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Durante los últimos 4 años, los especialistas de la empresa Biofabrica Siglo XXI S.A. de C.V. han estado realizando pruebas de Biofertilizantes en diferentes cultivos en el estado de Veracruz, como caña de azúcar, calabacita, tomate de cáscara, maíz, café y cítricos, obteniendo excelentes resultados, como es el caso de los cítricos, cultivo en el que se ha trabajado desde hace año y medio, en la región de Martínez de la Torre, respaldados con el proyecto de “Promoción y Transferencia de Tecnología para el uso de Biofertilizantes” ejecutado por la UNAM y COFUPRO, patrocinado por SAGARPA, así como por la FUNDACIÓN PRODUCE del estado.
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El desarrollo de la biotecnología en México tiene un largo camino por recorrer y asimismo muchos campos en los cuales aportar beneficios. De la semana del 23 al 28 de junio de 2013 se llevó a cabo el XV Congeso Nacional de Biotecnología y Bioingeniería en conjunto con el XII Simposio Internacional sobre Genética de Microorganismos Industriales en Cancún, Quintana Roo.
En este Congreso se dieron cita diversos investigadores de centros de investigación e instituciones especializadas en materia de biotecnología y genética reconocidos a nivel internacional, destacando proyectos innovadores dentro de ellos los relacionados en materia de biotecnología agrícola, como fue el caso de la biofertilización en donde el Dr. Mauricio Trujillo del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la U.N.A.M., habló sobre el desarrollo de la formulación líquida de un inoculante basado en la bacteria Azospirillum brasilense, con larga vida de anaquel, que fue transferido a la empresa Biofabrica Siglo XXI la cual lo llevará al mercado en los próximos meses. Este inoculante reporta incrementos de 1.8 veces en la producción de granos, en pruebas iniciales, siendo una nueva alternativa para fertilizar cultivos de distintos tipos como maíz, sorgo, caña de azúcar, avena, cebada, trigo, aguacate, mango, plátano, entre otros, aportando una forma sustentable de producir frutos y granos básicos a la agricultura mexicana.

Por otra parte se presentó el proyecto de la Dra. Damar López en conjunto con el reconocido investigador el Dr. Luis Herrera Estrella quienes pertenecen a la empresa StelaGenomics México S. de R.L. de C.V. , empresa nacida del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad del CINVESTAV, el proyecto consiste en introducir genes en diversos cultivos para estimular el uso de fosfitos, que es una fuente de fosforo normalmente no asimilable por las plantas, también limitan el crecimiento de las malezas en el campo donde son cultivadas, tecnología que puede ser aplicada en cualquier cultivo.
Otros proyectos presentados fueron el del Dr. Enrique Galindo del Instituto de Biotecnología de la U.N.A.M. que consiste en un biofungicida para mango, papaya y aguacate, que combate el hongo antracnosis, el biofungicida es amigable con el medio ambiente utilizando organismos enemigos del patógeno para reducir o eliminar los efectos dañinos a los cultivos.
Estos son algunos de los casos que ilustran que a pesar de los obstáculos es posible llevar al mercado desarrollos de alta tecnología a nivel internacional. En una importante vinculación entre empresas y centros de investigación. Los aportes de proyectos innovadores como estos a los diversos campos de la agricultura pueden dar como resultado una mayor competitividad frente a la producción mundial así como una mejora en la calidad de vida de las personas a la vez que se procura el medio ambiente.
https://dl.dropboxusercontent.com/u/63805385/Simposio%20Canc%C3%BAn%20Uni%C3%B3n%20(Galindo%202013).pdf

