, investigación y comercialización de biofertilizantes, como una alternativa económica, productiva y ecológica en la industria agrícola. (LA REDACCIÓN).

Entrevista publicada por Coordinación de Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Febrero de 2011/Año VII, Número 56

Por Miriam Ramírez

La Semana de la Ciencia y la Innovación, celebrada este año del 22 al 26 de noviembre, en el Palacio de Minería y realizada por el Gobierno de la Ciudad de México, a través del Instituto de Ciencia y Tecnología, con la participación de la Academia Mexicana de Ciencias, el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, instituciones de educación superior e investigación, así como la cúpula empresal tanto nacional como internacional, tuvo una reunión exitosa.

En el evento, se debatió el impacto del uso de la ciencia, la tecnología y la educación como vías primordiales para dar solución a los problemas sociales. Asímismo, se llevó acabo la exhibición de carteles que resumían los resultados de los proyectos de investigación científica, que investigadores mexicanos realizaron con motivo del Programa Estancias de Jóvenes en empresas del Distrito Federal, el cual otorgó becas en el 2009.

Durante la clausura de la Semana de la Ciencia y la Innovación, la Maestra en Ciencias, Yazmín Rivera Uria, becaria de la empresa mexicana Biofábrica Siglo XXI, fue distinguida con una medalla de plata conmemorativa por el cartel “Evaluación de los tres Biofertilizantes Glomus intraradices, Rhizobiu etli y Azospirillum brasilense en la bioremediación de los distintos tipos de suelos agrícolas”, obteniendo el Primer Lugar.

“Nunca me imaginé que me otorgarían el Primer Lugar, fue una sorpresa”, comentó Yamín Rivera, Maestra en Ciencias de la Tierra.

Biofábrica Siglo XXI, felicita a la M. en C. María Yazmín Rivera Uria por su trabajo y el reconomiciento obtenido.

CARTEL GANADOR


VIDEO: «Premiación durante la Semana de la Ciencia y la Innovación

El pasado 28 y 29 de octubre se celebró por sexta ocasión el “Día del Cañero Morelense” en las instalaciones del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), campo experimental Zacatepec, en el Estado de Morelos.

En el marco de este aniversario se realizaron una serie de pláticas, talleres y recorridos a parcelas demostrativas para dar a conocer diversos productos enfocados a la producción de la caña de azúcar tales como los biofertilizantes generados por Biofábrica Siglo XXI, “Micorrizafer y Azofer”, así como abonos orgánicos, fertilizantes químicos, herbicidas, entre otros productos para el control de plagas.

Durante la inauguración del evento se resaltó la importancia de la unión entre las diferentes organizaciones de productores cañeros con el objetivo de obtener los mejores rendimientos en la producción de caña de azúcar,  además de la necesidad de la continua transferencia de tecnología resultado de las investigaciones que se realizan en el campo experimental Zacatepec del INIFAP, y de las propias parcelas demostrativas de los productores de caña.

Los resultados obtenidos en las percelas demostrativas a los que se les aplicaron los biofertilizantes MicorrizaFer y Azofer, fueron centro de atención, debido a que éstas han alcanzado rendimientos de entre 149 hasta 192 toneladas por hectárea, por arriba de la media en el estado de Morelos, la cual oscila entre las 105 a 110 toneladas por hectárea.

Cabe señalar que además de los beneficios del uso de los productos MicorrizaFer y AzoFer en cuanto a rendimiento en producción de la caña de azúcar, se encuentra una reducción de un 25 a un 50 % en la aplicación de los fertilizantes químicos, lo que representa un ahorro económico para los mismos productores además de una reducción de las sustancias químicas que van a contaminar el suelo y el agua,  sin duda un impacto negativamente menor al medio ambiente.

Bifábrica Siglo XXI felicita a los Cañeros Morelenses y refrenda su compromiso con el campo mexicano y con el medio ambiente.

Juan Carlos Becerril

Investigadores mexicanos se incorporan a Biofábrica Siglo XXI

El Gobierno del Distrito Federal inició en 2009 el “Programa Estancias de Jóvenes en empresas del Distrito Federal”, participando con el Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal (ICyTDF), que permitió a las empresas incorporar a jóvenes investigadores a través de becas para desarrollar proyectos tecnológicos y de innovación.

Biofábrica Siglo XXI, en favor del desarrollo científico y tecnológico, se integra en ese año a  dicho programa, teniendo oportunidad de incorporar a la empresa a la M. en C. Yazmín Rivera Uria, quien durante un año desarrolló el proyecto de investigación titulado: “Evaluación de los tres Biofertilizantes Glomusintraradices, Rhizobium etli y Azospirillum brasilense en la bioremediación de los distintos tipos de suelos agrícolas”.

El objetivo de esta investigación, fue evaluar la respuesta de los biofertilizantes Glomus intraradices, Azospirillum brasilense y Rhizobium etli en la bioremediación de cuatro tipos de suelos que presentaban una estructura destruida. Los resultados obtenidos mostraron un importante efecto e influencia de los biofertilizantes en la remediación de los suelos.

En este 2010, el ICyTDF lanza nuevamente la convocatoria y, Biofábrica, gracias al fruto de su primer experiencia, incorpora ahora a dos jóvenes investigadores a su equipo de trabajo:

El M. en C. César F. González Monterrubio, quien se encuentra desarrollando el proyecto de investigación: “Desarrollo de un sistema de producción de un biofertilizante (Micorriza) bajo condiciones de hidroponía”, cuya línea de investigación tiene como principal objetivo desarrollar los procedimientos y procesos para la producción hidropónica de un biofertilizante,  con base en hongos micorrízicos arbusculares (HMA),  capaz de cumplir con los más altos estándares nacionales e internacionales de calidad, inocuidad y competitividad.

Y al M. en C. Juan Carlos Peña Becerril, quien tiene a su cargo el proyecto: “Evolución agronómica y evaluación de la calidad de los biofertilizantes”, que pretende establecer  y realizar una serie de análisis para evaluar la calidad de biofertilizantes derivados de Azospirillum y hongos micorrizicos arbusculares (HMA).

Ambos proyectos se encuentran actualmente en desarrollo, y en espera de resultados favorecedores que ayuden a continuar con la investigación y mejora de esta tecnología para el campo llamada biofertilizantes, una alternativa sustentable y sostenible que además de generar excelentes rendimiento en los cultivos ayuda a mejorar la calidad de los suelos.

Miriam Ramírez