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El deterioro de los recursos naturales se observa ya en el 90% del territorio nacional. La sequía, resultado del cambio climático, ya causó en el sector agropecuario daños por casi 100 mil millones de pesos en solo dos años y podría empeorar si no se actúa de inmediato, aun cuando se detuviera el deterioro causarán estragos en los próximos 40 años, por lo que se requiere modificar el esquema agropecuario del país, incluyendo el cuidado a los recursos naturales, es por esto que 20 organizaciones agropecuarias han planteado al actual gobierno un nuevo pacto para el campo, a fin de “ diseñar una reingeniería* de producción agropecuaria: “…ya no podemos sembrar lo que antes se sembraba y se tiene que meter en orden todo el sistema de uso de los recursos naturales.”, advirtió Raúl Pérez Bedolla, del Congreso Agrario Permanente.
Para este año el gobierno federal destina al Programa Especial Concurrente para el Desarrollo Rural Sustentable más de 300 mil millones de pesos, de los cuales solo el 0.5% ( 1,440 millones) serán canalizados a la vertiente agraria. “Presupuesto que fue aprobado para afrontar los retos agrícolas en el país, sin considerar los efectos negativos de la sequía y de las heladas que prácticamente ya acabaron con la crianza de ganado y con los cultivos de maíz en Durango y Zacatecas, situación que podría repetirse en Sinaloa, Sonora, Chihuahua y otros estados del norte del país.”

Una colocación y uso racional de los recursos naturales en donde se de prioridad a las actividades primarias teniendo como base la producción agraria, ya que sin alimento no hay vida, es primordial para poder hacer frente a la situación actual, aunado al uso de alternativas a favor de la naturaleza, como lo es el uso de los fertilizantes biológicos, los cuales contribuyen a una producción menos dañina tanto para las plantas y el suelo como para el planeta.
* Reingeniería se entiende como un cambio drástico en el rediseño y la reconcepción fundamental de los procesos.
Fuente:
https://www.jornada.unam.mx/2013/06/11/sociedad/038n2soc

El consumo racional es un hábito cada vez más necesario en las ciudades en donde vivimos. El hecho de ir a algún supermercado o tienda y elegir algún producto sin pensar de dónde viene y que procesos tuvo que pasar para llegar a la estantería, es algo que debemos cuestionarnos para alcanzar un consumo responsable con base en productos que fomenten la sustentabilidad y causen el menor daño al medio ambiente.
Todo producto o artículo que consumimos implicó un trabajo que a su vez generó desechos, contaminantes y otros gastos para que pudiera ser producido, muchos de estos procesos para la elaboración de un producto traen consecuencias que, en gran parte de los casos, dañan el medio ambiente e implican un uso desmesurado de los limitados recursos naturales.
A la producción de algún objeto hay que sumarle los gastos por su transportación ya sea dentro de un país o peor aún de país a país cruzando océanos y continentes enteros, esto genera toneladas de gases de efecto invernadero que se acumulan en la atmósfera.
Aunado al consumo racional debe venir la apuesta por la autosustentabilidad en las ciudades, esto referido a la reconstrucción de espacios urbanos en espacios verdes, como jardines y huertos en los cuales pueda haber recreación personal y colectiva y en donde recomencemos a utilizar lo que está debajo del asfalto, la tierra. No solo eso, también utilizar los espacios en los edificios para la construcción de muros verdes y azoteas verdes.

Acciones como estas nos encaminan a un uso más racional de lo que tenemos disponible, nos ayudan a producir insumos que necesitamos y nos ayudan a salir de la rutina diaria. Debemos estar conscientes de las consecuencias de nuestras decisiones y de nuestras acciones diarias, de no ser así seguiremos sufriendo las devastadoras consecuencias del calentamiento global, como lo han sido los diversos desastres naturales que hemos vivido en los años recientes. Mientras más acciones tomemos en nuestro entorno inmediato mayores serán los resultados que veremos a futuro.