No es algo nuevo escuchar sobre estrategias a nivel de gobierno federal, municipal o estatal para combatir los problemas ambientales en el país. En este sexenio existen estrategias para mitigar los estragos al medio ambiente y a la naturaleza. Sin embargo de acuerdo a un documento redactado por la organización Greenpeace, se concluye que no existen propuestas reales por parte del gobierno actual para tratar los diversos problemas ambientales del país.
A pesar de existir iniciativas que se engloban en el Pacto por México como la Estrategia Nacional de Cambio Climático y el Plan Nacional Forestal, se da prioridad al beneficio económico, político e industrial en perjuicio de la biodiversidad. Basta echar un vistazo a las cifras manejadas por el mismo gobierno en donde se demuestra que estas iniciativas son insuficientes a todos los padecimientos que tiene el país como las del costo económico del agotamiento y degradación ambiental “que en 2011 representó 6.9 % del PIB; que las sequías, inundaciones y ciclones entre 2000 y 2010 ocasionaron alrededor de 5 mil muertes, 13 millones de afectados y pérdidas económicas por 250 mil millones de pesos…”
Los problemas son realmente graves “el origen de los problemas del agua en México está en el manejo del recurso, al priorizar su valor económico sobre su valor vital. Se da preferencia a las mega obras sobre la planeación sustentable de las cuencas” destaca Sinai Guevara de Greenpeace México. La realidad que nos aqueja se observa también en todos los problemas sociales derivados de la sobreexplotación de recursos naturales sea agua, bosques o minerales, dejando a poblaciones enteras afectadas y con la única alternativa de luchar por sus derechos.
Para Mireya Imaz coordinadora del Programa Universitario de Medio Ambiente, U.N.A.M. “hay muchas expectativas de las acciones que tomará el gobierno de Peña Nieto, sobre todo porque los últimos dos sexenios panistas fueron “bastante erráticos” en políticas ambientales.”
En México existen iniciativas para cambiar la situación actual en cuestión medio ambiental, tanto a nivel académico como empresarial; son estas instituciones nacionales quienes, en gran parte de los casos, así como la misma sociedad, deben y de hecho responden a las ineficiencias e ineficacia de los gobiernos. Nuestra empresa Biofabrica Siglo XXI, se pone dentro de este esquema que apunta hacía un manejo sustentable del campo y de los recursos naturales, procurando por no contaminar el medio ambiente y aportar un insumo económico a los productores y campesinos del país.

Para consultar el artículo de La Jornada: https://www.jornada.unam.mx/2013/06/23/opinion/015n1pol

Los Sistemas agroalimentarios localizados involucran a varios actores dentro de territorios específicos; el medio ambiente, los productos agrícolas, los productores, empresas agroalimentaras, empresas comerciales y las relaciones que se tejen entre ellos viene a conformar la complejidad del sistema. Su estudio, análisis e interpretación son claves que ayudan no solo a entenderlos y a explicarlos, sino que sirven para su desarrollo dentro de un mundo en el que cada vez más se necesita de la seguridad alimentaria y un desarrollo rural integral.
En este libro se nos plantea la necesidad de implementar políticas públicas para un desarrollo social a través de los Sistemas Agroalimentarios Localizados, abordando la importancia de los actores agrarios y la necesidad de una constante mejora en los ámbitos institucionales para el correcto funcionamiento de los sistemas; por otra parte se hace hincapié en las problemáticas de su gobernanza y construcción así como los problemas específicos que enfrentan los actores de los SIAL como es el caso de la obtención de las certificaciones de denominación de origen y marcas colectivas, a través de estudios de caso tanto en México como en el extranjero.
Esta es una nueva propuesta para integrar los mercados locales y proporcionar así nuevas fuentes de empleo rural, diversificando las fuentes de ingreso de las personas y fortaleciendo a la vez las redes sociales territoriales, todo en un marco de inclusión social apuntando hacia nuevos modelos de desarrollo.
El libro es una compilación de trabajos realizados por investigadores del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades y la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la U.N.A.M.
La presentación de este libro se realizará el día 24 abril de 2013 en la Casa de las Humanidades de la U.N.A.M. ubicada en Presidente Carranza no. 162, col. Municipio Villa Coyoacán, C.P. 04000, Delegación Coyoacán en el Distrito Federal, México, a las 18:00 hrs. La entrada es libre.

