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El pasado 6 de noviembre la Organización Meteorológica Mundial (OMM) presentó nuevamente informes sobre la situación actual de los gases de efecto invernadero en el planeta. Una situación que es ya realmente alarmante. Si bien la OMM advirtió que los cambios en la atmósfera tendrán un alto impacto a futuro, solo basta ver los estragos en nuestro país causado por las tormentas tropicales y huracanes o los más recientes desastres en Filipinas causados por el tifón Haiyan, para darnos cuenta de lo grave de la situación.
Y es que todos los problemas ambientales que estamos atestiguando actualmente son en gran medida por la alta emisión de gases que están en la atmosfera y que, peor aún, han sido absorbidos por la biosfera y los océanos. La concentración de gases provoca un fenómeno llamado forzamiento radioactivo que en este caso genera el aumento de la temperatura por radiación solar y que ha aumentado en un 32% entre 1990 y 2012.
Dentro de los gases que se emiten está el caso ya muy conocido del bióxido de carbono que proviene principalmente de la quema de combustibles fósiles y que se ha venido incrementando, provocando el aumento de la concentración de gases en un 80%; por otra parte está el gas metano que proviene en un 60% de actividades como la ganadería, el cultivo de arroz, combustibles fósiles y la combustión de biomasa. Otro gas que es altamente alarmante es el óxido nitroso que según la OMM ha aumentado su concentración enormemente pues en 2012, su concentración fue un 120% superior al nivel de la era preindustrial.
Es sumamente preocupante que la falta de acuerdos entre gobiernos y la persistencia de empresas por el lucro a costa de los bienes naturales siga imperando en estos tiempos. Afortunadamente son cada vez más las personas que toman conciencia sobre lo grave de la situación y han comenzado a actuar, es importante recalcar que instituciones académicas y científicas han aportado remedios y soluciones a la situación mundial.
El caso de la agricultura es clave para entender en gran medida la emisión de gases de efecto invernadero, sobre todo de óxido nitroso y bióxido de carbono. Al respecto existe la alternativa al uso de fertilizantes químicos como los biofertilizantes, asimismo existen biofungicidas y bioplagicidas y todos pueden ser usados de manera industrial sin mayor problema.
Tomemos conciencia hoy y sigamos trabajando por construir un mejor futuro para nosotros y para los que no están aún aquí.
Si desea consultar la nota de BBC noticias acceda a: https://www.bbc.co.uk/mundo/ultimas_noticias/2013/11/131106_ultnot_cambio_climatico_emisiones_am.shtml

El consumo racional es un hábito cada vez más necesario en las ciudades en donde vivimos. El hecho de ir a algún supermercado o tienda y elegir algún producto sin pensar de dónde viene y que procesos tuvo que pasar para llegar a la estantería, es algo que debemos cuestionarnos para alcanzar un consumo responsable con base en productos que fomenten la sustentabilidad y causen el menor daño al medio ambiente.
Todo producto o artículo que consumimos implicó un trabajo que a su vez generó desechos, contaminantes y otros gastos para que pudiera ser producido, muchos de estos procesos para la elaboración de un producto traen consecuencias que, en gran parte de los casos, dañan el medio ambiente e implican un uso desmesurado de los limitados recursos naturales.
A la producción de algún objeto hay que sumarle los gastos por su transportación ya sea dentro de un país o peor aún de país a país cruzando océanos y continentes enteros, esto genera toneladas de gases de efecto invernadero que se acumulan en la atmósfera.
Aunado al consumo racional debe venir la apuesta por la autosustentabilidad en las ciudades, esto referido a la reconstrucción de espacios urbanos en espacios verdes, como jardines y huertos en los cuales pueda haber recreación personal y colectiva y en donde recomencemos a utilizar lo que está debajo del asfalto, la tierra. No solo eso, también utilizar los espacios en los edificios para la construcción de muros verdes y azoteas verdes.

Acciones como estas nos encaminan a un uso más racional de lo que tenemos disponible, nos ayudan a producir insumos que necesitamos y nos ayudan a salir de la rutina diaria. Debemos estar conscientes de las consecuencias de nuestras decisiones y de nuestras acciones diarias, de no ser así seguiremos sufriendo las devastadoras consecuencias del calentamiento global, como lo han sido los diversos desastres naturales que hemos vivido en los años recientes. Mientras más acciones tomemos en nuestro entorno inmediato mayores serán los resultados que veremos a futuro.