Por medio de la preparación de fertilizantes biológicos, integrantes de la Unidad de Bioprocesos (UBP) del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM, desarrollan métodos altamente productivos y benéficos para los mexicanos, en especial para el sector agrícola.
El proyecto, que hace en colaboración con la empresa Biofábrica Siglo XXI, y con apoyo del Conacyt, consiste en una formulación de medios de cultivo que permiten el mejoramiento del producto de fermentación (incremento de las poblaciones bacterianas) de Azospirillim brasilense, Rhizobium etli y Sinorhizobium meliloti.
Asimismo, mantiene sus características funcionales, fisiológicas y metabólicas, para establecer una simbiosis eficiente con la planta y el crecimiento vegetal, lo que permitirá mayor producción y la optimización del suelo a menor costo.
Mauricio A. Trujillo Roldán, director de la Unidad, explicó que esa instancia universitaria proporciona servicios y apoyo para el desarrollo, innovación y optimización de procesos biotecnológicos con el uso de biorreactores. “La UBP tiene vasta experiencia en proyectos de estudio que involucran el desarrollo y la optimización de procesos de fermentación, separación y purificación de productos biotecnológicos”.

 
 
 
 
En ese espacio se realiza investigación básica y aplicada para acercar a la industria. “Somos un eslabón en la relación universidad-sector productivo, porque hacemos los experimentos en tamaño piloto, para demostrar la factibilidad de los procesos y su posible comercialización”, dijo.
También, llevan a cabo pruebas de artículos que ya se encuentran en el mercado, pero que requieren ser estudiados. Para ello, cuentan con una serie de biorreactores en los que desarrollan, por ejemplo, un biofertilizante a base de microoganismos, en especial bacterias y hongos que viven asociados o en simbiosis con las plantas, que contribuyen de forma natural a la nutrición y crecimiento de estas últimas.
En la UBP los universitarios desarrollan fertilizantes biológicos en escalas desde 10 hasta mil litros, “las pruebas a mil litros son envasadas, y por medio de la empresa, se llevan al campesino para que las aplique en siembras de maíz, caña, cacahuate, sorgo y fríjol, entre otros”.
La empresa Biofábrica Siglo XXI proporciona las bacterias específicas para estos plantíos, licenciadas para su comercialización a nivel nacional por la UNAM, y ellos las producen en volúmenes de hasta mil litros. Los cultivos bacterianos ya formulados y envasados tienen hasta dos años de vida útil a temperatura ambiente, pues mantienen a las bacterias vivas durante ese lapso, “lo que no había sido posible y, al parecer, ningún mercado del mundo lo ha logrado”.
Además, en colaboración con esa firma, han realizado pruebas experimentales en caña de azúcar, cuyos rendimientos se han duplicado. Con ello se estaría en posibilidad de aumentar el promedio nacional de producción de este insumo, que es del orden de 70 toneladas por hectárea.
Se trata de rendimientos considerables. En términos generales, se puede decir que los biofertilizantes tienen un costo para el productor de sólo 10 por ciento del gasto de la fertilización química. Al aplicar 250 mililitros del fertilizante biológico combinado con productos químicos por hectárea, se invierte en promedio de 300 a 400 pesos, mientras que el uso de químicos en una hectárea vale entre seis mil y 10 mil pesos.
Fuente: La Jornada en línea. 26/08/2012
https://www.jornada.unam.mx/ultimas/2012/08/26/111241533-producen-en-la-unam-fertilizantes-biologicos-en-beneficio-del-sector-agricola

El pasado 9 y 10 de Agosto, se realizó en Querétaro el Seminario Internacional de Fertilización Integral organizado por parte de las Fundaciones Produce, A.C. (COFUPRO) y bajo el auspicio de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA). El evento contó además, con la participación de entidades como la Universidad Nacional Autónoma de México, México (UNAM), el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), entre otras.
Sebastián Lara Pastor, vicepresidente pecuario y de acuacultura de la Coordinadora Nacional de las Fundaciones Produce destacó que 37% de los costos de producción está destinado a la compra de fertilizantes,  y que a través de la adopción de biofertilizantes y fertilizantes orgánicos se pueden reducir los gastos hasta en 12 por ciento.

 
Por su parte,  Guillermo del Bosque Macías, Director de Fibras Naturales y Biocombustible de la SAGARPA puntualizó que los biofertilizantes son una parte estratégicapara enfrentar los retos de este siglo; señaló que el uso de biotecnología aplicada al campo, reduce los costos de producción y es por ello que los biofertilizantes son un punto estratégico de la federación el cual que va de la mano con el desarrollo social y económico del país en donde la principal preocupación es revertir el daño ecológico y haciendo un uso óptimo de los recursos naturales que aún nos quedan.
El primer día se dedicó a exponer la experiencia de México en materia de los biofertilizantes. En este rubro, el Dr. Humberto Peralta, investigador del Centro de Ciencias Genómicas de la UNAM, habló sobre la experiencia científica mexicana en cuanto a los biofertilizantes. En esta ponencia destacó la relación del CCG con Biofábrica Siglo XXI en cuanto a investigación, desarrollo y comercialización.
Otro tema de preocupación, sin embargo, es la rápida aparición de productos que no cuentan con los estándares mínimos de calidad y que pueden dañar los cultivos y generar pérdidas económicas. Por ello es importante incorporar la biotecnología al sistema de producción, tomando en cuenta la calidad de los productos y el prestigio de la empresa.
Biofabrica Siglo XXI, comprometida con el desarrollo del campo, cuenta con todos los registros de sanidad necesarios, emitidos por la SAGARPA, además de que investiga continuamente procesos innovadores para mejorar la situación agrícola del campo.
https://www.cofupro.org.mx/cofupro/cofupro_web.php?documentweb=1&idseccion=395
 
 

Los debates alrededor de los combustibles envuelven varias aristas: sociedad, ambiente, rentabilidad, sustentabilidad, seguridad alimentaria entre otros importantes aspectos a considerar.

Uno de estos aspectos gira en torno a las políticas  públicas a implementar, ya que existe el temor de que la producción de biocombustibles afecte la de alimentos. Este debate solamente será superado en la medida en la que la ciencia avance y las innovaciones tecno-científicas se enfoquen en la búsqueda del equilibrio en la relación producción- sociedad-ambiente.

En este ejercicio de reflexión y de búsqueda de las alternativas que coadyuven a este equilibrio, compartimos con ustedes los resultados de un interesante trabajo de investigación, el cual se titula Sistemas Agroforestales con Acacias para la Producción de Leña y Frijol: Análisis alométrico y Energético. Este proyecto se hizo acreedor, por su importancia en el campo de la bioenergía, al segundo lugar del Premio PUMA de la UNAM (Programa Universitario de Medio Ambiente).

En este trabajo participaron: Ricardo Vázquez Perales y Jorge Islas Samperio ambos del Centro de Investigación en Energía, Ivonne Toledo García y Esperanza Martínez Romero del Centro de Ciencias Genómicas, Javier Aguillón Martínez del Instituto de Ingeniería y Raúl García Barrios, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias, todos ellos centros de investigación de la UNAM. EL objetivo principal del trabajo fue “evaluar comparativamente la productividad de biomasa leñosa, contenido energético y de carbono (C), así como la cosecha de frijol en los tratamientos experimentales”.

Esto con el propósito de “reconvertir y recuperar suelos de vocación forestal perturbados por el cambio del uso del suelo a ganadería y agricultura, favoreciendo que los campesinos satisfagan la demanda de leña de uso doméstico familiar con la oportunidad de generar ingresos adicionales por la venta de excedentes”.

Esto es de suma importancia ya que uno de los resultados que arrojó el proyecto fue que las leguminosas como el frijol, ayudan a la recuperación de suelos desgastados y de baja fertilidad. El proyecto atribuye esta función rehabilitadora a la capacidad de las leguminosas para asociarse naturalmente con rizobios (bacterias fijadoras de nitrógeno). El rizobio que se utilizó en esta investigación fue específicamente el Rhizofer, nombre comercial del Rizobum Etli desarrollado por la UNAM y que actualmente se comercializa y produce a través de Biofabrica Siglo XXI.

Aunado a lo anterior, se compararon los resultados de productividad de frijol utilizando fertilización tanto biológica como química. El resultado de este experimento fue que “En el cultivo del frijol, la fertilización biológica promovió rendimientos significativamente mayores que la fertilización química”.  La fertilización biológica estuvo por arriba de los 800 Kg. ha

En resumen, son varios los factores a considerar para mejorar la producción de biomasa y los rendimientos en frijol: si es monocultivo o policultivo, la especie leñosa, si esta especie leñosa es interplantada o no con frijol y finalmente si éste último es fertilizado química o biológicamente, en este último aspecto como se pudo observar en la gráfica anterior, la biofertilización coadyuva a la obtención de rendimientos mayores de manera significativa.

Aprovechar al máximo los espacios que tiene la agricultura y mejorar los suelos a través de las leguminosas, es una necesidad, la cual puede ser atacada a través de la fertilización biológica lo cual impacta de manera positiva en los aspectos productivos y ecológicos.

Esto demuestra que la biofertilización es más efectiva en la producción de leguminosas y que por lo tanto la agricultura de autoconsumo se puede ver beneficiada de manera importante aumentando los rendimientos con lo cual se aprovecha el espacio resolviendo así la tensión entre producción de alimentos y la de biocombustibles.

Las alternativas existen y están disponibles, la inciativa de proeyctos como éste y la búsqueda de soluciones que contribuyan a mejorar la caldiad de vida no sólo del ser humano sino de la naturaleza, nos hace pensar que la ciencia puede ser humana y estar estrechamente relacionada con las necesidades reales de nuestra sociedad.

Agradecemos al Dr. Humberto Peralta que nos haya compartido esta valiosa información  y esperamos con entusiasmo ver los resultados finales publicados.

En horabuena por los esfuerzos que los universitarios realizan en la búsqueda de propuestas que apunten a soluciones específicas para necesidades reales de la sociedad mexicana.

Artículo completo:

https://dl.dropbox.com/u/63805385/Plantaciones%20energeticas_Vazquez%20et%20al.doc


* El artículo con los resultados de la investigación está próximo a publicarse. Los datos que aquí se presentan, así como los extractos que se citan, corresponden a la presentación de los resultados en el  VI Congreso de Bioenergía que se llevó a cabo en octubre de 2011 en Valladolid, España.

Biofabrica Siglo XXI y la UNAM a la vanguardia en la búsqueda de alternativas sustentables para la agricultura


El panorama actual para la agricultura a nivel mundial en el marco de crisis económicas y medioambientales no es nada alentador. Esto se debe a diversos factores como la erosión de las tierras cultivables, el cambio climático, la contaminación de acuíferos, entre otros así como el uso indiscriminado de agroquímicos. Respecto a estos últimos, particularmente la agricultura mexicana actualmente enfrenta problemas de tipo económico-social y ambiental.

Agroquímicos: panorama actual

Los fertilizantes e insecticidas químicos son insumos agrícolas cuyo propósito es el aumento en los rendimientos de los cultivos a corto plazo teniendo a su vez efectos sumamente peligrosos para el medio ambiente y para la salud a largo plazo, como ya desde hace 10 años lo había detallado la ONU en su reporte “Perspectivas del Medio Ambiente Mundial 2000”[1], por otra parte, los precios de estos insumos se han disparado debido al aumento en los precios del petróleo[2] lo cual representa una fuerte carga para los agricultores. En suma, los agroquímicos ya no responden a las necesidades actuales económicas y medioambientales, lo cual ha propiciado alianzas estratégicas entre los sectores involucrados en Investigación y Desarrollo (I+D) tanto privados como públicos, ejemplo de ello en nuestro país son Biofabrica Siglo XXI y la Universidad Nacional Autónoma de México.

La UNAM y Biofabrica: Historia de una alianza sustentable en I+D

En 1980 en la UNAM se creó el Centro de Investigación sobre Fijación del Nitrógeno[3], dedicado a impulsar la investigación sobre biofertilizantes microbianos[4] como alternativa en la producción agrícola del país debido a su bajo costo[5], a sus propiedades regeneradoras del suelo, a que permiten el ahorro de agua, mejoran la nutrición de la planta y de manera relevante aumentan la productividad disminuyendo la fertilización química. La primera aplicación a gran escala de estos biofertilizantes en el campo mexicano se dio en el marco del programa Alianza para el Campo-SAGARPA en 1999. Los microorganismos utilizados fueron Azospirillum brasilense, Glomus intraradices y Rhizobium etli[6]. En total se biofertilizaron 1,882 263 has. en casi todo el país mostrando excelentes resultados, sin embargo, con el cambio de gobierno en el año 2000, el programa se desactivo. Pese a lo anterior, los involucrados en el proyecto estaban convencidos de los beneficios a largo plazo de este tipo de fertilización y siguieron colaborando a través de la empresa mexicana Biofarbica Siglo XXI.

Desde el 2003, Biofábrica Siglo XXI, en su calidad de empresa científica y tecnológica ha trabajado de manera conjunta con la UNAM en la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías sustentables para la producción agrícola del país, en la formación de cuadros de profesionales y en la búsqueda de soluciones sostenibles, obteniendo resultados contundentes como el aumento de hasta un 46% en el cultivo de frijol por ejemplo, con un ahorro promedio de hasta $1600.00 en el costo de fertilización[7].


[1] Panorama General PMAM-2000, Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, 1999. https://www.unep.org/Geo2000/ov-es.pdf
[2] FAO
[3] Hoy Centro de Ciencias Genómicas
[4] Los biofertilizantes microbianos  son fertilizantes biológicos a base de microorganismos benéficos para la planta y el suelo.
[5] De acuerdo a los precios de Biofabrica, los biofertilizantes cuestan el 10% de lo que cuestan los agroquímicos
[6] Organismos microbianos basados en bacterias y hongos benéficos.
[7] Datos proporcionados por Biofabrica Siglo XXI y disponibles en www.biofabrica.commx o a través de contacto@biofabrica.com.mx

Albertina González Márquez*

¿Se ha preguntado qué se hace por los problemas ambientales como el cambio climático, aguas contaminadas o degradación de suelos? Varios de estos problemas se originan por afectaciones provocadas en el suelo, en la forma de hacer agricultura, e incluso en las consecuencias negativas que acarrea el uso descontrolado de los fertilizantes químicos.

El campo necesita utilizarse de forma responsable y sustentable a través de tecnologías que favorezcan la productividad y la calidad de los cultivos, utilizando de forma óptima los insumos requeridos, reduciendo costos. Todos estos aspectos pueden ser impactados a través del uso de los biofertilizantes.

Todas las definiciones de biofertilizante coinciden con los siguientes elementos: es una sustancia que contiene microorganismos vivos, los cuales, cuando se aplican a semillas, superficies de plantas o suelos, colonizan la rizosfera o el interior de la planta, y promueven el crecimiento al incrementar el suministro o la disponibilidad de nutrientes primarios a la planta huésped.

La acción de introducir hongos y/o bacterias a la semilla, al suelo o a los sistemas de riego en cultivos de leguminosas, gramíneas, hortalizas y frutales, principalmente, se le conoce como inoculación. Generalmente los beneficios se traducen en mayor desarrollo de la raíz y rendimiento en el grano. Los resultados a través del tiempo son suelos más ricos en contenidos de materia orgánica y nutrientes (nitrógeno, fósforo, potasio, azufre, calcio, entre otros).

El éxito en el proceso de inoculación depende de factores como la cantidad de luz, la temperatura, el tipo de suelo, las regiones climáticas, la mezcla con otros biofertilizantes y agroquímicos, la caducidad de los productos, entre otros. Estos aspectos requieren de un proceso de capacitación y acompañamiento por lo que varias dependencias gubernamentales y empresas particulares dedicadas a la producción de biofertilizantes ayudan a entender cómo usar la tecnología para lograr los mejores beneficios.

Los biofertilizantes se clasifican en dos grupos: de acción directa e indirecta. Los primeros agrupan microorganismos que habitan en algún componente de los tejidos vegetales, y por ello la acción benéfica se realiza en la planta y no en su medio circundante, es el caso de la Fijación Biológica de Nitrógeno (FBN) y las micorrizas. En tanto, en la acción indirecta la biofertilización es aprovechada primero por el suelo y lo transmite hacia los cultivos, pertenecen a este grupo los mecanismos de acción que trabajan en la solubilización de nutrientes como el fósforo.

En la agricultura, el nitrógeno es el principal nutriente para el crecimiento de las plantas. A pesar de que 78 por ciento del aire sea nitrógeno gaseoso, no puede ser aprovechado por las plantas, por lo que se requiere de un proceso para que sea transformado en una presentación de fácil asimilación para la raíz de la planta como son: nitritos, nitratos y amonio. La enzima nitrogenasa se encarga de transformar (fijar) el nitrógeno gaseoso en amonio, este proceso es conocido como FBN.

Al respecto, la bacteria Azospirillum tiene capacidad para fijar nitrógeno gaseoso a las raíces, que conlleva a mayor superficie de absorción de nutrientes y por consecuencia mejor crecimiento de las plantas. Se han realizado diversos experimentos para evaluar sus efectos en distintos cultivos, suelos y condiciones climáticas, y los resultados son alentadores, con éxitos de 60 a 70 por ciento de los casos y con rendimientos en los cultivos de cinco a 30 puntos porcentuales mayores.

Por su parte, las micorrizas son una estructura formada por la raíz de la planta y el micelio de un hongo que da lugar a una relación simbiótica, formando un sistema de absorción que permite proporcionar agua y nutrientes a la planta; además de desempeñar tres roles: biofertilizante, agente de control biológico y bioindicador del estado de la salud del suelo. Basado en estos elementos, un estudio del INIFAP ha reportado rendimientos de cultivos micorrizados que van desde 11.5 por ciento de mejora para el maíz, hasta 22.1 por ciento en el frijol.

Las ventajas de su uso son:

  • Pueden usarse en combinación con productos químicos para lograr un uso más racional de los materiales sintéticos, con lo que es posible mejorar significativamente el aprovechamiento por la planta, al tiempo que disminuyen los niveles de desperdicio y contaminación, incluso se reportan, en algunos casos, mejores rendimientos trabajando juntos.
  • Intervienen diferentes microorganismos que en conjunto pueden lograr la fertilidad, estabilidad y funcionamiento de los suelos.
  • En la actualidad existen diversos productos comerciales que son fáciles de conseguir.

*Ing. Biomédica y M.C. por la Universidad Autónoma Metropolitana. Gerente de Servicios Tecnológicos a Pymes en la Coordinación de Innovación y Desarrollo de la UNAM.

Artículo publicado por el Suplemento Investigación y Desarrollo, 31 de agosto de 2010.

En las últimas décadas, la so­ciedad mexicana ha experi­mentado una transformación social y económica sin precedentes en su historia, situación que ha influido en el ámbito de su productividad y consumo alimentario. Como conse­cuencia estos cambios se reflejan en el abandono de tierras fértiles, resultado de la migración de campesinos; la pérdida de capacidad productiva, la degradación de los recursos naturales y la debilidad de la cohesión social rural.

A principios de la segunda década del siglo XXI, la principal consecuen­cia de estos fenomenos fue la men­guada competencia del sector agrícola para responder a la demanda alimen­ticia de la nación.

Con el objetivo de generar un espacio para analizar y discutir la situación del agro en el contexto na­cional e internacional, así como para construir propuestas que impulsen su desarrollo, la Coordinación de Humanidades de la Universidad Na­cional Autónoma de México (UNAM), instituyó el «Seminario permanente Agro Mexicano en el siglo XXI».

Coordinado por Gerardo Torres Salcido, investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH), y por Marcel Morales Ibarra, director de BIOFABRlCA SIGLO XXI, S. A. de C. V., el seminario desa­rrollará en su primera fase los temas: «EI agro en el siglo XXI»; «Situacion actual y perspectivas»; «Te­nencia de la tierra y nuevos sujetos pro­ductivos»; «Rezagos sociales», y «Políticas públicas y desarrollo».

Al inaugurar los trabajos del semina­rio, Estela Morales Campos, coordinado­ra de Humanidades, senaló la importancia que tiene para la maxima casa de estudios disefiar y realizar actividades académicas que aborden con profundidad la condi­ción actual del campo.

Agregó que «este tipo de reuniones es el mejor conducto para hacer llegar la voz de los especialistas y de los prin­cipales involucrados en la problemáti­ca a aquellos que toman decisiones».

En relación con lo anterior, Mora­les Campos ponderó la convocatoria plural de las sesiones: «es importante ver la situación del campo desde diferentes perspectivas, como la aca­démica, la de pequenos y grandes productores, la de empresas, la de asociaciones campesinas», y acentuó la relevancia de la participación de re­presentantes del Congreso: «la presen­cia de legisladores es muy importante, porque ellos tienen la facultad de normar las acciones a favor del agro mexicano » .

Al tomar la palabra, el también secretario de Vinculación e Investi­gación de la Coordinacion de Hu­manidades, Gerardo Torres Salcido, dijo que el sector agrario requiere de una acuciosa revisión en los aspectos que determinan su estructura, por lo que el seminario se erige como un ejercicio de vinculación desde la UNAM entre académicos, empresarios, productores y tomadores de deci­siones, con la perspectiva de generar propuestas para potenciar la capaci­dad de desarrollo de los productores del campo.

EI «Seminario permanente Agro Mexicano en el siglo XXI» tendrá como sede la Coordinación de Humanidades y sesionará en su primera fase una vez por mes, de enero a octubre de 2011. Participarán especialistas e investi gadores de la UNAM, de la Comision Económica para América Latina (CEPAL), de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentacion (FAO), del Instituto Interamericano de Cooperacion para la Agricultura (IlCA), del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), y de las cámaras de Diputados y de Senadores, entre otras dependencias académicas, empresariales y gubernamentales.

Para Marcel Morales Ibarra, agronómo de la Universidad de Chapingo y doctor en Sociología por la UNAM, así como director general de BIOFABRICA SIGLO XXI, el «Seminario permanente Agro Mexicano en el siglo XXI » es el producto de una serie de actividades académicas realizadas en el CEIICH y otras entidades de la UNAM, y expresó que «debido a estos trabajos nos hemos percatado que existe una reticencia para abordar la problemática de la producción del agro en México».

«A pesar de que se ha relegado el terna del campo, su discusión es de vital importancia para cualquier nación, pues existen indicadores de que en el futuro inmediato el abasto alimentario entrará en una crisis de complejidad mayúscula».

«La situación alimentaria de México –continuó Morales Ibarra- es alarmante. En la década de los setentas el campo mexicano producía para cubrir las necesidades alimentarias del país y para exportar un porcentaje considerable de esa producción. Desde hace cuatro décadas se perdió gradualmente no solo la  capacidad de exportación de nuestras cosechas, sino también la capacidad de respuesta productiva a las demandas de la nación».

Según Morales Ibarra, México importa hoy el 30% de su consumo agrícola, situación que organismos internacionales como la FAO e IlCA consideran dramática, sobre todo porque esa dependencia tiende a crecer de manera acelerada.

Otra arista de este problema es la pobreza. En el territorio nacional el 50% de la población considerada en estado marginal se encuentra en el campo. La paradoja es evidente: la gente que no tiene posibilidad de adquirir los alimentos es la que los produce o debería producirlos; esto en un contexto en el que los alimentos se encarecen cada día, pues de acuerdo con cifras proporcionadas por el sociólogo, en 2010 el precio de los alimentos básicos como el maíz, el trigo y la soya, se incrementó a nivel internacional a razón del 60% el primero, y 50% los dos restantes.

A juicio de Marcel Morales, uno de los primeros pasos es detectar donde se tiene que actuar estrategicamente y emplear de inmediato acciones específicas que insentiven la productividad del agro.

Y argumentó: «En los últimos 10 años los recursos públicos destinados al campo se incrementaron en una tasa del 14% anual en términos reales. Esto implica un crecimiento importante; sin embargo, esa inversión solo ha logrado un incremento en la producción de 2%. En buena medida, lo anterior indica que el problema en el campo más que de recursos es la ausencia de un proyecto».

Biofábrica Siglo XXI es una empresa mexicana que articula el trabajo de investigación en la produccion agropecuaria. BIOFABRICA SIGLO XXI estableció un convenio con el Centro de Ciencias Genómicas (CCG) de la UNAM, para la fabricación, difusión, investigación y comercialización de biofertilizantes, como una alternativa económica, productiva y ecológica en la industria agrícola. (LA REDACCIÓN).

Entrevista publicada por Coordinación de Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Febrero de 2011/Año VII, Número 56